EL TIRO RAPIDO
de
Mario Rivadulla
A su llegada a Miami ayer, en el inicio de un laborioso itinerario de diez dìas que agotarà en diferentes actividades y escenarios de Norteamérica, el Presidente Leonel Fernández hizo dos pronunciamientos importantes.
El primero fue rechazar el informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos que nos incluye en un listado de los 20 paìses del mundo donde es mayor la elaboración y/o la distribución de drogas, señalando en forma enérgica y cortante que el narcotráfico se ha incrementado en el àrea del Caribe debido a que el gobierno norteamericano le presta mucha màs atenciòn a la guerra de Irak.
Ciertamente es asì. Y bueno que el mandatario lo haya expresado de una manera tan tajante, como a su vez lo han hecho el Consejo Nacional de Drogas y la Dirección Nacional de Control de Drogas que ha venido realizando un trabajo encomiable bajo las balas de las cada vez màs agresivos grupos y pandillas locales dedicadas al microtràfico.
Los Estados Unidos constituyen el mercado màs atractivo y numeroso de consumidores. Se ha revelado que al menos una tercera parte de su población ha usado estupefacientes en algùn momento de su vida. Pero además, su mercado permanente se calcula que comprende unos 30 millones o màs de usuarios habituales de diferentes tipos de drogas.
Pese a ello y a que està en juego su propio interès, el poderoso vecino y principal socio comercial del paìs se ha mostrado particularmente tacaño y reticente en el suministro del equipamiento de que carecemos para que nuestras autoridades antidrogas puedan llevar a cabo un trabajo màs eficiente.
Mientras paradójicamente el tesoro norteamericano gasta entre 5 y 6 mil millones de dólares mensuales para mantener una fuerza de ocupación cada vez màs cuestionada y sangrada en Irak a un costo de muchas vidas de sus propios soldados, nos regatea y nos niega la ayuda mucho màs modesta que requerimos para prevenir, controlar y combatir el narcotráfico que nos utiliza como corredor o puente de la droga.
El recordatorio del mandatario dominicano por consiguiente, que tiene mucho de reproche y refleja el sentir de muchos no sòlo aquì sino en otros paìses certificados, viene por tanto muy a punto para poner las cosas en su justo lugar en esta materia.
El otro tema que abordò el Presidente Fernández fue destacar el crecimiento de los lazos comerciales con los Estados Unidos que lo convierten en nuestro principal socio comercial y nos coloca a nosotros como el cuarto de mayor importancia en la regiòn para el coloso norteño. La cifra, mencionada por el mandatario criollo, se sitúa en el orden de los nueve mil millones de dólares anuales.
En un orden màs especìfico, el Presidente Fernández puso énfasis en el hecho de que màs de la mitad de esa suma, alrededor de unos 4 mil 800 millones de dólares corresponden al intercambio del paìs con el Estado de la Florida, que es como decir la puerta de entrada de Latinoamèrica a los Estados Unidos por este lindero de su territorio que bañan el mar Caribe y el Golfo de Mèxico.
Esto convierte al paìs y al Estado floridano en dos piezas fundamentales o destinos estratégicos, como señalò el ejecutivo dominicano, para incrementar el trasiego comercial e industrial entre ambos en el marco del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Centroamérica.
El potencial pudiera realizarse en el tiempo si somos capaces de aprovechar sus alegadas ventajas. Pero todavìa hay una brecha que cubrir y una incógnita que despejar a nivel local. Es el hecho, difìcil de asimilar, de que no obstante entrar al paìs unos cuatro mil o màs productos norteamericanos libres de aranceles al amparo del tratado, ese privilegio no se ha reflejado en una baja en los precios que pagan los consumidores a nivel del comercio.
Es posible que haya razones que lo expliquen, pero en ese caso deben ser expuestas con la debida claridad. Porque, repetimos, para la inmensa mayorìa de la gente, a las que se les crearon expectativas de mejores precios bajo la sombrilla del acuerdo, resulta inexplicable dicha situaciòn.
Todo esto aparte de que una balanza comercial equilibrada como la que existìa entre los Estados Unidos y el paìs antes del Tratado, se ha inclinado ahora ostensiblemente hacia el lado màs poderoso que en solo pocos meses nos lleva ya decenas de millones de dólares de ventaja en un intercambio que para nosotros està siendo altamente deficitario y todavìa està pendiente de arrojar los prometidos resultados positivos de que se valieron como argumento de convencimiento sus promotores y defensores.
2007-09-20 12:27:09