PRSC y la revolución social
Por Guillermo Caram*
Afortunadamente el Partido revolucionario social cristiano (PRSC) y su candidato están por asumir su responsabilidad de retomar la antorcha revolucionaria sembrada durante sus pasados gobiernos.
El candidato del PRSC ha asumido un gran compromiso al proclamar, durante uno de sus cacerolazos barriales, una revolución social.
Lo ha hecho en momentos que sectores reformistas propiciadores de un PRSC conservador se anidan en el gobierno para conformar esa especie de jauría de impetrados reflejada en las últimas designaciones.
Y cuando el gobierno se empeña deliberadamente en antagonizar mediante rebatiñas y simplismos publicitarios referidos al gobierno anterior para polarizar con el PRD y cuya expresión máxima la dibujó el Presidente de la República al reducir y pregonar el debate nacional a la figura zoológica entre el león y el bacalao.
Y cuando el gobierno se empeña deliberadamente en antagonizar mediante rebatiñas y simplismos publicitarios referidos al gobierno anterior para polarizar con el PRD y cuya expresión máxima la dibujó el Presidente de la República al reducir y pregonar el debate nacional a la figura zoológica entre el león y el bacalao.
Afortunadamente el PRSC y su candidato están por asumir su responsabilidad de retomar la antorcha revolucionaria sembrada durante sus pasados gobiernos.
No es posible que el debate político siga inscribiéndose en el cúmulo de acusaciones y justificaciones mutuas, escudándose unos en los pecados de otros de los gobernantes en los últimos años, para justificar incursiones en la corrupción y el despilfarro del erario.
Y era impostergable reencender en los altos niveles del protagonismo partidista, la chispa de la justicia social inherente a toda sociedad donde predominan niveles de pobreza e indigencia que deben ser desnudados para la concienciación precursora de un accionar justo y adecuado de la clase potencialmente gobernante.
Nadie debe extrañarse que el grito revolucionario de hoy provenga del PRSC. Un partido que si bien enarboló el reformismo como fórmula de coexistir con el fermento revolucionario que se apoderó de la conciencia latinoamericana durante los 60s, con la reacción que el mismo provocaba; impuso una praxis revolucionaria sin estridencia extremista.
Prueba de ello fueron los vigorosos programas de obras para proporcionar empleos y aumentar los servicios sociales a los más necesitados y para mejorar la infraestructura de producción, la mitigación de las urgencias sociales, la promoción de nuevas actividades y grupos empresariales amparadas en leyes de incentivo que abrieron y diversificaron la economía, las leyes agrarias de los 70s, el posterior gravamen a terrenos baldíos, la renegociación de los contratos con Falconbridge y deuda externa, el cierre de aserraderos desforestadores y la provisión de modernas provisiones ambientales.
*Guillermo Caram es político
guillermocaram_candidato@hotmail.com
2007-10-21 22:27:39