Opiniones

POLITICA y JUSTICIA

POLITICA y JUSTICIA

 

Qué paso ahí…

 

ROBERTO LEBRON

 

Conozco bien a Bernardo Santana Páez, a quien considero un hombre correcto. Por eso, probablemente, es el jefe de la Policía Nacional, uno de los mejores que ha tenido esa institución en toda su historia. Le tengo mucho aprecio al amigo Bernardo, que dicho sea de paso es querido por la gran mayoría de periodistas, para no decir por todos.

Eso no implica, en cambio, que me vea en obligación de criticarle, ahora que acaba de cometer un error, a propósito de la muerte trágica y lamentable del buen amigo y colega Víctor Gulías. Confieso que no me sentí bien al escuchar de boca de Santana Páez que el deceso del comunicador fue por causas pasionales.

No era necesario que el jefe policial se expresara de ese modo, porque así le asestó otra puñalada profunda al cadáver de Gulías, un extraordinario ser humano al que todos le teníamos afecto. Y fue también igual de profunda la herida para sus deudos, de eso no hay dudas, inmediatamente escucharon la declaración del teniente general.

Tengo la impresión de que Santana Páez no pensó que su expresión haría reaccionar a la familia de Gulías, lo mismo que a sus amigos. Y digo esto porque el jefe de la Policía también goza del aprecio de mucho, en razón de que se trata de un hombre de bien, forjado entre los periodistas, a los que él conoce muy bien.

Todo periodista en ejercicio que haya pasado por el Palacio de la Policía, cumpliendo su función de reportero, conoce a Santana Páez. Todo periodista que haya tenido la oportunidad de ser cronista judicial conoce a muy buen amigo Santana Páez, uno de los mejores investigadores que han pasado por la institución del orden, como se escribe frecuentemente en los diarios y medios electrónicos.

No tenía ningún valor, y que me excuse el jefe de la Policía, que se dijera poco después de cometido el hecho que “se trató de un crimen pasional” y que se encontraron instrumentos de tal y cual naturaleza. Eso no era lo importante en ese momento. Lo elemental era que se recogieran las evidencias, que el cuerpo sin vida fuera entregado a los patólogos para que en el tiempo más breve fueran apresados los autores del crimen.

Si los autores materiales del homicidio actuaron de manera atroz, con igual atrocidad actuó mi amigo Santana Páez al decir lo citado precedentemente. Qué importancia tenía, insisto, este juicio preliminar, si en ese momento a nadie le interesaba escuchar esa versión. Insisto que escribo estas líneas porque le tengo aprecio al teniente general, un rango que lleva por los méritos que tiene, los que muchos dominicanos sabemos valorar.

No creo, y jamás lo pensaría, que Santana Páez reaccionó así incómodo con los periodistas por su actitud algunas veces critica contra la Policía. Jamás se me ocurría pensar eso, tomando en cuenta los vínculos extraordinarios que él tiene con los comunicadores, sin importar su jerarquía en los medios de comunicación. Lo critico porque lo considero mi amigo y cada vez que un amigo falla hay que hacérselo saber.

Estoy convencido de que Santana Páez me agradece lo que digo, a pesar de que otros pusilánimes piensen lo contrario. El es teniente general, que no ‘no es paja de coco’, y yo nada, pero estoy en el deber de cuestionar lo que otros, por lo bajo, han criticado, o siguen criticando. Tengo muchos amigos en la Policía, comenzando por el jefe, y no puedo callar cuando uno de ellos mete la pata.

Lo mismo espero de ellos si cometo un error. Si Simón Díaz, por ejemplo, falla en algo lo llamo de inmediato y le hago saber de que se trata, y lo mismo él hace con este mortal, de modo que estoy el deber, y lo hago público, de comunicarle a Santana Páez que era innecesario decir que la muerte de Gulías fue pasional, porque las laceraciones que esto provocó fueron tan profundas como las heridas que les infringieron en su cuerpo.

Por lo único que abogo es para que los investigadores a cargo del caso determinen quien le quitó la vida, a los fines de que el autor o los autores de ese hecho deleznable sean sancionados con todo el rigor que establece la ley penal. Y no tengo dudas de que los asesinos del relacionador público de la Liga Municipal Dominicana serán detenidos y enviados a prisión. Eso es lo que esperamos los amigos del correcto funcionario.

2007-04-03 15:32:00