EL TIRO RAPIDO
de
Mario Rivadulla
Se calcula que esta Semana Santa alrededor de un millòn y medio de personas se moverà de sus residencias habituales a los sitios de recreaciòn o a visitar a sus familiares en otras localidades. Los hoteles y hospedajes estàn repletos, no obstante que para esta època siempre aumentan los precios. Ya a estas alturas resulta prácticamente imposible conseguir una reservación en ningùn centro de recreaciòn, sea de playa o de montaña.
Este masivo desplazamiento de personas, y obviamente de vehículos, ómnibus, jipetas, automóviles, motores y todo lo que se mueva sobre ruedas constituye un reto de organización y seguridad por parte de las autoridades involucradas en estos menesteres.
Desde siempre pero cada vez en mayor medida, el principal problema lo representa el intenso tràfico en las congestionadas autopistas y carreteras auxiliares. Los accidentes vehiculares, que son la principal causa de muertes violentas en el paìs, se incrementan en la Semana Santa que en muchos casos queda asì convertida en Semana de Luto.
La causa de mayor incidencia es la ingesta excesiva de alcohol. El desatender los reiterados llamados a la prudencia y la mesura, olvidar la sabia y previsora consigna de “si conduces, no bebas, y si bebes, no conduzcas”. El general Luis Luna Paulino, Director de la Defensa Civil, afirma que el setenta por ciento de las ocurrencias de trànsito en estos dìas es motivado por choferes pasados de tragos. Quizàs sea un buen campo de experimentación para el uso de los alcoholìmetros, como un disuasivo para los conductores irresponsables.
Las autoridades han tomado las máximas medidas. El gobierno ha destinado 30 millones de pesos de presupuesto adicional para ampliar la capacidad asistencial de los hospitales en los casos de emergencias. Al Darìo Contreras, adonde van a parar casi todos los accidentados, se le han agregado treinta camas.
Existen màs de mil cien puestos de auxilio atendidos por decenas de miles de voluntarios que son los héroes anónimos de estas jornadas, en las que sacrifican su derecho al descanso para prestar sus valiosos auxilios que han contribuìdo a salvar numerosas vidas. Tambièn se ha puesto veda a ciento diecisiete balnearios que se considera representan algùn tipo de peligro para nadadores y bañistas. Las distintas Iglesias han coincidido tambièn en el llamado a la prudencia y la mesura.
Se han hecho asimismo advertencias sobre las medidas de seguridad que los vacacionistas y viajeros deben tomar con respecto a sus hogares y sus ajuares. Tanto para prevenir cualquier tipo de accidente si no se cierran bien las válvulas de los cilindros de gas y las plumas de agua y se desconectan los equipos eléctricos, como para dejar las luces encendidas para desorientar a los ladrones y bien aseguradas puertas, ventanas y cualquier vìa de acceso al interior de la vivienda.
Igualmente para dejar la forma màs fàcil de localizarlos en caso de cualquier emergencia con vecinos de confianza, amistades y parientes que queden en la retaguardia, quizàs internalizando en sus vidas, visitando las iglesias de su profesión religiosa o leyendo un buen libro que son formas muy saludables y enriquecedoras de pasar estos dìas.
Màs no se puede esperar, ni se puede pedir. Lo demàs corre por cuenta de ese millòn y medio de vacacionistas y viajeros que han comenzado a desplazarse, a congestionar el sistema vial y a llenar los lugares de recreaciòn en todo el paìs. De su buen juicio. De que no se aloquen y tengan bien presente que la vida no retoña. Que es una sola y que no hay nada màs pènoso que perderla en forma absurda por imprudencia e irresponsabilidad.
Que Dios, el sacrificio de cuyo Hijo hecho Hombre conmemoramos una vez màs en el mundo cristiano recordando que muriò por redimirnos del pecado y que nos dejò el màs hermoso de todos los legados: el de amarnos los unos a los otros, bendiga y proteja a todos y cada uno para que el lunes podamos compartir nuevamente en vida y salud, inquietudes, sueños y esperanzas.
2007-04-11 02:06:37
