Opiniones

¿DÓNDE ESTÁN LOS ESCLAVOS?

¿DÓNDE ESTÁN LOS ESCLAVOS?



Por Miguel Mejía*

Recientemente fue anunciada en Miami la premier de un documental con el que se pretende abordar la esclavitud a que son sometidos ciudadanos haitianos en bateyes dentro del territorio de la República Dominicana, según nuestros detractores, con el conocimiento del gobierno y ante la mirada indiferente de los cuerpos castrenses y la justicia.



Se trata  de un fenómeno que se remonta a las civilizaciones antiguas, que históricamente se ha demostrado que su razón de ser radica en el fortalecimiento y sostenimiento de la actividad económica y de igual forma se evidencia que quienes resultan esclavizados son vistos, para el pueblo que “esclaviza”, como seres “bárbaros o salvajes”.



Según el sacerdote Christopher Hartley Sartorius los haitianos viven en condiciones infrahumanas, reciben salarios miserables por el corte y acarreo de caña, e incluso, son víctimas de abusos físicos como en los tiempos de la colonización.



El cura diocesano afirma, conforme a  sus declaraciones para Cinedominicano.net,  que el documental,  ya difundido en Francia,  muestra la realidad que sufren a diario los ciudadanos del vecino país,  que llegan a nuestro territorio en busca de una  mejor vida,  como si el comercio negrero formara parte del diario vivir de los dominicanos que dependieran de la mano de obra haitiana  para impulsar la economía nacional.



El «sistema corrupto» al que hace referencia este religioso incluye la industria azucarera (lo que queda del CEA, INAZUCAR) y de igual forma los consorcios azucareros de las familias Franjul, Vicini y Campollo junto a otras instituciones del Estado Dominicano, que en complicidad con la industria deriva pingües beneficios. Entre los indiferentes y beneficiados incluye al gobierno dominicano, la Policía, el Ejército Nacional, la Marina de Guerra y la Dirección General de Migración, entre otros.



El Articulo 225-1 del Código Procesal Penal de la República Dominicana establece: “Constituye discriminación el hecho de incurrir en trato desigual o vejatorio contra persona física en razón de su origen, raza, edad, sexo, preferencia sexual, situación de familia, estado de salud, discapacidad, costumbre y opinión política entre otros.



La siguiente disposición contempla que cualquiera de las modalidades de discriminación definidas anteriormente, se sanciona con penas de 1 mes a 2 años de privación de libertad y multas de 2 a 3 salarios mínimos de acuerdo a la gravedad del acto en sí”.



Las leyes dominicanas sirven de protección no sólo a los nacidos en nuestro territorio sino a quienes hacen suya nuestra patria y respetan y cumplen con su Constitución y las leyes, otorgándoles los mismos derechos de los que disfruta un ciudadano dominicano por nacimiento.



¿Qué pretende este religioso y los productores del controversial documental? ¿Es realmente la preocupación por el mejoramiento humano, la defensa de los derechos ciudadanos lo que los hizo viajar por seis veces a nuestra tierra para firmar escenas en nuestro territorio, que luego usan para atentar contra la imagen de nuestro país en el mundo?



¿Se pretende atribuirnos como parte del subdesarrollo, leyes y actitudes que permiten vejaciones y maltratos, cuando el llamado primer mundo hace gala de la xenofobia incluso contra nuestros ciudadanos? Estados Unidos se encuentra hoy en un elevado punto de mira ante los continuos debates y reclamaciones de leyes que protejan a los emigrantes,  que sí son parte de eslabones importantes dentro de la economía de ese país y que realizan los trabajos peor remunerados, sin derechos a la salud ni a la protección de las leyes, muy por el contrario, muchos de los emigrantes viven bajo el continuo sobresalto de ser deportados, teniendo que dejar atrás a hijos nacidos dentro del territorio americano. Las iglesias se han convertido en refugios de latinoamericanos y caribeños ante la amenaza continua de repatriación y de las redadas a cargo de los federales.



No cabe dudas de que se trata de campañas financiadas por naciones  que en pleno siglo XXI se empeñan, todavía,  en mantener  a los pueblos como colonias. Y esos abanderados de los “derechos humanos” son financiados por esas naciones con ese propósito. Pero esas naciones colonizadoras,  donde sí prevalece un estado de discriminación  racial, desprecio y vejámenes contra los latinoamericanos y estos agoreros, quieren desconocer esta realidad. Lo cierto es que nuestra nación tiene su propia identidad, su propio idioma,  su propia cultura y sus propias leyes; que  convivimos en paz con todo el mundo, fomentamos la paz y sobre todo, nos hemos esforzado por darle la mano a nuestros vecinos haitianos, dentro de un marco de respeto y soberanía.



Ante la actitud de esos pseudos defensores de los derechos humanos, cabe entonces para nuestro pueblo la frase de ese digno patriota mexicano, Benito Juárez,  quien convocó al respeto del derecho ajeno como modo de preservar la paz: Que se respete el territorio dominicano, que se respeten sus leyes y sus ciudadanos, y que no se utilice la miseria de nuestro continente con fines sensacionalistas que nada aportan al mejoramiento humano.




*Miguel Mejía  es Secretario de Estado y Secretario General del Movimiento Izquierda Unida, MIU.

Junio 25, del 2007.

2007-06-27 13:59:10