Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de



Mario Rivadulla

Años atràs aunque no demasiado, bajo la rectorìa del ingeniero Miguel Rosado, la Universidad Autónoma de Santo Domingo se abocò a un controversial y muy conflictivo pero absolutamente necesario proceso de reformas.  En aquella etapa, entrevistamos a Rosado en màs de una oportunidad y le ofrecimos total apoyo a un esfuerzo que entendimos muy meritorio por parte de la autoridad académica.

De entonces, se pusieron al desnudo toda una serie de corruptelas que habìan venido viciando la vida interna y la trayectoria de la UASD, restándole prestigio y anulando sus posibilidades de ser, como resultarìa deseable, referente ètico y uno de los guìas de los destinos de la naciòn..

Entre esas anomalías, figuraba la presencia en el liderazgo estudiantil de elementos que distaban mucho de constituirse en ejemplo para la gran masa que cursa en nuestra Universidad Primada, cuyo nùmero supera hoy los ciento sesenta mil.

Algunos de estos elementos llevaba màs de 10, 12 y hasta 15 años estudiando alegadamente unas carreras profesionales que a lo sumo,  exigían la mitad o una tercera parte de ese tiempo  para poder graduarse.  En adiciòn, presentaban unos índices académicos a ras del suelo.

Habiendo hecho de su profesión no las carreras escogidas, sino el liderazgo estudiantil, al amparo de èste, ejercido muchas veces con violencia, obtenìan jugosos beneficios,  dàdivas y concesiones de todo tipo. Algunos inclusive,  habìan montado negocios en los alrededores de la UASD, donde por lo visto pensaban envejecer.

Sacarlos no fue fàcil. En ocasiones, resultò preciso que la autoridad universitaria hiciera valer sus decisiones con puño de hierro. Para el Rector Rosado y quienes le acompañaban en el empeño moralizador,  que tenìa tambièn como finalidad promover otros cambios ya de orden acadèmico y administrativo, fue un perìodo complejo no exento de peligros y amenazas.  Si mal no recordamos, se acordò entonces fijar en un ochenta porciento el índice mínimo requerido para poder ostentar un liderazgo estudiantil, en el saludable entendido de que la primera condición exigida para ello era poder servir de ejemplo de superaciòn docente al resto del estudiantado.

Pensábamos ingenuamente que la descrita era una situaciòn superada y que la citada norma se estaba cumpliendo desde entonces al pie de la letra. 



La sorpresa sin embargo ha sido mayúscula, y por demàs extremadamente desagradable, al comprobarse ahora la condición tambièn de “estudiantes profesionales” de alegados lìderes que han sido suspendidos por uno o màs semestres por la comisiòn de distintas faltas, conjuntamente con profesores igualmente sancionados, uno de ellos por acoso sexual y otro por negociar las notas.

De acuerdo a las informaciones ofrecida por el propio Rector Roberto Reyna, uno de dichos lìderes lleva doce años en la UASD cursando una carrera que se hace en apenas 4 ò a lo sumo 5, pero en todo ese tiempo solo ha aprobado 30 crèditos de un total 270, o sea la novena parte.  A ese ritmo, culminarìa sus estudios en nada menos que ¡108 años!

Otro lleva 8 años cursando ingenierìa, o màs bien apuntado en ella, y le faltan todavìa las dos terceras partes de los crèditos de dicha carrera.



Tambièn a ese paso, necesitarìa dieciséis años màs para poder inscribirse en el CODIA.

Hasta el Presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, sancionado por el alegado empleo de un arma de fuego pese a que està prohibido entrar armado al recinto uasdiano, se le reprocha llevar ocho años cursando la carrera de Derecho, sin haberla finalizado todavìa.

La UASD es una universidad que se nutre de los fondos del Presupuesto de la Naciòn. Los dineros que recauda el Estado para sustentar ese Presupuesto salen de los bolsillos de todos los contribuyentes, desde los màs ricos hasta los màs infelices.  Debieran ser dineros sagrados.  Debiera exigirse de quienes se aprovechan de la oportunidad que se les brinda para profesionalizarse y acceder a una mejor vida, que honren la misma dedicándose a estudiar y superarse.  Con màs razón, quienes aspiran a ostentar liderazgos que en el pasado enaltecieron figuras de gran talla moral y de una trayectoria estudiantil y ciudadana de la que la dirigencia de ahora lamentablemente parece estar muy distanciada.

Doloroso admitirlo, pero mientras condiciones de esta naturaleza persistan en su seno, nada mejor puede esperarse de la UASD. Mucho menos que se convierta en ejemplo de conducta social, superaciòn docente, faro de esperanza y brújula orientadora del destino nacional.  Un papel que bien pudiera asumir si su situaciòn fuera muy distinta a la que es ahora.

2007-06-13 15:38:34