Opiniones

CANIBALISMO POLITICO

CANIBALISMO POLITICO

Por Nelson Gómez

En muchas especies de la naturaleza el canibalismo es un proceso de control cuantitativo para asegurar la sobrevivencia.  Unos se comen a otros para garantizar que los recursos que les mantienen vivos sean suficientes para los más fuertes, como explica Engels en su libro “Origen de las Especies”.

En la política dominicana estamos viendo algo no con tanta semejanza, que pronostica la involución de muchas organizaciones. Resulta que los partidos políticos duran una vida desarrollando una estructura con vocación de poder y luego que lo logran vemos cómo unos devoran los talentos emergentes como un recurso de conservación individualista y no con un propósito de fortaleza de la especie como ocurre en el mundo natural.

Los ejemplos sobran y no es necesario mencionar nombres ni siglas. Durante décadas vemos cómo funcionarios se acomodan en el poder y no ceden espacios a los nuevos liderazgos. Se pegan como lapas de sus cargos gubernamentales y políticos, operando incansablemente para que nadie ocupe sus posiciones ni crezca muy cerca de sus dominios.

Esa situación nos ha permitido ver a un fulano como Secretario de Estado o Director, además miembro de algún organismo superior de su partido, socio o dueño de alguna empresa contratista y si viene un proceso que demande de gerencia o trabajo político, también hace fuerza para que lo pongan ahí, como la historieta aquella del Conejo Bug, que jugaba béisbol siendo pitcher, primera, segunda y tercera  base; en fin, ocupaba todas las posiciones.

Los que están en el banco tras un chance para trabajar se ponen viejos esperando que gotee algún dinosaurio todólogo de su partido. Esto es una especie de canibalismo político que se desarrolla cuando el interés fundamental de una organización es sustituido por el interés individual.

Y peor aún: por instinto de conservación estos autosuficientes se agrupan en bloques de interés comunes para hacerle más difícil la vida a los que intentan ascender.

Este proceso se lleva por delante la institucionalidad, la filosofía y los objetivos macros de un proyecto. Se convierte en una especie de cáncer político que va destruyendo a las organizaciones, y entonces, cuando el paciente cae en etapa terminal surgen las valoraciones personales, las descalificaciones y los argumentos superficiales para justificar la agonía y muerte.

Los primeros síntomas de este mal surgen como nos pasa a los seres humanos: infección por grupismos basados en apetencias personales que calientan el organismo.



Si no se aplican medicinas preventivas y seguimiento, cuando nos damos cuenta ya no se puede revertir la dolencia.

El problema se pone tan complejo que hace metástasis; cuando tratamos de resolver un punto crítico del desorden surgen nuevos porque todo el cuerpo está contaminado.



Los agentes promotores de esa dolencia son los reaccionarios que actúan evitando la oxigenación del tejido político con nuevas energías,  sentido crítico e innovador.

Pero a veces ocurren curaciones milagrosas, pero para ello es necesario un liderazgo fuerte que se imponga y haga o promueva las intervenciones o tratamientos necesarios aunque resulten dolorosos.

2007-10-28 18:23:29