Opiniones

Llegó Zoe

Llegó Zoe

Por Narciso Isa Conde

No se asusten, no se trata de otra tormenta, sino de una gracia en medios de esto días difíciles.



Una de esas cosas lindas que tiene la vida, de esas que dan alegría para sobreponerse a la tristeza.

Zoe es la cuarta nietecita a seguidas del primer nieto. Cinco en total: Narciso Isaac, Isabella, Camila, Mía y Zoe.

Es el nuevo fruto de Ricardo y Jeanette, que viene a acompañar a la pequeña Mía.

Y la llegada de Zoe merece celebrarse en grande no solo por el amor que hijos(as) y nieto(as) son capaces de generar, sino además por el hecho de que probablemente podría ser –no es mi deseo ni el de Lulú- el último eslabón de la cadena de esta cuarta generación.

Una especie de “broche de oro”, si no es que una de las tres valientes parejas se decide a reanudar al fábrica, a pesar de lo difícil que le resulta ahora a los matrimonio jóvenes procrear a riendas suelta, en medio de esta prolongada y cada vez más intensa crisis nacional y mundial.

Cierto que para abuelos y abuelas ese desafío no tiene nada de exigencia, solo suma de alegría y felicidad.

Tan así, que a mi madre, en estos días en que se ve quebrantada su salud, le ha servido de aliento de vida. Cada anuncio de crecimiento de la familia, cada beso de uno(a) de los biznietos(as), le lleva mas fuerza para seguir acompañándonos en este “reino” terrenal.

¡Felicidad y alegría para combatir los sinsabores de la vida!

 

Y entonces: ¿qué deseamos para y qué esperamos de Zoe?

Que sea tan “besucona”, tierna y talentosa como Narciso Isaac.

Tan audaz, teatral y pícara como Isabella.

Tan hermosa, reflexiva y fuerte como Camila.

Tan bella y sonriente como su hermanita Mía Gabriela.

¿Es mucho pedir? Nada de eso.

Todo es poco para lo que debemos anhelar en favor de estos seres maravillosos, capaces de ofrecernos tantos momentos gratos, tantas caricias sublimes, tanto amor para llevar sin pesar la carga de las canas, de las calvas y las arrugas…del acortamiento inexorable de esta parte de la vida.

De esta parte de la vida –subrayo-, solo de ella. Pues quienes estamos casados eternamente con el bien, con la justicia, con el amor a la humanidad; quienes gritamos de indignación frente al abuso, la explotación, los sufrimientos y las tragedias sociales que azotan a nuestras sociedad y al mundo, quienes enfrentamos las causas de la tristeza…estamos seguro de vivir más allá de ella, mucho más.

Zoe llegó tranquila en esto días convulsos. Llegó el 12 de noviembre invitándonos a vencer lo pesares que Noel hubo de poner al rojo vivo, a la luz del poder transparentador de sus aguas y de sus brisas.

Zoe llegó felizmente con el “pan debajo del brazo”. Con el pan que otras criaturas no han podido alcanzar, porque un ordenamiento social y político, terriblemente bárbaro e injusto, se lo impide.

Zoe ha tenido esa “suerte” en medio de la tragedia social que agobia a nuestra nación.

Alegría particular en medio de una tristeza significativamente colectiva.

Alegría que ofrece una parte del sentido de la vida, siempre que sea empleada como energía para vencer oportunamente las causas de las penas individuales y sociales que agobian a nuestros congéneres.

Por eso quise hoy hacer un alto en lo que es el contenido más común de esta columna semanal.



Darme un poco de descanso en lo que es motivo de “tormento cerebral” para cualquier ser sensible al que le haya tocado vivir dentro de un régimen político tan asqueante y un sistema tan perverso como socialmente genocida.

Darle estos minutos de tregua a los(as) que tienen bien merecida la condición blancos de ataques de las reflexiones y denuncias que regularmente incluyo en esta entrega.

Habrá, claro está, más tiempo y espacios para esos fines. Mucho más.

Hoy he preferido hablar de las cosas buenas que nos son cercanas, de las chispas de felicidad y alegría familiar, de los mejores deseos para lo seres querido y especialmente para el relevo generacional dentro del árbol de la familia chica.

Hoy he preferido “filosofar”. Algo que el formidable canta-autor venezolano, Alí Primera, nunca pudo aprender. Algo que la vorágine cotidiana y el duro batallar casi nunca me permite intentar.

La llegada de Zoe ha sido una chispa estimulante para atreverme a hacerlo sin haberlo aprendido.

2007-11-19 13:11:57