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Haití: El camino para salir de la miseria es aún incierto

Haití: El camino para salir de la miseria es aún incierto

Wooldy Edson Louidor



ALTERPRESSE

ALAI AMLATINA, 04/10/07, Puerto Príncipe.- Mientras que la comunidad internacional no ha dejado de felicitar recientemente a la actual administración de Haití y a la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) por los resultados logrados en materia de pacificación y estabilización de la república caribeña, la pobreza masiva empuja a cada vez más ciudadanas y ciudadanos de dicho país a huir de sus casas para ir hacia otras tierras en busca de mejores condiciones de vida.

La carestía de la vida, el desempleo, la desesperación generada por la miseria, la falta de acceso a servicios básicos y la falta de alternativas tienden a convertirse cada día más en nuevas fuentes de inseguridad y en causas de desplazamientos “forzosos” en Haití.

“¿Qué está pasando con el país? ¿Hacia dónde vamos? ¿Hasta cuándo habrá fuentes de empleo? ¿Por qué seguimos aún con hambre, en la miseria y sin escuelas, hospitales, etc.?…”, son algunas de las tantas preguntas que generan inseguridad a la ciudadanía haitiana.

El pueblo haitiano sigue reivindicando el derecho a una vida digna, mientras que el actual gobierno, presidido por el presidente René Garcia Préval, espera aún los fondos y las ayudas que varios países “amigos” y organismos de la comunidad internacional habían prometido para poder iniciar las labores de reconstrucción de esta nación necesitada a la vez de estabilidad y desarrollo socioeconómico.

La paz, condición esencial para lograr el desarrollo socioeconómico

“Haití está saliendo progresivamente de la categoría de Estado fallido”, declaró el mandatario haitiano el 26 de septiembre pasado, en su discurso ante la sexagésima segunda Asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En la misma ocasión, el jefe de Estado agradeció a la ONU por su aporte significativo al proceso de estabilización de Haití, ya que su misión de paz desplegada en el país a partir de junio de 2004 ha jugado un papel muy importante en el desmantelamiento de las bandas armadas que sembraban a diestra y siniestra el terror y la violencia, principalmente en Puerto Príncipe, desde el derrocamiento del ex presidente Jean-Bertrand Aristide el 29 de febrero del mismo año.

El actual gobierno haitiano, así como la mayoría de los países de la comunidad internacional, han abogado por la prorrogación del mandato de la MINUSTAH que llegará a su término el 15 de este mes de octubre, porque estiman que la presencia de dicha misión militar sigue siendo necesaria para “consolidar los avances en materia de paz y seguridad” en la república.

Además, las fuerzas de orden en el país tienen que permanecer más que nunca vigilantes, ya que algunos grupos de bandidos armados han intentando, durante los últimos meses, removilizarse en los barrios de la Capital haitiana anteriormente considerados como “zonas de no derecho”, así como en otros lugares de provincia.

Los datos recientemente comunicados por la MINUSTAH revelaron que sólo  en Puerto Príncipe se registraron más de 40 casos de secuestro durante el último semestre, mientras que en los meses de julio y agosto se reportaron 40 casos de homicidio y 10 casos de violaciones sexuales en la Capital haitiana.

El desarrollo socioeconómico, indispensable para consolidar la paz

A pesar de la necesidad expresada por el mandatario haitiano de mantener la fuerza armada multinacional para consolidar la paz y la seguridad en Haití, él mismo planteó sin embargo, que el combate a la pobreza que afecta a la gran mayoría de la población haitiana (más del 75% de un total de 8.5 millones de habitantes), es “condición esencial para poner fin a la violencia” y poder lograr el desarrollo social y económico del país.

El proceso de pacificación y estabilización debe ser acompañado hoy por trabajos de reconstrucción del país mediante la implementación de proyectos de desarrollo socioeconómico y de dotación de infraestructuras y servicios básicos a favor del pueblo haitiano.

La paz y la estabilidad son factores indispensables para relanzar la economía haitiana por medio de la estabilización de los indicadores macroeconómicos, la atracción de inversionistas, la creación de fuentes de empleo y la implementación de programas sociales y de desarrollo.

No obstante, un mínimo de bienestar social es sumamente importante para que la población, principalmente los grupos vulnerables de los barrios populares y de las clases desfavorecidas, pueda satisfacer sus necesidades básicas, vivir dignamente y construir una cultura de paz.

La miseria como causa de desplazamiento masivo y forzoso

Es innegable que el clima de seguridad que existe actualmente en Haití ha favorecido un cierto regreso a la normalidad en todos los renglones de las actividades del país.

Recientemente, algunos Estados han iniciado o restablecido sus relaciones diplomáticas con Haití. Por ejemplo, los embajadores de Venezuela, Colombia y España acaban de presentar, el pasado 18 de septiembre, sus cartas de acreditación diplomática al actual presidente haitiano.

Además, importantes grupos de inversionistas y empresarios nacionales y extranjeros vuelven poco a poco a establecerse en el país, luego de que muchos de ellos tuvieron que huir de la situación de caos, inestabilidad política y violencia generalizada que prevaleció principalmente en Puerto Príncipe desde febrero de 2004 hasta hace un año aproximadamente.

Sin embargo, más que la violencia, la miseria y la escasez de oportunidades para salir de ella, están provocando actualmente el desplazamiento de cada vez más ciudadanas y ciudadanos haitianos quienes llegan incluso a poner su vida en riesgo en pequeñas embarcaciones y en cruces fronterizos ilegales para ir en busca de mejores oportunidades a República Dominicana, país vecino, y a otras islas del Caribe, principalmente Bahamas, Turcos y Caicos, así como a las costas estadounidenses de Miami.

La necesidad de luchar contra la miseria, una de las grandes causas de la inseguridad en Haití

La inseguridad no se combate en un país sólo custodiando y acuadrillando cada una de las ciudades y calles de su territorio, sino respetando y protegiendo el derecho de sus habitantes a una vida digna.

Así como la violencia, la miseria es también un arma letal que provoca inseguridad y desplazamientos forzosos en Haití. En este sentido, varios países y organismos de la comunidad internacional están llamados a agilizar el desembolso de los fondos que vienen prometiendo al pueblo haitiano para que se pueda empezar a reconstruir este país que contradictoriamente está atravesando un momento tan sumamente difícil como promisorio de su historia.

Por su parte, la actual administración haitiana debería elaborar, junto con los diferentes actores de la sociedad, un proyecto de reconstrucción nacional a la vez coherente, consistente y viable que sea capaz de articular la necesidad de consolidar la paz y la estabilidad con el impulso del desarrollo socioeconómico.

2007-10-05 15:22:14