Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de



Mario Rivadulla



Pese a que, como en ocasiones anteriores, mediò la intervención de los partidos políticos en la designación de sus miembros,  la actual Junta Central Electoral cobrò vida bajo los mejores auspicios.

Se entendía y se entiende que en su seno hay profesionales con elevado nivel de preparación, sin tachaduras invalidantes en sus ejecutorias pùblicas previas y en ànimo de montar un proceso eleccionario como Dios manda.

Esa Junta no sòlo prometió unos comicios bien organizados y creìbles, y de hecho ha estado dando pasos importantes en ese sentido, entre èstos la sustitución de las clásicas urnas de cartón por otras plásticas transparentes a màs de abocarse con suficiente antelación a la preparación del personal que habrà de laborar en las mesas electorales el pròximo 16 de Mayo.

Sus magistrados fueron màs allà para incursionar en otros campos de acciòn donde se habìa mantenido inactiva.  Uno de ellos, la depuración y colocación bajo la autoridad efectiva de la Junta, de las oficialìas del Registro Civil que habìan derivado en fuente próvida de enriquecimiento para sus detentadores, y en no pocos casos de acciones dolosas como la falsificación de identidades.

Otro, la de establecer el llamado Registro de Extranjerìa, censurado por algunas voces locales que lo consideran discriminatorio principalmente contra los indocumentados haitianos, pero que segùn se reporta fue elogiado y tomado como ejemplo en el reciente encuentro continental de oficiales del Registro Civil por los voceros de diferentes paìses.

No menos importante, la de implementar un ambicioso programa destinado a dotar de vida civil a cientos de miles de dominicanos, adultos y niños, cuyos nacimientos no han sido inscriptos, que en cuanto a los primeros les priva de personalidad jurídica y de la condición de ciudadanos, y en el de los menores para,  en muchos casos, poder acceder a la enseñanza o completar la misma a partir del nivel básico.

Lamentablemente en los últimos tiempos, sobre todo con motivo del conocimiento y discusiòn del Reglamento destinado a regular las campañas electorales, se han producido diferencias en su seno que han trascendido a la opinión pùblica convirtiéndolo en un ente polémico y objeto de todo tipo de rumores y especulaciones que en nada favorecen  su imagen y la importancia de su misiòn.

Se explica que en todo organismo colegiado haya opiniones discrepantes.  Ese es precisamente uno de sus principales objetivos: la diversidad de criterios que tienden a enriquecer el debate y a propiciar decisiones màs equilibradas.

Pero al presente, parece que en el fondo alientan tanto una lucha de espacios de poder y de influencia como de resquemores y malquerencias personales. Se dice que hay magistrados que ya ni se saludan, ni se hablan.  Y en algunos trasciende una clara sensación de total rechazo.  La carta que publica en su ediciòn de este dìa el periódico Hoy bajo la firma de la jueza Aura Celeste Fernández donde hace serias imputaciones y crìticas al presidente de la Càmara Administrativa Roberto Rosario, le pone nombres propios a una obvia relaciòn de enemistad.

Las propias declaraciones del Presidente de la Junta, un hombre de carácter prudente y conciliador como lo es Julio Cèsar Castaños Guzmán, reivindicando el papel del Pleno que dirige como autoridad suprema del tribunal, tambièn contribuye a transparentar el mar de fondo en que parece estar desenvolvièndose ese organismo.

Es lamentable que tal estè sucediendo. Como lo es tambièn quienes quieren aprovechar esta situaciòn para echarle màs leña al fuego, en vez que comprender que en la medida en que la Junta supere esta situaciòn podrà retormar la vìa correcta de completar su delicada misiòn de ofrecernos unas elecciones ejemplares.

No vamos a caer en ese juego.  Por el contrario, hacemos votos fervientes porque la Junta reencuentre el camino, que pueda superar los obstáculos que confronta al presente y que,  tanto los magistrados en pugna como el resto, entiendan que màs que su ego o su ejecutoria personal, estàn en juego los destinos del paìs, la confiabilidad en el proceso electoral y el acrecimiento de un proceso democrático en que todavìa andamos a gatas y del nos queda mucho trecho por andar para llegar a la adultez.

Dios lo quiera.

2007-09-13 14:53:18