Les debo mi vida
POR RAMON ANTONIO VERAS
Los dominicanos y dominicanas que vivimos durante el gobierno de Rafael Leonidas Trujillo Molina, sabemos que estaba sostenido por una estructura ideológica y material que se fundamentaba, en parte, en el terror en sus distintas formas sin distinguir entre la vigilancia, la persecución, la detención, la tortura y la eliminación física. Por tanto, hacer oposición a la dictadura resultaba algo sumamente difícil. Ante esta situación se comprende la inteligencia, el talento de Wenceslao Guillén, quien fue el ideólogo de organizar por células a los jóvenes de Santiago que manifestaban sus posiciones contra la maquinaría trujillista.
Cuando Wenceslao Guillén y yo nos conocimos, él recién comenzaba sus actividades conspirativas principalmente en el Liceo Secundario Ulises Francisco Espaillat. Una vez conformamos la célula central de la Unión de Grupos Revolucionarios-UGRI-, Wen me designó como el enlace, en los barrios de Baracoa y La Joya, con el profesor Pedro Jaime Tineo Tejada y Luis Prud Home, respectivamente.
Solamente Tineo y Prud Home, conocían a los que formaban parte de las células de sus barrios. Es posible que Wenceslao Guillén conociera a los integrantes de todas las células. De igual forma, Wen, Manuel Bueno, Pedro Jaime Tineo y Luís Prud Home, sabían de mi presencia en la célula central en la UGRI, aunque decenas de cartorcistas y otros adversarios al régimen tenían conocimiento de mis actividades clandestinas, aunque no como miembro organizado y dirigente de la UGRI.
Manuel Bueno, una vez fue puesto en libertad me dijo que estando él en La 40, en un momento en que estaban torturando a Wen, uno que conocía de sus vínculos conmigo le dijo que mencionara el nombre del compañero suyo que en Santiago andaba en una bicicleta, y usaba pantalones mahoma. Esa persona era yo, pero Wen prefirió seguir recibiendo torturas antes que delatarme.
En la página No.96 del libro «Los Panfleteros de Santiago y su Desafío a Trujillo», Manuel Bueno, refiriéndose al valor de Wen y el silencio que guardó con respecto a mi escribe: «Sentado en la silla eléctrica, y viendo sus captores que no había forma de arrancarle una confesión que delatara a sus colaboradores- puesto que sostenía que había trabajado solamente con los pocos que ya se encontraban detenidos-, uno de los esbirros pidió que le trajeran un cuchillo de la cocina, y cuando procedía a clavarlo en su escroto para arrancarle los testículos, un compañero que observaba frente a él esta malvada operación- y quien había resistido previamente los corrientazas, ya que trabajaba como liniero en la Compañía de Electricidad-, no pudo resistir tan macabro espectáculo, y gritó: «Wen, ¿te vas a dejar matar? Déjenlo, que yo voy a hablar?» Manuel Bueno, fue el único panfletero que habiendo estado preso en La 40, tuvo la posibilidad de escribir y narrar las últimas ideas expuestas por Wenceslao Guillén antes de ser asesinado.
En fecha 14 del pasado mes de julio escribí un artículo en el cual expliqué las distintas posibilidades por las cuales salió con vida Manuel Bueno del centro de torturas La 40. En lo que a mí respecta, no caí preso porque Pedro Jaime Tineo, Luis Prud Home, Manuel Bueno y Wenceslao Guillén, no mencionaron mi nombre. En la página No.93 del libro Los Panfleteros de Santiago y su Desafío a Trujillo, Manuel Bueno, refiriéndose a Wenceslao Guillén, dice: «…el Dr. Negro Veras, integrante de ese grupo de jóvenes y valientes intelectuales que se nucleó alrededor de la figura aglutinante de Wen Guillén, y a cuyo valor sin límites, al igual que muchos otros, debe la vida…»
Ciertamente, debo mi vida a Luis Prud Home, Pedro Jaime Tineo, Manuel Bueno y Wenceslao Guillén.
El Nacional
2007-08-10 04:12:28