EL TIRO RAPIDO
de
Mario Rivadulla
La aguda pluma de la colega Violeta Yanguela, columnista de El Nacional de Ahora y quien tambièn figura como comentarista de televisión, recoge en un reciente artìculo detalles interesantes de un reciente libro publicado por Moisés Naim, director de la Revista Foreing Policy, Política Extranjera. En esta obra, Naim advierte que el tràfico de dinero, personas, drogas, armas, arte, mercancìas falsificadas, medicinas, òrganos, productos de entretenimiento y todo lo pueda ser comercializado de manera ilícita forma parte del mercado global, con una complejidad mayor desde la abolición del comercio de los esclavos.
El conocido editor agrega una verdad de a puño. Y es que ninguna de estas actividades criminales puede llevarse a cabo sin la complicidad de funcionarios públicos y de oficiales militares. Pero tambièn, oportuno agregar, de empresarios y banqueros deshonestos.
La alusiòn a esta interesante obra, la colega Yanguela la enlaza con un reciente artìculo del mayor general Rafael Radhamès Ramírez Ferreira, titulado Yo acuso, que viò la luz en su columna semanal en El Nacional de Ahora, donde el Presidente de la Direcciòn Nacional de Control de Drogas advierte que el problema del narcotráfico es, citamos “una lucha que produce mayores muertes y degradación del ser humano que cualquier guerra que se haya producido hasta el presente”.
El alto militar va mucho màs allà al reprochar la falta de toma de conciencia general que se deja notar respecto a la gravedad del problema del narcotráfico por parte de la que califica de “esta hipócrita sociedad que se quiere comportar como una veleta sin querer admitir que la direcciòn del viento la dictamina el narcotráfico”.
Por desgracia es asì. Hoy por hoy, el narcotráfico ha invadido gran parte del tejido social dominicano y el lavado de sus cuantiosos recursos incide de manera creciente en el curso de los acontecimientos en nuestro paìs. Es la cara oculta del problema
La visible es la que reflejan las noticias, dìa a dìa. Las continuas y cuantiosas ocupaciones de estupefacientes que llevan a cabo nuestras propias autoridades antidrogas pese a trabajar a mano pelada.
El desmantelamiento de los puntos de venta, que suman cientos, miles a todo lo largo y ancho del paìs.
Los apresamientos de los involucrados, gran parte de los cuales màs tarde, por argucias legales o el hoyo en el Código Procesal de que habla el Vicepresidente de la Suprema Corte de Justicia, obtienen su libertad.
Los ajustes de cuentas por deudas contraídas en el extranjero. Y los otros ajustes, por deudas de mucho menor monto, que tienen lugar entre las bandas barriales, disputándose los puntos màs atractivos para el negocio. Los esfuerzos que con minimos recursos despliega Casa Abierta para advertir a la juventud sobre los peligros y perjuicios de la adicciòn, y los que a su vez lleva a cabo, tambièn con gran precariedad, Hogar CREA para rehabilitar a los que ya han caìdo en sus garras.
Pero hay otro elemento màs que no debemos ignorar. Es el hecho probado y comprobado de que el aumento de la delincuencia està íntimamente asociado al incremento del narco y la drogadicción. Y no estamos hablando solo de los grandes crímenes, de èsos que abren surcos en la sensibilidad y estremecen el corazón de la gente. Tambièn el aumento de la pequeña delincuencia, del maleante de poca monta que muchas veces delinque con la sola finalidad de buscar recursos para alimentar la adicciòn que lo esclaviza, tiene relaciòn directa con el submundo de las drogas.
Es en gran parte lo que està ocurriendo aquì, sin pretender ignorar que la marginalidad, la pobreza, la falta de oportunidades, el afàn consumista, la corrupciòn y la impunidad, la ausencia de hogares integrados, de valores y principios constituyen el caldo de cultivo ideal para la temprana recluta de futuros malhechores.
Todo esto, lamentablemente, ocurre con la manifiesta complicidad de autoridades con y sin uniforme, con mayor o menor poder, desde la cúspide hasta los planos inferiores de la autoridad. Y lo que es peor, ante la indiferencia de una sociedad que reclama a voz en cuello el legìtimo derecho de protección, pero que paradójicamente, al mismo tiempo, se niega de manera empecinada a admitir la realidad de un cáncer que necesita ser extirpado con el concurso de todos antes de que haga metàstasis. Para lo cual, lamentablemente, no parece que falta mucho camino por andar.
(TELEDEBATE. Telefuturo,Canal 23, cubriendo el paìs vìa satélite y al exterior a travès del Internet).Transmisión del lunes 5 de Marzo, 2007)
2007-03-07 14:31:05