Opiniones

Las palmas versus los árboles frondosos

Las palmas versus los árboles frondosos

Yulendys Jorge Valerio

No soy bióloga, botánica, política, mucho menos funcionaria. Soy una común mortal -dominicana- que reside en Santo Domingo, y que paga sus impuestos.   A los ciudadanos –agrupados o no- que hemos manifestado nuestro descontento por la sustitución de árboles frondosos por palmas de lo menos que se nos ha tildado es de ser ignorantes.

 

Voy a tomar la palabra de manera momentánea para hacer varios cuestionamientos a modo de reflexión.   ¿Acaso por ser ignorante no merezco que se me tome en cuenta como ciudadana para un plan que modificará el entorno donde vivo?  ¿Qué nivel científico o académico debo tener, o debemos tener los ciudadanos de Santo Domingo para que el Ayuntamiento del Distrito Nacional considere nuestras quejas?  



¿Debemos hacer un curso de botánica o de paisajismo para entonces estar a la altura de los técnicos y funcionarios del cabildo, y quejarnos?  ¿Acaso por ser una ignorante se me exonerará del pago de mis impuestos, los cuales -junto al conglomerado ciudadano- sustenta la nómina de los salarios de los ediles?  ¿Acaso debo tener un puesto en el gobierno, o ser propietaria de una empresa de las que están ubicadas en el paseo de las palmeras para ser considerada?

 

Muchos de los capitaleños que hemos alzado la voz –por el caso específico de la avenida Abraham Lincoln; y para ser más particular de isletas como las que patrocinaba Omnimedia- lo hacemos porque queremos sombra, y las palmas no la ofrecen como los árboles que se sustituyeron. ¿Debemos tener una dote especial para inclinarnos hacia uno u otro tipo árbol? ¿No hay especies de espeso follaje que se acojan a las exigencias científicas del plan del Ayuntamiento?   Entendemos que el plan es interesante y necesario, pero también creemos que se han cometido acciones en la práctica que no se corresponden con la lógica. 

 

¡Perdón!, ¿dije ‘lógica’? Ha sido un desliz. Olvidé que no estoy supuesta a tener esa facultad por el simple hecho de preferir la frondosidad a las exiguas espigas de las palmeras del Ayuntamiento del Distrito Nacional.



http://respiroquieto.blogspot.com/



Yulendys Jorge

2007-06-25 15:30:01