Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de



Mario Rivadulla

Tiempo atràs, el Jefe de la Policìa Nacional anunciò el propósito de ampliar y fortalecer el cuerpo de orden pùblico con la incorporación de diez mil nuevos agentes.   Se dijo entonces que se procurarìa enganchar a la institución a jòvenes estudiantes que prestarìan  servicio a medio tiempo,  asì como a otros aspirantes de mayor nivel educativo y  formaciòn personal, Tanto unos como otros, recibirían previamente el debido entrenamiento en una de las escuelas-campamentos destinados a ese fin.

Del tema no se habìa vuelto a hablar, hasta que ahora el propio teniente general Bernardo Santana Pàez le ha otorgado nuevo sello de  actualidad. 



Sin embargo, lo ha hecho para confesar que el proyecto no ha podido implementarse debido a que el salario de 4 mil 500 pesos que recibirían los nuevos agentes es considerado irrisorio.

El calificativo de “irrisorio” resulta apropiado.  Y la  reacción de rechazo e indiferencia,  normal y justificada.

¿Què persona,sobre todo joven y de ciertos mèritos,  va a engancharse al cuerpo para ganar un salario prácticamente de miseria a cambio de asumir la responsabilidad,  y el riesgo de vida inclusive, que entraña la conservación del orden pùblico y el combate a la delincuencia?

¿Quièn con dos dedos de frente y un mínimo de preparación que le faculte para cualquier otro trabajo sin peligro y de mayores posibilidades de crecimiento,  estarìa en disposición de perseguir y enfrentar peligrosos homicidas, malhechores agresivos, pandillas violentas, poderosos narcotraficantes por cuatro mil quinientos pesos al mes que apenas dan para pagar el alquiler de una vivienda de mala muerte, un transporte caro y malo y una abultada factura eléctrica?

¿Què mejor personal puede reclutarse màs que del mismo nivel que el que està actualmente, unos porque se encuentran tan mal económicamente y carecen de los mínimos conocimientos y habilidades requeridos para obtener otro trabajo por mal pagado que sea que no tienen otra opciòn mejor, y el resto porque, digámoslo por lo claro, valido de tantos ejemplos, piensa que con el uniforme y el arma conseguirá patente de corso para el picoteo, asociarse a maleantes para cometer todo gènero de fechorías o ponerse al abrigo y servicio de cualquier narcotraficante?

De esto se ha hablado en muchas oportunidades.  Y existe un consenso generalizado de que es preciso aumentar sustancialmente los salarios de la Policìa y conceder a sus agentes otros beneficios marginales para ellos y sus familias,  si se quiere captar recursos humanos de mucho mayor nivel a fin de poder crear la Policìa soñada, prometida y necesaria que sea acogida por la ciudadanìa con confianza, respeto y espíritu de cooperación.

Lamentablemente, `èsta como tantas otra cosas en nuestro paìs,  no ha pasado hasta ahora del marco de las buenas intenciones que jamás son llevadas a vìas de hecho.

Se ha dicho que cada sociedad disfruta de la seguridad que està en disposición de pagar.- En la nuestra se cumple cabalmente esa máxima…pero en sentido negativo.  Por décadas hemos descuidado el tema del orden pùblico, vivido de espaldas a la necesidad de profesionalizar el cuerpo policial.  De hacerlo eficiente y confiable.  De dignificar las condiciones de vida de sus miembros. De ascender por mèritos y no por influencias. Hoy estamos pagando el resultado de tanta desidia y falta de visión.

Hay que enfatizar por lo claro que si queremos contar con una Policìa que cumpla con su deber. que sea ejemplo de cumplimiento y transparencia, una herramienta verdadera y eficaz de prevención y seguridad tenemos que comenzar por hacer atractiva la oferta de reclutamiento para que se pueda captar personal de valìa, con vocación de servicio y en disposición inclusive de hacer carrera dentro de la institución.

De lo contrario, tendremos que conformarnos con lo que tenemos. Seguirnos alarmando de la frecuencia con que miembros del cuerpo policial que debe protegernos aparezcan por el contrario, ligados a pandillas de delincuentes y cometiendo todo gènero de fechorías.  De que con igual frecuencia, elementos carentes de ètica pero investidos del poder que les conceden el uniforme, el arma y la autoridad que representan cometan todo gènero de abuso.  Sintiéndonos inseguros y desprotegidos. Y teniendo como ùnico desahogo frente a este cúmulo de inconductas, acudir a los medios de comunicación para externar nuestras quejas. 

Todo esto por no querer agarrar el toro por los cuernos de una vez y por todas.

2007-05-25 16:37:14