Opiniones

De policías, militares y más…

De policías, militares y más…



Por Milton Olivo

La pasada semana estaba en la emergencia de una clínica de la parte norte. Daba apoyo emocional a mi esposa que se encontraba con suero puesto.



De pronto veo entrar -a la emergencia- un señor, alto, fuerte, moreno, que como un pez boqueaba. Al tiempo que emitía un ruido ronco que brotaba como si pretendiese gritar.

Al verle, la primera impresión que me dio, es que era un borracho, y lo que hice fue pegarme más a la cama de mi esposa. En eso entró la esposa del señor, entra él medico, lo ausculta con el estetoscopio, le toma la presión, la señora le quita la camisa, veo que el señor le entrega a  esta una pistola.



Entonces oigo al médico que dice es un ACB. (Un accidente cerebro vascular). En otras palabras, un derrame cerebral.

Hay que buscar una ambulancia, dijo el Dr. Entonces no podía quitarle los ojos de encima al señor. Él es un oficial pensionado de la policía dice su esposa. Una señora de piel canela, rostro redondo, de facciones Tainas o india.

El se debatía en una lucha, como con una especie de demonio interno. No podía estar tranquilo. Me daba la impresión de que se ahogaba. Abría la  boca buscando oxigeno. Fue cuando me miro, al principio pensé que me guardaba cierto rencor por no haberlo aunque sea tomado de la mano cuando entro. Sus ojos se veían desorbitados. Él oxigeno le era insuficiente.

Al verlo, hombre fuerte y oscuro como mi padre, en mi algo se abría. Mientras, la esposa y el hijo presente daban vuelta como en círculos y por parte aparecía el famoso número de teléfono de la ambulancia. En eso saque de la cartera una tarjeta de un general amigo y le di el teléfono para que llamaran. No se pudieron comunicar. Entonces llame al 911, y le dí ordenes a la operadora: «Es una emergencia, un oficial de la policía requiere una ambulancia urgente.

En eso la recepcionista me dice, lo voy a pasar no sé a quien,  y le digo.. No me pase a nadie usted tiene la información proceda y le doy la ubicación.



Disgustado dije; hasta cuando van a estar a uno pasando a otros que nunca están disponible cuando es una emergencia. Y no que quien recibe la información la transmita y punto.

Al verlo, podía sentir a través de sus ojos la fragilidad de la vida humana. Fue cuando dijo, me estoy yendo y  levanto los brazos. No se como, pero pude intuir que me decía que me acercara. En eso estaba sentado en la camilla.

Se sentaba y lo acostaban y volvía a sentarse. Cuando me le acerqué, me abrazó. Ahí fue que pude sentir su desesperación. Rápidamente me le solté y salí. Fui a un destacamento cercano, habían muchos policías uniformados y de civil al frente. Y le informe al primero que me encontré de la situación y me dijo: Infórmeselo al Capitán Medina, este inmediatamente tomó la radio de una patrulla que había estacionada.

Adelante central, -dijo- envíen de inmediato una ambulancia, miembro en emergencia. No sé que pasaba, solo sé,  que repetía una y otra vez la misma información.



En eso me quede contemplando los presos que llevaba la patrulla esposados en el asiento de atrás. En uno, vi en los ojos que era un infeliz, que quizás la circunstancias lo habían llevado a involucrarse en algo ilegal. Pero del otro percibí en el brillo de sus ojos, el desprecio a la sociedad. La soberbia se reflejaba aun en su estado. Una especie de resentimiento que él buscaba con sus actos vengar. Una ambulancia para un miembro en una situación de emergencia, repetía una y otra vez el capitán Medina.

Yo trataba de descubrir el origen de tanto resentimiento del joven aquel. Me lo imaginaba un niño maltratado, abusado, mal comido. Sus padres desempleados. Quien alguna vez estuvo lleno de ilusiones, que el tiempo fue devorando. Y ahora, esposado, dentro de una patrulla, amontonado, porque iban amontonados en la parte de atrás como seis personas.

Una ambulancia para un miembro que se encuentra en estado de emergencia; escuchaba que repetía una y otra vez el capitán Medina-. Mientras, la gente en sus carros distraídos en sus   propios problemas pasaban. Yo retomé mentalmente la situación del Teniente Marcano en la emergencia y de mi esposa que me esperaba. La tarde lucia apacible y el sol se hacia sentir con una intensidad metálica. Siga usted; le digo al Capitán. Y este  me dice no, espere. En eso veo que suelta la radio del carro y se dirige –con prisa-  a la oficina. Y yo detrás de él.

No sé porque, pero en ese instante recordé a mi barbero, un sargento de la Marina de Guerra, el cual iba a ser atracado por tres sujetos y el repeliendo el atraco mató uno de ellos. Y en lo que se investigaba el caso, se pasó seis meses en Najayo. Es una afrenta -me decía- que nos encierren con los delincuentes, más cuando uno no ha realizado ningún hecho bochornoso. Eso es humillante,  rabia es lo que uno siente  contra una sociedad que uno se ha preparado para defender y que no tiene ninguna consideración con sus soldados y policías que la defienden. Como si uno fuera un delincuente.



Entonces de que vale nuestra formación y nuestra disciplina, me decía.

Mientras, el capitán hablaba al teléfono y repetía lo mismo; Una ambulancia para un miembro en estado de emergencia. La radio estaba al lado del escritorio de donde hablaba, en eso por la radio lo llamaron.. 

-Capitán Medina,,,

-Adelante copio, respondió.

Pero parece que no lo escuchaban del otro lado. En eso soltó el micrófono que tenia a mano y raudamente fue hacia la radio del carro y de allá lo escuché repetir lo mismo. Mientras, yo me quedé al teléfono que el soltó, para darle seguimiento a la conversación, pero cuando vinieron a atenderme, ya el capitán venia y me dijo..”Infórmele a la familia del miembro que la ambulancia ya viene”.  Gracias Capitán por su sensibilidad y sentido de la solidaridad, le dije.

Fui e informé a la familia, que estuvieran pendiente, que venia una ambulancia. En lo que estaba buscando a mi  esposa que había sido llevada a una sala, vino la ambulancia y no me dí cuenta. Luego me encontré con el Dr. y le pregunté sobre el paciente, me dijo; «No creo que se salve, porque además le dio un edema de pulmón. Y para colmo, la ambulancia que vino, no tenía oxigeno».

milton.olivo@gmail.com

2007-05-25 16:46:34