Opiniones

Valores tergiverso

Valores tergiverso



Víctor Garrido Peralta

Es difícil abstraerse del cambio que crónicamente viene transformando las prioridades de nuestros coterráneos al coexistir en unas sociedades donde cada día más se admiten unos parámetros de éxito que están, a mi modo de ver, en total discordancia con los honorables principios que forjaron nuestra preciada Hispanoamérica.

Fama, dinero y poder, sin interesar como se adquieran ni la procedencia de los mismos, son considerados los actuales pilares del hispanoamericano que ha triunfado.  Con tal de lograr este trípode tergiverso de valores, son nuestros ciudadanos capaces de las más grandes vejaciones.

En mi experiencia, en la mayoría de los países de la Unión Europea, no existe este infortunio.  En consecuencia, el afán desmedido por acumular riquezas no es una actividad prioritaria en las vidas de sus habitantes, de ahí que la calidad de vida, el grado de productividad, y su capacidad creativa emergen en su máxima expresión.

Entender las marcadas diferencias entre las prioridades de la mayoría de los europeos y las de los hispanoamericanos supone la comparación entre las garantías sociales de que gozan los primeros cubriéndoles preocupaciones vitales como la seguridad laboral, educativa, sanitaria, de vivienda, de una vejez de calidad, frente a los afanes por la acumulación de riquezas de los segundos, dada la necesidad de garantizar individualmente la satisfacción de dichas insuficiencias.

Resulta incomprensible que nuestras administraciones continúen sin inmutarse sin manifestar la mas mínima empatía  ni sentido de responsabilidad, presenciando como honestos servidores oficiales jubilados son humillados al tratar de hacer valer su derecho a una mísera pensión, la que en la mayoría de las ocasiones no alcanzan a recibir, viéndose obligados a subsistir sin ella simplemente porque no han obtenido los favores del gerente publico de turno.  No puede entenderse como hombres y mujeres que han dedicado sus vidas al verdadero servicio de todos, sean “recompensados” por su entrega y sacrificio con un final de miseria y olvido.

Cuando nuestros gobiernos, elegidos democráticamente, sean capaces de reconocer a los ciudadanos (as) que se destaquen por los servicios prestados a su país, cuando dejen de morir en el anonimato dignos representantes, esos que no se enriquecieron ni aceptaron corromperse, cuando las administraciones premien moralmente las actitudes y acciones de entrega, cuando estas honorables personas sean realmente respetadas y reconocidas y no consideradas tontos, cuando no desaparezcan sin haber recibido un mínimo de gratitud expresa por los gobernantes de turno, entonces y sólo entonces podrá decirse que se esta gobernando por todos y para todos y, con suerte, aspirar a revertir el orden de prioridades de las futuras generaciones.

Exigir a las organizaciones políticas un PROYECTO DE NACION para los siguientes 50 años, es un derecho a ejercer por todos los demócratas.  Reclamar un programa social sostenible es imprescindible para el logro del bienestar común.  Un programa de gobierno respaldado por un discurso pragmático, progresista, equilibrado, franco y distinto, es nuestra responsabilidad como pobladores de nuestro hermoso continente americano.  Al reclamarlo, estaremos sentado las bases que nos permitirá retomar la esencia de nuestros valores como cultura, los verdaderos valores que nos dieron origen como naciones  libres y soberanas.  La capacidad de servicio, voluntad de sacrificio y la leal entrega a los más nobles intereses comunes.

Estamos a tiempo de reclamar derechos, de expresar lo que verdaderamente necesitamos y queremos en nuestra sociedad, y de acabar con el real enemigo de todos los pueblos de Hispanoamérica, la corrupción, causa primaria de nuestro subdesarrollo.  Sin prisas pero sin pausas…..Llegaremos.

2007-07-16 05:26:39