Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de



Mario Rivadulla

Exigirle a la Policìa Nacional un ciento por ciento de aciertos en la soluciòn de todos los crímenes que se cometen en el paìs, es un absurdo. En realidad, no hay cuerpo policial en el mundo entero que logre ese nivel de eficiencia.

Ni el FBI norteamericano, ni la Suretè Francesa ni la británica Scotland Yard, por citar solo los cuerpos de investigaciòn màs famosos pueden presentar un historial perfecto.  Por el contrario, en sus archivos figuran muchos casos que no han podido ser resueltos pese a contar con personal altamente calificado y los màs avanzados recursos de la ciencia criminològica.

No obstante, hay casos que por su notoriedad o las circunstancias en que se producen impactan a la opinión pùblica y reclaman un especial esfuerzo por parte de las autoridades.

Aquì tenemos varios pendientes de soluciòn.

Uno de ellos aùn no esclarecido,  que tuvo como escenario el parqueo de la discoteca Loft, con el balance de 3 jòvenes muertos.  El caso se ensombrece aùn màs cuando el Fiscal del Distrito declara de manera enfática que no concede credibilidad a la versión policial.

Otro es el de la matanza ocurrida poco despuès en Los Mameyes, donde tambièn cuatro personas se quitaron la vida entre ellos, en un confuso incidente al que se atribuye un motivo baladì.

En dìas recientes, el alevoso asesinato, a manos de unos malhechores, de Miguel Angel Paulino, hijo del historiador, biógrafo y ex diplomático Aliro Paulino, a la misma salida del conocido restaurante Adrìan Tropical, del Malecón, un lugar de mucho trànsito.

Pero no todos los casos son necesariamente de personas baleadas, ya por enfrentamientos, ya por malhechores.  Ahora mismo destacan tres casos que califican como verdaderos asesinatos pero que responden a ocurrencias de trànsito.

Uno de ellos, ya un tanto distante, en que han resultado inútiles las làgrimas y reclamos de justicia de una madre desesperada, es la del joven estudiante que perdiò la vida en la Gustavo Mejìa Ricart, cuando unos desaprensivos “hijitos de papi y mami” se dedicaban a la estúpida e insana actividad de echar carreras de autos en plena vìa pùblica. El o los responsables no han sido apresados y hasta se tiene la sospecha de que hayan podido ser sacados del paìs,  arropados bajo vaya usted a saber què ancha sombrilla de influencias.

Otro ocurriò en semanas recientes, cuando un conductor, si irresponsable enfermo de la velocidad, drogado o pasado de tragos se saliò de carril en la Autopista de Las Amèricas e invadiò el espacio peatonal atropellando y dando muerte a tres personas.  Un hecho en que se tiene entendido  fue apresado el autor, al menos asì lo diò a entender la prensa sin ningùn posterior desmentido o aclaraciòn, pero que no ha habido manera de que se haya ofrecido su nombre a los medios de comunicación ni mucho menos informado si ha sido traducido a la justicia por su acciòn criminal.

Y finalmente, la acciòn màs brutal de todas que por su bestialidad ha impactado fuertemente a la opinión pùblica provocando reacciones justificadas de indignación y asco. Es la del conductor que al ser rozada su jipeta por un motor, persiguió a èste, atropellò a sus ocupantes, entre èstos dos niños, y no contento con eso pasò con su vehìculo por encima de sus cuerpos varias veces en una enfermiza acciòn propia de un criminal psicópata.  El resultado es que los dos menores, en especial una tierna niña, recibieron graves lesiones orgánicas y se encuentran en grave estado.

Son crímenes repetimos, ya ocasionados por armas de fuego utilizadas de manera festinada,  ya por vehículos convertidos en peligrosas màquinas de muerte, por sus características y circunstancias adquieren cierto carácter universal, como si toda la sociedad hubiese resultado herida y lacerada por ellos, y que la llevan a reclamar del cuerpo de orden pùblico trabajar sin descanso y sin margen a excusa o pretexto para identificar los responsables, apresarlos y someterlos a la justicia.

A ese reclamo, unimos tambièn el nuestro. Para que no quede flotando en el aire la amarga sensación de que aquì hay gente que todavìa està por encima no solo de la ley, sino de la vida y la muerte.

2007-06-27 20:09:22