Destinatarios de las nuevas tecnologías
Por Hector Olivo
El avance tecnológico aplicado a la comunicación, ha originado una revolución en la forma de pensar, de vivir, y hasta de vincularse, del hombre con su par y entorno.
Es una situación de fácil comprobación. Nos ha tocado ver la evolución, progreso y obsolescencia de medios y artefactos.
El telégrafo, el Fax, el teletipo son medios que aparecen hoy en las reseñas históricas a las que referimos para entender los medios actuales.
Radio y aparatos receptores de televisión evolucionaron desde aquellos modelos de grandes válvulas a esquemas portátiles, de tamaño reducido, de gran fidelidad y definición.
La tendencia es a lo ultra moderno, a lo avanzado, a lo de gran velocidad, dejando atrás conceptos sociales y humanos importantes
Todo cuanto nuevo aparece, hace que nos comuniquemos «bien y mejor».
Es la verdad publicitaria y mercadologica. En el fondo, con ramificaciones en la superficie, se observa otras verdades.
La recepción del mensaje se hace pasiva.
Los medios cultivan el aislamiento, la soledad, la individualidad.
Tantas ofertas traen como consecuencia una exportación del conocimiento como mercancía, casi con un carácter monopólico.
El amplio menú no deja espacio al raciocinio. Prevalece más la apariencia que la sustancia. O dicho de un modo tradicional, más la forma que el fondo.
Pensamientos, sentimientos, ideologías, conductas vienen moldeados por los medios.
Los adelantos tecnológicos profundizan esa forma de dominio en razón de que es al individuo y no al grupo a lo que se dirigen los nuevos inventos.
Años atrás se escuchaba la radio en colectividad, los programas o series de televisión servían para congregar la familia en torno al aparato receptor.
El teléfono celular, la computadora, la especialización de las programaciones en radio y televisión, los audífonos de alta fidelidad, los llamados walkman, de ahora, son todos inventos dedicados al individuo.
Aumenta las facultades de una elección personal frente a la anterior necesidad de compartir actividades.
¿Qué hacer entonces? La respuesta a esa tendencia es reforzar la capacidad de examinar, analizar los mensajes.
Es avanzar en lo que podríamos llamar una cultura mediática que permita descifrar qué hay detrás de los mensajes. Escudriñar entre lo que se publica y lo que se esconde. (1 abril 2007)
2007-04-03 15:28:22
