Opiniones

¿De la noche a la mañana?

¿De la noche a la mañana?



Por José Luís Peña

El recién finalizado proceso de elección interna del Partido de la Liberación Dominicana, deja varias lecturas del mismo y algunas interrogantes.



La decisión, legítima por demás, del Lic. Danilo Medina de enfrentarse en el escrutinio interno por la precandidatura presidencial del PLD al Dr. Leonel Fernández, sorprendió a muchos, en primer lugar, por que las encuestas independientes le daban al gobierno y al presidente una tasa de aceptación que rondaba el 50% y, en segundo lugar, por que esas mismas encuestas independientes, realizadas a la militancia peledeísta, refrendaban al presidente una victoria aplastante sobre su adversario.



Sería la primera vez que se enfrenta al presidente de una organización política que desde el gobierno se lanza a la repostulación contando aún con la simpatía y la percepción favorable de su gestión administrativa por parte de la población, pero además, que de todos los dirigentes políticos de la nación, es el único que al momento actual alcanza la estatura de líder.



Todo esto apuntaba a una innecesaria y decepcionante derrota del Lic. Medina, que de cara a la población lo estigmatizaría como un “perdedor” en los afanes políticos; lo que llevó a muchos a pensar que todo esto se trataba de una “estrategia” o “jugada política” que le permitiría al partido captar la primacía del escenario político durante un buen tiempo, al Lic. Medina le permitiría reforzar sus relaciones políticas con la militancia, al tiempo que reafirmaba su condición de segundo hombre a bordo o casi primero, ya que el Dr. Fernández no puede constitucionalmente reelegirse para un tercer período presidencial y, todo esto, terminaría en una alocución a todo el país, donde, por el bien de la nación y del partido, las diferencias quedarían de lado  y  las imágenes de abrazos sellarían la unidad del partido a la vez que lo consolidan como fuerza política de cara a las próximas elecciones presidenciales.



Esta lógica o sentido común defraudado nos remite a otras hipótesis. ¿Estaban en juego otros intereses políticos más allá de la candidatura presidencial?.

Una primera hipótesis sería la de que el Lic. Medina entendiera como necesario cambiar o mejorar la percepción que de él tiene un amplio segmento de la población que lo ve como un “segundo”, como un político que espera para “heredar” el liderazgo del Dr. Fernández, o como un político sin el carisma suficiente para elevarse a la condición de estadista. La contienda interna sería el escenario para reforzar los elementos que se esbozan en uno de los párrafos anteriores y, sobre todo, para obtener dos objetivos: en primer lugar, reforzar o negociar su situación dentro del partido teniendo como base un porcentaje significativo de los votos de la militancia peledeista y, en segundo lugar, el enfrentamiento con el presidente, a la vez que lo diferencia de lo que pudiera ser el modelo de Fernández, envía el mensaje de que posee luz propia.



Desde mi óptica, ese es el camino más largo, riesgoso y caro que pudo elegir. Podía  haber obtenido los mismos resultados negociando desde la condición privilegiada que tenía dentro del partido, ya que aparte de él y el presidente no existían contendores de importancia y desde el lindero del Dr. Fernández Mirabal  no se envían señales que no sean de apatía. Consolidarse como el hombre que sellaba la unidad y fortalecía la institucionalidad partidaria, al tiempo que aseguraba el puesto de vicepresidente en la propuesta peledeista para las próximas elecciones, debieron ser los objetivos políticos del Lic. Medina.



Una segunda hipótesis sería que existe una real diferencia conceptual o de principio entre las propuestas Fernández-Medina y que los mecanismos institucionales partidarios, así como las relaciones primarias entre ambos dirigentes están lo suficientemente fragmentadas para que la confrontación abierta fuese el único recurso que le quedase al Lic. Medina. Con esto no queremos negar que la confrontación de ideas sea un espacio de ejercicio democrático y de robustecimiento de los partidos políticos y de las sociedades en general, sin embargo, el Lic. Medina basó su discurso de campaña fundamentalmente en un aspecto, que es su oposición a la reelección presidencial, sin que exista ningún recurso legal que le impida al presidente reelegirse, ni el Lic. Medina haya sido un conocido y consuetudinario antireeleccionista. Los otros aspectos de su discurso fueron denostar y denunciar como traidores a los compañeros de su partido que no lo apoyaron en su proyecto y sólo en el último tramo de campaña puso el acento en su propuesta social de gobierno, que no es nueva y tampoco se diferencia sustancialmente de las propuestas del presidente Fernández.



Un último paso que rompe todos los esquemas y análisis, es no haber reconocido el triunfo de Fernández, cosa que en general engrandece a quien no ha sido favorecido con el voto de las mayorías, y que en este caso coloca al Lic. Medina no sólo como un perdedor, sino, como un “mal perdedor”.



¿De la noche a la mañana el estratega, el animal político se convirtió en hombre subjetivo, que da sus pasos movidos por los instintos pasionales primarios y no por lo que señala o recomienda el análisis objetivo, sereno y ponderado de la realidad de las coyunturas políticas?

El autor es médico cardiólogo       

2007-05-15 07:36:14