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Compra de acciones de Shell: Estafa en marcha





Compra de acciones de Shell: Estafa en marcha

Nunca se le debió conceder a la Shell Company comprar el 50 por ciento de las acciones de la Refinería Dominicana de Petróleo en el marco de un contrato que a la vez le otorgó durante décadas el derecho de administración de esa empresa.

Esas prerrogativas le ha permitido a esa corporación esquilmar al Estado dominicano durantes más de treinta años, violando incluso el contrato original.

La Shell Company se comprometió a refinar crudo, pero muy temprano usó refinería para importar derivados; constituyéndose en la única intermediaria de las compras en el exterior. Ella se compraba a sí misma y además distribuía junto a la ESSO, la TEXACO y la ISLA todos los combustibles a las estaciones propias y ajenas.

La Shell, desde la gestión de la refinería, marginando la presidencia formal de esa empresa (designada por el gobierno dominicano), pudo engañar sin objeción- más bien con complacencia entreguista- a los sucesivos gobiernos del país.

Achicó la capacidad de refinar.

Sobrevaluó precios de compra.

Ocultó ganancias.

La inversión inicial de la Shell fue de solo 4 millones de dólares.

Ahora pretende obtener 183 millones de dólares por la venta de sus acciones (el 50% del total) y esta decisión de vender se produjo después de haber sido atrapada de mala manera en otro intento de fraude al Estado.

Las primeras negociaciones, con la intermediación del gobierno, parecían estar dirigidas a traspasarle las acciones a un poderoso grupo económico vinculado al negocio de los combustibles y la poderosa familia Bonetti, que a la vez tiene fuertes conexiones en el Palacio Nacional.

Otros grupos privados, tambien poderosos, se interesaron en la operación y esto dificultó la pretensión inicial del presidente Leonel Fernández, pues en caso de favorecer al sector vinculado a la familia Bonetti, uno de cuyos miembros ocupa el ministerio de la presidencia, se exponía a un serio escándalo en condiciones de debilidad.

La primera opción de comprar le corresponde al Estado, accionista paritario de esa empresa; siempre con posibilidad de renunciar a ella en favor de un tercero. Y en verdad, en esta oportunidad no pudo hacerlo, pues le hubiera sido políticamente muy costoso.

Entonces decidió instruir a la Secretaría de Estado de Hacienda para que procediera a comprar las acciones de la Shell a favor del Estado, decisión aparentemente a tono con el interés nacional.

Pero en realidad no se trata de nada parecido.

Ya los voceros del gobierno han dicho que ese paso sería temporal, dado que el Estado posteriormente trataría de vender esas acciones al sector privado en circunstancias más favorables.

Pero eso no es todo, sino que ese primer paso de compra de las acciones a favor del Estado, no ha tardado en evidenciar la intención de ejecutar una operación dolosa: otra estafa a favor de la Shell y de algunos altos funcionarios del gobierno.

La Shell le ha puesto valor a sus acciones y ha declarado que la revalorización en varias décadas la sitúan en un precio ascendente a los 183 millones de dólares.

El gobierno, a través del Ministro de Hacienda, Vicente Bengoa, aceptó ese precio brutalmente sobrevaluado.

Todos los expertos en la materia establecen que realmente las acciones de Shell no tienen un valor superior a los 110 millones de dólares. La sobre-valuación llega a los 73 millones.

La Shell, además, debe al Estado dominicano 41 millones de dólares por concepto de impuestos sobre revalorización de capital y otros 36 millones por concepto de beneficios retenidos durante el 2006 y el 2007, lo que suma 77 millones de dólares.

Bengoa pretende que se le entreguen a la Shell, descotando esa deuda, 106 millones de dólares, cuando en realidad solo habría que pagarle unos 43 millones de dólares, en caso de que se consideran incobrables otras deudas e incalculables estafas anteriores.

El sobreprecio, aun con ese trato benevolente, ronda los 63 millones de dólares.

¿A cuánto ascendería el regalo a Shell?

¿A cuánto a los funcionarios negociadores?

Recordemos la reciente estafa relacionada con el pago de impuestos de capitalización por la compra del magnate mexicano Carlos Slim (Claro-Codetel) a Verizon. La estafa superó los 200 millones en el contexto de una negociación espuria entre Codetel-Claro y la Presidencia de la República.

Pero hay más aun.

En verdad, Shell le debe al Estado dominicano más de los 77 millones de dólares confesados.

Las estafas fueron múltiples.

El contrato fue violado y se permitió que en detrimento de los intereses nacionales Shell manejara la refinería como un consorcio importador bajo su control.

La nación dominicana no debe permitir esta nueva estafa.

Las acciones de Shell Company deben ser expropiadas y la refinería podría convertirse en una empresa mixta interestatal mediante una negociación con PEDVESA de Venezuela o con cualquier otra empresa estatal petrolera latino-caribeña.

El pueblo, por demás, debe constar con vías de control social de esa empresa estratégica.

¡La nueva estafa debe ser impedida!

Por el Proyecto Nueva Izquierda-Círculos Caamañistas



Narciso Isa Conde

19 noviembre 2007

Santo Domingo, R.D.

2007-11-22 13:16:01