Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de



Mario Rivadulla

¿Debemos preocuparnos por el hecho de que la sostenida campaña difamatoriacontra el paìs haya provocado que en las Naciones Unidas se dispusiera una investigaciòn sobre alegado racismo y maltratos a los haitianos residentes en nuestro paìs?

Ciertamente provoca indignaciòn el hecho de que elementos oportunistas y resentidos y una instituciòn reconocida como Amnistìa Internacional, dediquen sus energìas y significativos recursos de procedencia, en algunos casos  no bien establecida, para montar todo un sostenido tinglado internacional de infames acusaciones en contra de Repùblica Dominicana.

Pero miràndolo desde otra perspectiva, pensamos que, por el contrario, tal como expresò editorialmente El Nacional de Ahora en su ediciòn del pasado sàbado, puede ser èsta una buena ocasiòn para desmontar ese escenario fabulado, exagerado e interesado.

Como bien señala la nota del popular vespertino, no es precisamente un paraìso el escenario que van a encontrar     aquì los relatores del organismo mundial.  Pero no solo no lo es para los haitianos de màs pobre condiciòn, sino tambièn para un nùmero muchìsimo mayor de dominicanos que comparten las mismas necesidades por las que estàn atravesando aquellos e igual precaria situaciòn. 

Comprobaràn entonces que no es una situaciòn de discrimen contra el infortunado vecino que viene del otro lado de la frontera de este lado  oportunidades de vida que siempre, sin embargo, van a resultar superiores a las extremadamente miseriosas que imperan en su propia tierra.

Y veràn asimismo la otra cara de la moneda que no mencionan quienes llevan a cabo esta campaña de descrèdito, que tiene poco de humanitaria y màs de interesada cuando es tomada de base para pedirle al pueblo norteamericano que no consuma azùcar dominicana y a los turistas que dirijan sus pasos a otros paìses.

Comprobaràn que los cientos de miles de haitianos que residen aquì no son objeto de persecuciones ni cacerìas. Que contrario a lo que ocurre con los inmigrantes indocumentos en los Estados Unidos o en Francia, el nùmero de repatriados es apenas una pequeñìsima parte de los que residen ilegalmente en el paìs.

Que si es importante el aporte de mano de obra haitiana en la construcciòn, en la agricultura y en muchas otras actividades productivas, tambièn lo es para ellos el hecho de encontrar aquì oportunidades de trabajo remunerado y subsistencia de que carecen en su paìs.

Que niños haitianos son acogidos en las escuelas.  Que miles de jòvenes haitianos estudian en nuestros liceos y universidades.  Que madres haitianas cruzan la frontera para dar a luz en los hospitales pùblicos de este lado.  Que disfrutan tambièn de los servicios pùblicos, con los mismos niveles de limitaciòn que padecemos los dominicanos.

Que conservan sin ser molestados sus creencias religiosas, sus ritos y costumbres.

Que, a fin de cuentas, nuestro paìs ha constituìdo hasta ahora una vàlvula de escape al acoger a cientos de miles de haitianos, que son en cambio rechazados por las mismas naciones que muestran preocupaciòn aparente porque se respeten sus derechos humanos, haciendo con ello menos explosiva y apremiante la situaciòn que prevalece desde hace muchos años al otro lado de la isla.

Que por años Repùblica Dominicana ha sido el màs ardiente y consistente cruzado en todos los foros e instancias internacionales, a favor de que se acuda en ayuda de Haitì para que pueda resurgir como Estado y mejorar la condiciòn de vida de sus habitantes.  Y que nuestros gobiernos y el sector privado no han sido remisos en ningùn momento en contribuir a ese propòsito.

Todo esto lo han reconocido desde el Presidente de Haitì Renè Garcìa Prèval y su embajador en el paìs, Fritz Cineas, hasta muchos prominentes haitianos, todo lo cual ignoran y silencian quienes promueven la perversa campaña contra la patria de Duarte.

De ahì que tal como señala El Nacional de Ahora, criterio y esperanza que compartimos, puede ser èsta una buena oportunidad de para poner las cosas en su justo lugar siempre en el entendido que los relatores de las Naciones Unidas vengan desprejuiciados y con mente abierta para evaluar la situaciòn en su adecuada dimensiòn.

Esperemos que asì sea.

2007-10-25 13:15:28