Opiniones

Unidad para la recuperación nacional

   Unidad para la recuperación nacional

Bienvenido Segura

En su paso por la República Dominicana la tormenta Noel ha dejado una larga estela de muerte, destrucción, desolación, desasosiego, tristeza, pesadumbre, lamentos y lágrimas. Esta catástrofe ha causado grandes pérdidas materiales tanto así que al día de hoy hay alrededor de 85 personas muertas y más de 4 decenas desaparecidas. Miles y miles de damnificados están ocupando refugios diseminados prácticamente en todo el país. La verdad que causa profunda pena observar familias enteras destrozadas y agobiadas por la situación de calamidad en la que se encuentran al ver cómo en fracciones de segundos las aguas destruyeron sus hogares llevándose a la vez todas sus pertenencias y enseres sin poder hacer absolutamente nada.      

Lo que ha pasado en el país no tiene precedentes. De acuerdo a la opinión de expertos la cantidad de agua que recibió el suelo dominicano en esas 24 o 48 horas es equivalente al total de la esperada para todo el año. A partir del análisis de esa información se puede  definir la real magnitud de la tragedia que ha afectado a la gente de la República Dominicana. El mundo entero ha podido constatar a través de los medios de comunicación la inmensa cantidad de casitas y sembradíos totalmente anegados de agua y lodo. Carreteras y viviendas destruidas, puentes rotos, comunidades enteras sin servicios básicos como agua potable, teléfonos y electricidad, con la mayoría de las provincias y pueblos incomunicados y sin acceso. En términos generales tenemos un país devastado por los torrenciales aguaceros caídos. 

La producción nacional fue sensiblemente maltratada sobre todo en lo relativo a los cultivos agrícolas y a la ganadería. Apenas hubo unos pocos territorios que no fueron afectados por Noel y hay otros pueblos donde los daños causados no fueron significativos si se evalúan desde el punto de vista de la pérdida de vidas. Hay que resaltar que los organismos de socorro y las instituciones gubernamentales vinculadas a las acciones de asistencia inmediatamente pusieron en marcha el Plan de Contingencia para dar respuesta a los diversos problemas generados por la tormenta. Las instancias agrupadas en el CNE dan muestras de que trabajan como un gran equipo al coordinar todas y cada una de las intervenciones que llevan a efecto.

El Presidente de la Republica Dr. Leonel Fernández demuestra que es un hombre de valor y que enfrenta con decisiones firmes las situaciones adversas que se presentan en el país. El Primer Mandatario de la Nación ha probado una vez más que es capaz de conducir al país sin importar los angostos y tortuosos caminos por los que deba transitar. Aún en medio de las lluvias “se pone su cachucha y se arremanga la camisa”  para salir de sus oficinas del Palacio Nacional a constatar por sí mismo las calamidades, precariedades y vicisitudes en que están inmersos en estos momentos sus compatriotas dominicanos. Visita los refugios e instruye a sus funcionarios y colaboradores para que a la mayor brevedad solucionen los problemas que afectan a los damnificados. Esos hechos confirman que  verdaderamente éste hombre sabe “gerenciar en la turbulencia” y que es un Estadista consagrado.

La generosidad de la comunidad nacional se pone de manifiesto desde el mismo instante en que se dan a conocer las informaciones relativas a los daños materiales, muertes y desapariciones de dominicanos y dominicanas. Los socorristas y una inmensidad de héroes anónimos exponen sus vidas dejando solos a sus familiares para realizar labores de rescate a favor de las personas que han sido arrastradas por las aguas y que esperan por alguien encima de techos y árboles para salvar sus vidas. Los funcionarios del gobierno junto a síndicos, legisladores, miembros de la defensa civil, cuerpos de bomberos, sacerdotes, pastores de iglesias evangélicas y de otras denominaciones, clubes, núcleos de profesionales y técnicos, asociaciones de productores agropecuarios, grupos de mujeres, deportistas, transportistas, empresarios, comerciantes, profesores, estudiantes y otras organizaciones de base son protagonistas de la jornada de solidaridad y amor más intensa que se recuerde en beneficio de victimas de un desastre natural tan impactante y devastador como Noel. Lo mismo  ocurre con países y  gobiernos hermanos cuyas ayudas oportunas han contribuido a mitigar el dolor del pueblo.  

Las únicas acciones que se cuestionan frente a esta situación de calamidad nacional son las relacionadas a la politiquería barata llevada a cabo por politiqueros baratos. Es motivo de preocupación la actitud vil e inhumana asumida por algunos candidatos presidenciales y dirigentes políticos de partidos opositores ante esta tragedia. No es de cristianos tomar como tema de propaganda y pretender hacer campaña electoral con los daños materiales y las muertes provocadas por este fenómeno de la naturaleza. Diseñar y construir discursos sobre los cadáveres aún recientes de nuestros hermanos y hermanas dominicanos idos a destiempo al ser arrastrados por las embravecidas aguas de esta tormenta es no sentir el más mínimo dolor ante la desgracia y la tristeza de los demás. Apelo a la sensatez de la clase política para que sea respetada la dignidad y el buen nombre de las victimas y sus familiares. Las condiciones de marginalidad social y económica en las que ellos vivieron no pueden alimentar el morbo y la maldad de los que hoy quieren aprovecharse de ésta tragedia para sacar capital político-electoral. Dios perdonará a los que actúan de esa manera, pero el pueblo en su momento se lo tomará en cuenta. 

La República Dominicana sabrá levantarse como tantas veces lo ha hecho. Con la bendición de Dios y sus buenos hombres y mujeres unidos en el amor, la confraternidad y la solidaridad se mantendrán en alto la fe y la esperanza en el presente y el futuro para que la recuperación plena sea una realidad. Queda como tarea ayudar y apoyar a los productores agropecuarios para recuperar los cultivos o volver a sembrar sus predios; reparar o construir puentes y carreteras; levantar o rehabilitar las viviendas de las familias afectadas; prevenir la ocurrencia de brotes o epidemias en las zonas devastadas y en los refugios; restablecer los servicios básicos de agua potable, energía y teléfonos; rehabilitar las escuelas usadas por damnificados y las averiadas por la tormenta; ofrecer apoyo emocional a los sobrevivientes, a los refugiados y a los familiares de las victimas; y evaluar con objetividad las respuestas dadas y las acciones ejecutadas por las instituciones responsables para resolver los problemas generados por este fenómeno natural.



Luego…seguir echando  pa’lante.  

No obstante las adversidades, la República Dominicana es el mejor país del mundo y su gente…lo máximo!   

Dr. Bienvenido Segura



Santiago Rodríguez, R. D.



Email: biensegura46@hotmail.com

2007-11-07 15:08:40