EL TIRO RAPIDO
de
Mario Rivadulla
La Policìa Nacional ha reportado mil 417 vìctimas fatales como consecuencia de los accidentes de trànsito durante el 2006. Esta cifra resultò ligeramente mayor que la registrada en el 2005.
En una estadìstica màs amplia, desde el año 2001 a noviembre del 2006, el cuerpo uniformado asentò el fallecimiento de un total de 8 mil 827 personas como consecuencia de ocurrencias viales. Es decir, un promedio de unas mil 500 muertes por año en nùmero redondos. Màs que la dolorosa y gloriosa Guerra de Abril. Toda una verdadera sangrìa. Y la principal causa de muertes violentas en nuestro paìs.
Con todo y tratarse de una cifra impresionante es muy posible que no refleje la realidad sino que quede muy por debajo de ella. Hace ya tiempo, el doctor Pedro Green, por entonces y por espacio de una veintena de años Jefe de Traumatología del hospital doctor Darìo Contreras, presentò una obra de su autorìa en que habìa recogido con detalles minuciosos, la cantidad de casos atendidos en ese centro asistencial por accidentes vehiculares y de personas que habìan perdido la vida por esa razòn. Lo hizo como una forma de llamar la atención y crear conciencia en la ciudadanìa y las autoridades sobre la gravedad del problema.
Los números del doctor Green discrepaban con mucho de los ofrecidos por la Policìa Nacional. Su estudio arrojaba una cantidad mucho mayor de vìctimas. Esto diò lugar a un enfrentamiento pùblico con el entonces Jefe de la institución uniformada que se resolvió en forma muy convincente a favor del galeno.
La razòn de la diferencia entre ambos datos estadísticos, como èste demostrò, es que el cuerpo de orden pùblico solo registraba la cantidad de muertes ocurridas en el momento de la colisión, mientras que los del doctor Green incluìan el de aquellos lesionados que eran llevados al hospital Darìo Contreras y fallecían posteriormente a causa de la gravedad de sus heridas.
Es muy probable, por no decir seguro, que ahora ocurra lo mismo. De ahì que no sea riesgoso afirmar que el nùmero de vìctimas fatales a consecuencia de los accidentes de trànsito supere con mucho los datos de que dispone y han sido dados a la luz pùblica por la Policìa Nacional. De ser asì, habrìa entonces que duplicar la cifra policial y tendríamos en tal caso que durante ese perìodo de cinco años , se habrìan perdido por esa causa unas 18 mil vidas.
De todos modos, aùn aceptando como buena y vàlida la informaciòn policial, se trata de una cifra impresionante, muy superior a cualquier otra causa de muerte violenta en el paìs, incluyendo los crímenes que provocan tanto impacto e inseguridad en la ciudadanìa.
Paradójicamente la gente que se queja del clima de inseguridad provocado por las acciones criminales, en gran parte vinculadas a las drogas y el narcotráfico, no parecen mayormente preocupadas en lo absoluto ante esta otra forma de muerte violenta, màs frecuente y numerosa, ocasionada por las ocurrencias viales. A ello habrìa que sumar la gran cantidad de conductores, pasajeros, peatones que reciben lesiones de diversa naturaleza y gravedad las cuales exigen un prolongado y costoso perìodo de hospitalizaciòn, no pocos de los cuales quedan con limitaciones permanentes para el resto de sus vidas.
En otro orden, menos dramático pero que no deja de ser importante, cuentan las cuantiosas sumas que reportan a las empresas de seguros la reparación de los vehículos siniestrados cuando no su reposición en caso de pèrdida total, asì como el pago de los gastos de hospitalizaciòn e indemnizaciones. No en balde, el ramo de automóvil es en el que esas empresas registran el màs elevado grado de siniestralidad lo que, a su vez, se traduce en mayores primas para los asegurados.
Datos adicionales interesantes. Se tiene entendido que un cuarenta porciento aproximadamente de los accidentes vehiculares son provocados por conductores en estado de ebriedad, o que han consumido elevadas cantidades de alcohol, en tanto los motores aparecen involucrados en un setenta por ciento de los casos.
Nada de esto sin embargo, parece quitarle el sueño a la gente. Seguimos manejando en forma imprudente, irresponsable, temeraria, tan a menudo criminal y suicida. Nos llevamos alegremente las luces rojas. Rebasamos por la derecha en vez de hacerlo por la banda contraria. Y en cambio doblamos por la izquierda en vez de hacerlo por la derecha que es lo correcto. Seguimos hablando por los celulares mientras conducimos. Y no falta quien estando al volante tiene al lado el vaso de bebida. Ni que decir que no cedemos el paso, ya que lo importante es ganarle la partida al resto aunque sea a costa de la màs elemental cortesía. Y andamos como bòlidos por las calles para tratar de recuperar el tiempo perdido, cuando nos quedamos dormidos, atropellando sin compasión todo lo que se nos pone por delante.
La penosa conclusión de todo esto es que nada hemos aprendido en todos estos años, ni de todos estos accidentes, ni de esta cantidad de vìctimas, ni de todas las campañas y exhortaciones a manejar con prudencia, a respetar las normas del trànsito y en no pocos casos, a no conducir pasados de tragos. Y el resultado lógico es que cada año, seguimos agregando una cantidad mayor de muertos y lesionados a la sangrienta cosecha de los accidentes vehiculares que por lo visto, a nadie o casi nadie le provoca insomnio.
2007-03-18 22:39:45