Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de



Mario Rivadulla

Cuando Max Puig, el ya hoy ex titular de la Secretarìa de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a escasos dias del 16 de Agosto, fecha rumorada de cambios en el tren gubernamental, otorgò un plazo terminante de noventa dìas a las granceras para desmontar sus operaciones en las márgenes de los rìos, no fueron pocos los que opinaron que se trataba de una maniobra política de ùltima hora  para tratar de mantenerse en la posiciòn.

Dijimos entonces que esto no era relevante. Que en definitiva cada decisiòn personal implica una motivación sea la búsqueda de poder, gloria, fortuna, vocación de servicio a los demàs o, como se alegaba en este caso, conservar un cargo en torno al cual existìan no solo rumores sino exigencias de sustituciòn inclusive por parte de figuras influyentes en el seno del partido oficial, como era el caso de su Secretario General y Presidente del Senado, Reynaldo Paret. Que lo que contaba en definitiva era tratar de preservar y hacer cumplir dicha disposiciòn como una política de Estado, sin importar quien estuviese ocupando la cartera ministerial.

Tambièn advertimos entonces que las granceras iban a poner en juego toda su influencia económica y política para tratar de que se revocase la medida.  Esto ya habìa ocurrido en tres ocasiones previas,  en que disposiciones de similar naturaleza fueron revocadas prestamente cuando las granceras pusieron en juego todos sus recursos de apelación.

Hoy, al igual que entonces, insistimos en que el punto de real significación en este caso es hacer toda la presiòn requerida: ambientalistas, medios de comunicación, instituciones y asociaciones representativas con el respaldo de la mayor cuota posible de opinión pùblica para contrarrestar los esfuerzos de las granceras, lograr que se mantenga la prohibición y exigir el cumplimiento de la misma dentro del plazo establecido.

Max Puig fue removido del cargo como parecìa crónica deseada por muchos y anunciada por no pocos. 



En su lugar ha sido nombrado el ingeniero Omar Ramírez.  Quienes le conocen dan fe de que se trata de un verdadero tècnico en asuntos medioambientales.  Un profundo conocedor del tema.  Y un apasionado defensor de los recursos naturales,  aunque sin traspasar los lìmites de la racionalidad para caer en las siempre negativas posiciones extremistas.  Dicen que trae además la experiencia de sus aportes a la ejecución del exitoso Plan Quisqueya Verde, que dirigiò con gran acierto el ex Vicepresidente Jaime David Fernández, otro celoso cruzado del medio ambiente.  Mejores credenciales no puede exhibir.

El caso es que como habìamos previsto,  las granceras ya han comenzado a presionar.  Su argumento es que  la prohibición harà que escaseen y se encarezcan los materiales de construcción.  Advierten, lo que no deja de ser una amenaza sutil, que se afectaràn la construcción del Metro y la importante carretera San Cristóbal Banì.  Y como para sellar sus argumentos,  aducen que de la zona de Nizao, entiéndase de las márgenes de la cada vez màs depredada y reducida importante vìa de agua,  se extrae nada menos que el ochenta porciento de los materiales usados para la elaboración de hormigón de alta resistencia. Es el mismo que se emplea en las edificaciones de la zona metropolitana y parte de la regiòn Este.

Pero la propia cifra, nada menos que ese ochenta por ciento,  es un argumento que se revierte en contra de quienes pretenden continuar extrayendo agregados de la zona sin ton ni son.  Sin preocuparse en lo màs mínimo por reparar, siquiera en parte, los perjuicios ocasionados a la capa terrestre, al rìo y la foresta que la propia Secretarìa de Medio Ambiente ha calificado de “irreversibles”.  .

No queremos posar extremistas. No es nuestro propòsito, estilo ni función.  Somos comunicadores, no medioambientalistas.  Pero hemos visto por propios ojos còmo en muchos lugares el Nizao se ha convertido en un tenue, casi inexistente hilo de agua, y sus márgenes se han ido despoblando de árboles para dar la impresiòn de un àrido paisaje lunar.

No pretendemos suplantar ni mucho menos presionar a Medio Ambiente. Es de aquì de donde partiò la prohibición y tambièn la advertencia de que los daños ocasionados al Nizao resultan irreparables.  Toca ahora a su actual incumbente tomar las riendas del caso en sus manos, y con sus propios conocimientos y los de sus asesores y el uso de su autoridad establecer con toda nitidez ante el paìs la verdad de la explotación de los rìos.  Del nivel de daño que estè provocando a un recurso tan esencial como lo es el agua.  Y de la responsabilidad de las granceras.

Le tocarà tambièn, en armonìa con los requerimientos del desarrollo y de una industria tan importante como lo es la de la construcción, viabilizar alternativas para que èsta pueda aprovisionarse adecuadamente de los agregados que requiere sin afectar el equilibrio ecológico y despojar al paìs de sus valiosos y necesarios recursos naturales.

Para hacerlo, requerirà sin embargo de disponer de un marco bien definido de política ecológica del Estado y contar con todo el respaldo de èste. 

Confiemos que asì ocurra en esta ocasiòn para no sufrir nuevas frustraciones como en el pasado.

2007-08-26 21:19:30