Opiniones

El arte de destruir

El arte de destruir



Por José Reyes Martínez



Ahora le ha tocado a la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, decir que el presidente Hugo Chávez está destruyendo a Venezuela.



Lo cierto es que la jefa de la diplomacia estadounidense, con sus planteamientos sobre lo que acontece en Venezuela, comete un “error de composición“.

Pues, allí acontece una situación político-económica de la cual se derivan dos realidades, que no pueden ser explicadas con afirmaciones genéricas, como la expresada por la ex rectora de la Universidad de Stanfort.

Es cierto. El nuevo liderazgo de Venezuela busca “destruir” un modelo ineficaz, como el neoliberal, que ha multiplicado la pobreza, el sufrimiento, la desesperanza de los habitantes de América Latina y el Caribe.

Si a ese aspecto específico quisiera referirse Rice, entonces sí tocaría lógicamente una parte de la situación que ahora acontece en la Republica Bolivariana de Venezuela.

La otra parte es que el proceso de cambio que ahora vive esa nación, es que está “construyendo” un modelo progresista que privilegia la cooperación, la solidaridad y el bienestar de la población venezolana.

Es decir, allí se está impulsando la capacidad política e institucional del Estado, con el apoyo de la población, para devolverle a las personas la dignidad y el bienestar legítimamente añorado.

Más claro, la seguridad alimentaría, el derecho a la salud preventiva-especializada y la educación que promueve calidad e innovación, ya no son un privilegio de minorías, sino un derecho de toda la población.

Naturalmente, la diplomática norteamericana que nació en una familia negra bien acomodada, no ha vivido en carne propia lo que es el hambre, el sufrimiento y el dolor que padecen las familias pobres de las regiones del mundo.

Además, los ganadores de la Guerra Fría, lucen no querer sustentar el Poder en las buenas relaciones multilaterales y en las decisiones racionalizadas. Por el contrario, el Poder lo sustentan con la acción preventiva, la ideología y el dominio de los mercados.



La realidad es que el modelo democrático que ahora se edifica en la patria de Bolívar tiene primacía la sociedad y el Estado, y el mercado, que por sí solo nunca ha generado bienestar ni desarrollo para los pueblos, es lo segundo.

Porque tal y como lo explica Joseph Stiglitz, premio nobel de Economía en 2001, el proceso de globalización orientado por las organizaciones internacionales ha causado un sufrimiento excesivo a los países en desarrollo.

En ese contexto, creer que el presidente Hugo Chávez está destruyendo a su país en lo político y económico, como piensa la especialista en estudios rusos, es una idea que carece de perspectiva y consistencia lógica.

Y es que la percepción de Rice, no armoniza con la realidad que vive Venezuela. Claro, siempre que los objetivos de la política y la economía no sean observados por los líderes de Washington como una ideología que promueve intereses particulares.

Por todo esto, es oportuno además, hacer tres preguntas a los líderes de la nación norteamericana respecto al arte con que el presidente de Venezuela está “destruyendo” esa nación y “agrediendo” la democracia Bolivariana.



¿Es una agresión a la democracia el que los dirigentes venezolanos decidan trillar su propio proyecto de desarrollo nacional, sin la intervención de organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial?.



¿El presidente Chávez destruye a Venezuela enfrentando la corrupción que daña el potencial de desarrollo de esa nación, el individualismo y la exclusión de las fuentes de riquezas de importantes segmentos de la sociedad?

¿Se destruye a una nación cuando se coloca a la población y las riquezas nacionales en el primer plano de las políticas estatales?



y justamente como lo ha expresado la propia Rice, “que la administración estadounidense ha tenido tradicionalmente una buena relación con Venezuela y espera poder mantenerla”, sobre la base del respeto, el diálogo civilizado y el entendimiento bilateral, agrego.

Pues son estos, a menos que no exista un claro objetivo de dominación de una nación sobre otra, los más sensatos instrumentos para la convivencia de pueblos y naciones.



El autor es periodista



jr_reyes_16@hotmail.com

2007-02-19 13:46:52