Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de



Mario Rivadulla

Todavìa caliente el cuerpo de nuestro màs reciente Tiro Rápido sobre los accidentes de trànsito como principal causa de muertes violentas en el paìs, se registra otra ocurrencia trágica que cuesta la vida a una infortunada mujer,  vìctima de la irresponsabilidad del conductor de una de las llamadas voladoras.

Si bien el hecho de que cada dìa como promedio diez o doce personas pierdan la existencia por esta causa sin que, como hemos dicho en otras ocasiones, alguien pierda el apetito o vea turbado su sueño, hay casos que por sus características no dejan de provocar algún impacto en la opinión pùblica.  Generalmente, de làstima en unos y de indignación en otros.

Tal el de la bioanalista Antonia Castro Vargas quien falleció  al abordar a una voladora, cuando el chofer se lanzò a velocidad llevándose la luz roja del semáforo colocado en la intersección de la San Martín con Ortega y Gasset, sin darle tiempo a sentarse.   El aceleròn hizo que la infortunada pasajera fuera a estrellarse contra el parabrisas del vehìculo fracturándose el cráneo lo que provocò su muerte.  La voladora finalizò su trágico recorrido estrellándose contra un poste de luz y chocando otro vehìculo.

Tan penoso como este hecho que evidencia una vez màs el caos que reina en el transporte pùblico y la falta de responsabilidad de no pocos conductores, es que tanto el chofer como el pitcher del minibús no tuvieron siquiera la entereza de enfrentar la consecuencia de sus actos, dándose por el contrario a la fuga.

Incrementa las dramáticas características de este caso el hecho de que la señora Castro Vargas habìa enviudado apenas un año atràs, cuando su esposo, el raso militar Danneris Tejada, fue asesinado por malhechores con la finalidad de robarle su motor.  Ambos esposos por consiguiente, aunque por causas diferentes, perdieron la vida a edad temprana en forma trágicamente violenta.

Si echamos mano de este caso para protagonizar “El Tiro Rápido” de este dìa es porque consideramos indispensable e impostergable machacar una y otra vez sobre un tema de consecuencias tan dolorosas que provoca miles de vìctimas fatales cada año, deja una cantidad igual o mayor con lesiones permanentes, y en no pocos casos invalidantes o privados de alguno de sus miembros y habilidades básicas para desenvolverse con normalidad. Esto aparte de ocasionar cuantiosos daños materiales.

Ahora mismo, las compañìas de seguros que operan el llamado “ramo de automóvil” acaban de anunciar un aumento significativo de entre un 30 y un 40 porciento en el costo de las primas full alegando pèrdidas insostenibles.  El robo, pero sobre todo los daños provocados por las colisiones,  constituyen las principales razones de esas pèrdidas.

Pero màs lamentables e irreparables son las vidas que han ido quedando en el camino a consecuencia del manejo imprudente.  De los conductores irresponsables que ni respetan la propia vida ni la de sus pasajeros, ni mucho menos las de los demàs.

De los que andan por las vìas pùblicas como si fuesen de su propiedad, mostrando el màs alto grado de agresividad contra el resto de la humanidad.

De los que ignoran y violan las normas del trànsito.

De los que conducen drogados o pasados de tragos, y por tanto carecen de conciencia de lo que estàn haciendo y de real control de sus vehículos.

De choferes de patanas, de ómnibus y microbuses, de concheros y taxistas,  de quienes andan en jipetas y vehículos de todas marcas y clases, de los motoristas, de los llamados hijos de papi y mami que son capaces de atropellar y asesinar a un ser humano y luego darse cobardemente a la fuga o salen desesperados a la búsqueda de un manto influyente, protector y cómplice, para escapar a justa y merecida sanción.

Y tambièn, ¿por què no? de peatones imprudentes que cruzan las calles y avenidas por cualquier lugar menos por el que deben poniendo en riesgo su existencia.

En fin…algo hay que hacer. Porque lo que no podemos es seguir viviendo con la permanente angustia de salir a la calle para enfrentar una situación que enferma y mata, sin saber a ciencia cierta si al final del dìa habremos podido sobrevivir indemnes a este absurdo caos.  El mismo que costò ayer la vida de Antonia Castro Vargas, y al igual que ella a miles de infortunadas vìctimas cada año.

2007-09-05 19:14:01