Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de



Mario Rivadulla

Quizàs el nuestro no sea un paìs increíble.  Pero sin dudas, en èl ocurren cosas difíciles de creer.  Y posiblemente tambièn el hoyo que segùn el magistrado Rafael Luciano Pichardo, Vicepresidente de la Suprema Corte de Justicia, presenta el actual Código Procesal Penal no sea tan grande como para que por èl se vayan al sumidero muchos expedientes judiciales que involucran a elementos que debieran estar condenados y bien presos, pero sin embargo disfrutan de libertad para seguir cometiendo todo gènero de fechorías.

Pero de cierto no todo se puede ni debe atribuir a ese agujero negro.  El pobre Código no tiene por què cargar todas las culpas de situaciones que desafìan el màs elemental sentido de racionalidad.  Veamos si no,  estos dos ejemplos que son verdaderas perlas.

Durante la pasada gestión de gobierno, un Procurador General de la Repùblica revelò que un empleado de prisiones habìa recibido 8 mil dólares de manos de una señora residente en el extranjero, a la cual habìa prometido a cambio de esa suma, incluir a su hermana presa en el paìs por vaya usted a saber cuàl delito, en un proyecto de decreto masivo de indultos que pondría en la calle a màs de mil reclusos y que, a ùltima hora, el ex Presidente Mejìa tuvo el buen sentido de no firmar.

Pero frente a este delito flagrante, cometido en el mismo instante en que el involucrado aceptò el soborno, el representante del Ministerio Pùblico declarò sin la menor conturbaciòn de ànimo que habìa dado un plazo de tres dìas al responsable para que devolviese el dinero,  o de lo contrario lo someterìa a los tribunales. 

Un hecho insólito que, tal como comentamos entonces, establecía el màs increíble de los precedentes, casi una jurisprudencia en materia fiscal. O sea, que bastaba con devolver dinero apropiado indebidamente ya fuese por extorsión, soborno, fraude, robo o cualquier otra circunstancia para que el culpable lavase su delito, se librase de ser sometido y quedase con su expediente tan limpio como un coco abierto de por mitad.

Pero siempre hay un nuevo motivo de asombro.  Ahora mismo se acaba de revelar otro hecho todavìa màs insólito a la par que penoso,  porque le ha costado la vida a un ser humano, precisamente un miembro de la autoridad.

Hace apenas pocos dìas, un teniente policial fue asaltado y asesinado en Villa Mella. Los dos presuntos autores fueron detenidos.  Y sucede que un albañil, de nombre Santos Gálvez, identifica a los dos apresados como los mismos sujetos que en tiempo reciente lo atracaron y despojaron de 11 mil 500 pesos.

Relata Gálvez que despuès de interponer la querella correspondiente, ambos elementos fueron detenidos y llevados a un destacamento policial donde, òigase bien, un ayudante fiscal los puso en libertad a cambio de que devolviesen la suma robada.  Como solo tenìan en ese momento seis mil pesos que le reembolsaron a Gálvez,  se les fiò el resto, esto es los otros cinco mil 500 pesos, para pagarlos con posterioridad.

O sea, que todo se manejò como si fuese una especie de simple demanda en cobro de una deuda. 



Posiblemente a los asaltantes no les hicieron firmar un pagarè porque al ocurrente y creativo ayudante fiscal no se le ocurriò, lo que hubiese sido una digna culminación a su original iniciativa de còmo resolver un caso criminal como si se tratase de un caso civil.

El manejo de este hecho si es como denuncia Gálvez , resulta a todas luces insólito.  Tanto que uno se resiste a creerlo.   Pero lo cierto es que no ha sido desmentido hasta ahora, por lo que se hace necesario que el Procurador General disponga una inmediata verificación de esta denuncia que no es anónima sino que calza el nombre y apellido de la vìctima, y de ser tal como lo  relata,  proceder de inmediato a aplicar las màs enérgicas sanciones disciplinarias.

Estos son apenas dos claros ejemplos, entre muchos màs que pudieran esgrimirse, de que pese a los incuestionables avances logrados en los últimos años, todavìa en nuestra Administración de Justicia quedan muchos hoyos por tapar aparte del que pueda presentar el Código Procesal. Y de igual modo, que tal como señalamos al principio, si no somos un paìs increíble sì ocurren aquì cosas que en cambio lo son, y sobre todo que cuesta enorme trabajo digerir.

2007-02-23 15:32:35