Opiniones

La razón de Jottin

La razón de Jottin

Por Narciso Isa Conde

Jottin Cury, el “Canciller de la Dignidad” de la Revolución de Abril de 1965, tiene la razón cuando se refiere a las debilidades y tendencia a la claudicación respecto a las imposiciones de EEUU – muchas veces al margen del liderazgo de Francis Caamaño- de un grupo de personalidades del sector liberal de la burguesía santiaguera.

Su denuncia –más bien refrescamiento de esa situación histórica- no debería escandalizar, puesto que ya fue debatida y dirimida muchos años atrás, a raíz de las llamadas “negociaciones de paz” y posteriormente.

A propósito de la reciente reedición de esa aguda controversia, me puse a revisar el contenido de un ensayo que sobre la revolución de 1965 y bajo el nombre “El proceso revolucionario dominicano y sus enseñanzas”, escribimos José Israel Cuello y el autor de esta columna para la Revista Internacional “Problemas de la Paz y el Socialismo” (publicado en los números 88 y 89 de diciembre de 1965 y enero de 1966 respectivamente, en 17 idiomas)

En ese texto, escrito hace ya más de 41 años, se expresaron cosas como éstas:

“Inicialmente el movimiento constitucionalista fue a las negociaciones sin un plan concreto, lo que permitió que el imperialismo y sus hábiles diplomáticos lograran con facilidad ciertas ventajas…; luego se trazó un plan en base a los “cinco puntos de Caamaño” que exigían una solución apoyada en la Constitución del 63, en la permanencia del Congreso Nacional, en la participación de personalidades democráticas en el gabinete a formar, en la vigencia de los mandos militares en manos de constitucionalistas y en el retiro inmediato de la tropa invasora.”

“Existente solo la zona sur de la ciudad en manos de los constitucionalistas, con el apoyo de todo el pueblo, y con una solidaridad aun grande de todos los pueblos del mundo, con la lucha de los dominicanos, se llegó a un acuerdo completo en base a los “cinco puntos de Caamaño”; a la formación de un Gobierno constitucional, que tendría como presidente a Antonio Guzmán, terrateniente del partido de Bosch que había sido ministro de Agricultura durante su gobierno y ligado a la actividad democrática, aunque de la confianza hasta entonces de los funcionarios yanquis representantes de la tropa invasora y del propio Jhonson. Esta negociaciones, sujetas al veto de Washington, como se hizo público, fueron rechazadas de plano por el Gobierno Imperialita luego de pasar por las manos de Thomas Mann y el grupo que él representa dentro de la política norteamericana.”

En la elaboración de eso puntos participamos los integrantes del Comando Político central de la Revolución de Abril, precisamente en un esfuerzo por frenar las negociaciones unilaterales auspiciadas por el llamado “Grupo de Santiago” del que formaban parte Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco y Aníbal Campaña, el cual  previamente –independientemente de ser cierto que Antonio Guzmán rechazó las propuestas yanquis tanto de deportar a los (as) comunistas como de aislarlos en una especie de “campos de concentración” en el municipio de Sosua –había cedido en muchos aspectos, incluido el de la reposición de la Constitución de 1963, en una especie de conciliábulo  al margen del liderazgo político-militar de la revolución.

Conocida por EEUU la existencia de esa contradicción en el seno del movimiento constitucionalista, sus jefes rechazaron la nueva propuesta y dispusieron el ataque bestial de la zona constitucionalista los días 15 y 16 de junio de 1965 en interés de ablandar aun más al sector moderado del proceso y forzar una negociación más onerosa.

Esto tambien lo señalábamos en el texto ya citado:

“Inmediatamente después de suspendido el ataque a al zona constitucional, el imperialismo norteamericano, a través de la OEA, hizo pública una propuesta con gran despliegue propagandístico, que rechazaba la posibilidad de la formación de un gobierno inspirado en la Constitución de 1963”.

      …………

          

“El ala derecha del movimiento, el sector conservador, supervalorizó constantemente el poder terrorista del imperialismo a la vez que menospreciaba la calidad de resistencia y heroicidad de nuestro pueblo y de los demás pueblo que luchan solidariamente contra el enemigo común. Para ellos, frente a la presión del imperialismo solo era posible una salida: la claudicación total, la sumisión absoluta; para ellos cualquier resistencia significaba el holocausto y la derrota”.

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“La actitud conservadora se manifestó en el ala derecha del Partido Revolucionario Dominicano y en grupos de la burguesía nacional que participaban individualmente en la lucha”.

Recuerdo que el Partido Comunista Dominicano (PCD), en medio de las negociaciones, lazó un volante denunciando esa actitud y señalando a Salvador Jorge Blanco, a Aníbal Campaña, a Guzmán Fernández y a Washington de Peña como cabecillas de esa corriente.

Me consta que en el seno del Gobierno del coronel Caamaño –y de eso dieron muchas pruebas- Jottin Cury y el equipo de la Cancillería, en el que se destacó la firmeza y el talento del intelectual Hugo Tolentino Dipp, representaron siempre las posiciones más consecuentes, más democráticas, más patrióticas, más sintonizadas con el sentir del pueblo y de sus fuerzas de vanguardia. Y Jottin como parte de la comisión negociadora se convirtió en un verdadero ariete contra su ala derecha, contando siempre con el digno apoyo del coronel Caamaño.

Ellos y las fuerzas auténticamente revolucionarias –siempre en contradicción con la actitud claudicante del sector “moderado” o conservador- sirvieron para evitar que la negociación política resultara mucho más onerosa de lo que realmente fue.



La verdad sea dicha.

2007-06-11 16:47:36