Opiniones

Caamaño, Torrijos y Velasco Alvarado: Los precursores de Chávez

Caamaño, Torrijos y Velasco Alvarado: Los precursores de Chávez

Por Narciso Isa Conde

El coronel Hugo Chávez Frías no ha sido una excepción en cuanto al compromiso de un militar de carrera de liderar acciones y procesos cargados de patriotismo, antiimperialismo, honestidad y sensibilidad social.

No ha sido excepción ni siquiera en las últimas el Siglo XX y en lo que va del Siglo XXI.

La actitud de Chávez tiene antecedentes, tiene precursores, tiene inspiradores en América Latina y el Caribe, y más allá.

Chávez es solo la expresión actual, alta y victoriosa de una corriente histórica que condujo a no pocos oficiales y soldados latino-caribeños a abrazar los ideales de sus respectivos pueblos; a romper el secuestro institucional impuesto por oligarcas y mecanismo imperialistas, haciéndose respetar y querer por las fuerzas del progreso y por las masas populares de sus respectivos países, y más allá.

Esta vez, sin obviar otras menciones, pienso hacer énfasis en tres de estos precursores: el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó (República Dominicana), el teniente coronel Omar Torrijos (Panamá) y el general Velasco Alvarado (Perú); todo ellos protagonistas de procesos trascendentes en las décadas de los ´60 y los ´70 del pasado siglo; queridos por amplios sectores de sus respectivos pueblos, respetados y admirados después de pasar a la galería de los inmortales; y considerados por el propio Chávez como fuentes de inspiración de su justa rebeldía cuartelaria y de su persistentes y fructíferos esfuerzos por transformar la conciencia y cambiar el rol tradicional de numerosos oficiales y soldados venezolanos.

Coronel Francis Caamaño

De Francisco Alberto (Francis) Caamaño(1932-1973) es imposible hablar sin referirnos a su principal amigo y compañero de armas y de lucha, pionero fundador del Movimiento Constitucionalista conformado para reponer el gobierno democrático del Profesor Juan Bosch y la Constitución de 1963, la más progresista desde el punto de vista social, económico, cultural y político de la historia de la República Dominicana: coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, militar de ideas avanzadas, chispa inspiradora de la revolución de 1965,

Fernández Domínguez, quien se inspiró en militares como el líder egipcio Abel Gamal Nasser, tuvo el mérito, entre muchos otros, de atraer a Caamaño, de enrolarlo en la conspiración democrática contra el golpe de estado de 1963 y contra el régimen despótico y corrupto del Triunvirato.

Su determinación, su firmeza, su fuerza, su capacidad persuasiva y sus dotes de organizador pueden apreciarse fácilmente en estas líneas escritas por él desde Madrid un año antes del estallido revolucionario, a su tambien compañero de armas y héroe de la Revolución de 1965, mayor Héctor Lachapelle Díaz:

“Lamento, aunque no me extraña la intervención del correo dominicano en nuestra correspondencia. Todo es consecuencia del orden de cosas políticas imperantes en nuestra querida patria, que parece estar condenada a vivir bajo la opresión de los regimenes de fuerza. A través de los periódicos (única fuente de noticias que tengo del país), he comprobado nuestras conclusiones acerca de la suerte del mismo. Todo ha sido prefabricado y ordenado por “nuestros queridos amigos los YANKIS” para la consumación de cuyos hechos como es lógico y natural se han servido de los viejos y nuevos militarotes comprometidos, es decir, de la crápula.”

Siempre te he dicho que antes de dejar de existir, me he hecho el compromiso de honor de abonar datos a la historia sobre la mediocre personalidad del que vistiendo de ropa militar deshonra su uniforme, y tengo preparado para esos fines, como prueba para el futuro, el planeamiento y la desintegración de nuestro abortado movimiento.”

“Quiero señalarte que aquí he adquirido mis experiencias, las cuales conservaré como un rico tesoro para nuestro futuro. La problemática dominicana es bien clara, todo descansará dentro de poco tiempo en la joven oficialía, la cual deberá ser reconquistada por nosotros por todos los medios.”



(Arlette Fernández.-Coronel Rafael Fernández Domínguez,Soldado del Pueblo y Militar de la Libertad, pags. 143 y 144)

En esa “joven oficialía” estaría incluido el coronel Caamaño, quien por su despliegue de firmeza, por su talento político y por sus acciones heroicas frente a las fuerzas de la contrarrevolución interna y frente al yanqui invasor, alcanzó el máximo liderazgo de proceso, antes del retorno al país del coronel Fernández Domínguez y de su caída en combate unos días después.

Los ideales de Caamaño pueden resumirse así:

-Democracia verdadera, basada en la Constitución de 1963 (la más avanzada de nuestra historia), en los militares que la defendieron y en el pueblo organizado en comandos armados; expresión de soberanía nacional, de libertad en todos los órdenes y de participación del pueblo en las decisiones de Estado.

“Queremos y luchamos por la democracia y la paz, pero no la mendigaremos a ningún gobierno del mundo. La estamos creando a golpe de heroísmo.”, expresó sin titubeos el coronel Caamaño cuando encabezó aquellas jornadas heroicas.

-Antimperialismo consecuente, demostrado a todo lo largo de la resistencia contra los 42 mil soldados yanquis que invadieron nuestro territorio para impedir el retorno de la democracia y la vigencia de la Constitución del 1963.

En esa ocasión se definió contrario al entreguismo tradicional de la oligarquía y de los militares y políticos derechistas al afirmar: “si es inexplicable que el gobierno de los Estado Unidos sea capaz de inventar gobiernos, mas inexplicable resulta que algunos dominicanos, por ambición y deseo de falsa gloria, se pongan al servicio del extranjero que pisotea la bandera nacional”

-Honestidad, probada durante toda su vida militar y particularmente en el combate contra el gobierno golpista del Triunvirato, caracterizado no solo por la represión y el servilismo a la oligarquía tradicional y al imperialismo estadounidense, sino por la corrupción que inundó todas las dependencias civiles y militares del Estado.

-Vocación por la unidad de todos (as) los (as) patriotas, de todos los dominicanos (as) honestos (as), sin distinción de edad, sexo, color de la piel, creencias religiosas o de otro tipo. Por eso ante cada tarea o propósito siempre exclamó: “!la mejor forma de hacerlo está en la unidad!”

-Convicciones socialistas expresadas con mucha claridad en sus cartas desde Cuba antes de morir fusilado por generales de horca y cuchillo del Gobierno de Balaguer al servicio de la CIA, días después del fallido desembarco guerrillero de 1973.

                                           

Caamaño fue el presidente constitucional del gobierno en armas situado en la denominada Zona Constitucionalista, situada en el corazón antiguo de la ciudad de Santo Domingo.

En el curso de la resistencia en la Zona Constitucionalista se estructuró un poder popular, basado en los comandos armados de trabajadores (as), estudiantes, soldados, desempleados, intelectuales, técnicos…

Se formó un nuevo ejército, resultado de la fusión de combatientes civiles y soldados, clases y oficiales procedentes de las fuerzas armadas regulares. Concretamente ese nuevas Fuerzas Armadas fueron producto de la articulación de las unidades de fuerzas especiales como los Hombres Ranas del intrépido coronel Montes Arache y otros cuerpos integrados por oficiales y soldados dirigidos por los jefes constitucionalistas, y los comandos formados por civiles procedentes de todas las zonas de la Capital y, en menor medida, de todo el país, incluyendo zonas campesinas.

Los exiliados haitianos, luchadores (as) anti-duvalieristas, formaron su propio comando, sellando la unidad entre los dos pueblo de la isla en lucha por una verdadera democracia.

Desde los comandos se vigilaba, se combatía, se administraba los medios de vida y el hábitat, se debatían las orientaciones y temas de actualidad, se cooperaba… pero también se ejercía una nueva democracia, una democracia de base, participativa, con riquísimos debates políticos y culturales.

Los (as) artistas se organizaron para participar en la lucha y aportar su capacidad creativa: poetas pintores, novelistas, músicos, teatristas…con despliegue de colorido, obras, canciones y espectáculos, animaban constantemente la vida de nuestro pequeño Estado, registrándose una hermosa relación de cooperación entre la red de comandos y el frente cultural constitucionalista.

Los (as) comunicadores (as) sociales se concentraron para darle vida al periódico Patria, órgano independiente, al periódico la Nación, órgano del gobierno, y a la Radio Constitucionalista, voz de todos y todas.

Las mujeres potenciaron su federación y las organizaciones de combatientes.

Los principales sindicatos organizaron sus propios comandos, destacándose el caso del sindicato portuario Poasi.

Los (as) profesionales de la salud, médicos y paramédicos organizaron con eficiencia un sistema gratuito, tomando como base todas las instalaciones publicas y privadas establecidas en el espacio geográfico de la zona constitucionalista.

La educación se centró en las conferencias, charlas y debates al interior de los comandos, organizadas por los mejores cuadros políticos de las diferentes organizaciones.

La instrucción militar se hacía en la Academia Militar Constitucionalista; ubicada en el parque Eugenio María de Hostos, organizada ejemplarmente por la Agrupación Política 14 de Junio.

EL suministro de alimentos era igual para todos (as) y cada comando, unidad militar o civil asumía su preparación y distribución.

Los comercios y propiedades de los empresarios que permanecieron en la zona fueron respetados y los aquellos que la abandonaron (sobre todo los de los grandes mayoristas) fueron controlados y sus existencias empleadas para la sobre-vivencia de la mini-república y sus habitantes.

Igual pasó con los almacenes de Aduana.

Las casas abandonadas fueron sedes de comandos, oficinas, organizaciones y entidades del movimiento.

Los bancos quedaron bajo custodia de tropas constitucionalistas, expuestos a ser dinamitados si las tropas yanqui avanzaban hacia el corazón de la zona.

Los ingenieros, técnicos metalúrgicos, y trabajadores de la construcción organizaron los talleres de reparación de arma, de mecánica en general, de construcción de artefactos e ingeniería militar y civil, desplegando una gran capacidad innovadora. Allí se llegaron a diseñar y construir tanquetas, que posteriormente sus modelos fueron copiadas por el general Ramiro Matos para nutrir las unidades blindadas del ejército regular (las R.M)

Los partidos de la revolución Partido Revolucionario Dominicano- PRD, Partido Comunista-PSD-PCD, Agrupación Política 14 de junio-1J4, Movimiento Popular Dominicano-MPD, y el sector progresista del socialcristiano), readecuaron sus estructuras y su presencia en función del nuevo tejido social y de las formas organizativas generadas por la insurrección y condicionada por cerco imperialista.



Conservaron su independencia y su labor de reclutamiento. Una parte importante de su militancia hacía vida política en los comandos.

Todos ejercieron el derecho a la crítica y todas desplegaron relaciones multilaterales y bilaterales de acuerdo a las necesidades Todos confluyeron con el movimiento de militares constitucionalistas en una especie de frente político- militar, con una dirección o coordinación central en las que se hacían los consensos necesarios y se adoptaban las decisiones fundamentales.

El Gobierno Constitucionalista, su gabinete y dependencias, el Congreso Legislativo, el Ayuntamiento o Alcaldía de la Capital y el sistema judicial heredado del gobierno electo en 1963, operaban como una especie superestructura o mecanismo de representación hacia el país y hacia el exterior.

Muchas de sus dependencias no podían operar realmente, eran más bien simbólicas. Otras sí, entre las que se destacaron el Ministerio de Relaciones Exteriores, dirigido por Jottin Cury, con destacadísimos aportes del historiador Hugo Tolentino Dipp y otros intelectuales, y las estructuras militares dirigidas por los coroneles Lora Fernández, Montes Arache y Lachapelle Díaz, entre otros. Y sobre todo, el cuerpo de funcionarios civiles y militares, intelectuales y dirigentes políticos, vinculados al Poder Ejecutivo y al presidente Caamaño.

Francis Caamaño era el vínculo directo entre la estructura de gobierno y el poder real, el nuevo poder, representado por la red de comando y las fuerzas políticas y militares que gravitaban en su seno. Todo ellos confluyendo en el Comando Político Central del frente conformado.

En ese espacio participamos con bastante regularidad Francis Caamaño, el coronel Marte Hernández y Héctor Arísty, José Francisco Peña Gómez (PRD), Ramírez Conde (MPD), Juan B. Mejia y Fidelio Depradel (1J4), Rafael Martínez (socialcristiano), Asdrúbal Domínguez y Narciso Isa Conde (PSP-PCD). En algunas ocasiones por el PSP-PCD participaron tambien Juan Doucudray y José Israel Cuello.

En una de sus reuniones participaron juntos Juan Miguel Román (destacado comandante del 1J4) y el coronel Fernández Domínguez (acabado de llegar de Puerto Rico), horas antes de poner en marcha la operación comando que le costó la vida a ambos (intento de asalto al Palacio Nacional).

En realidad el proceso revolucionario generó una cierta dualidad institucional, con una cierta repartición de funciones y poderes y con un liderazgo político- militar común (el de Francis Caamaño y los líderes militares), capaz de armonizar tensiones y diferencias.

En el Comando Político Central, la sensibilidad, inteligencia, firmeza e intuición política del coronel Caamaño contribuyeron determinantemente a la unidad interna y le permitió fortalecer su liderazgo. El siempre se inclinó por las decisiones más sabias y las propuestas más racionales y eso facilitó los consensos y aciertos.

                                    CORONEL OMAR TORRIJOS

Solo tres años después de la Revolución de Abril de 1965 y de la guerra patria contra el invasor extranjero tuvo lugar en Panamá una especie de golpe de estado anti-oligárquico y nacionalista, comandado por Omar Torrijos (1929-1981), teniente coronel de la Guardia Nacional, entrenado en las bases militares de la Zona del Canal bajo dominio estadounidense.

El coronel Torrijos encabezó el nuevo movimiento militar que desplazó al caudillo Anulfo Arias y formó parte del triunvirato de gobierno que se instaló inmediatamente después con una fuerte tónica antiimperialista.

Torrijos asumió con renovada pasión la aspiración panameña a la soberanía total sobre el Canal y emprendió un proceso constituyente y un conjunto de reformas sociales que configuraron un singular proceso transformador, que implicó coerción dictatorial contra la oligarquía y las fuerzas políticas tradicionales, y amplia participaron popular en las nuevas instituciones y en los nuevos planes sociales.

Torrijos no tardó (1972), bajo la nueva constitución que lo proclamó “líder máximo” de la revolución, de asumir la presidencia del gobierno y la jefatura de la Guardia Nacional, única fuerza armada del país, con funciones de ejército y policía.

En 1973 logró una resolución favorable de las Naciones Unidas para la recuperación de la Zona del Canal, principal fuente de ingreso del país. Más tarde, en 1977, aprovechando el tono conciliador del presidente estadounidense Jimmy Carter, consiguió, tras hábil proceso negociador, la firma de los tratados Torrijos- Carter, que garantizaron la devolución de la Zona del Canal el 31 de diciembre de 1999.

Torrijos se retiró, conservando el control poder, de la presidencia de Panamá en 1978 y murió en 1981 en un sospechoso accidente aéreo; recurso no extraño a las prácticas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los EEUU.

La lucha por al soberanía impulsada por Torrijos cohesionó a los panameños, lo que además posibilitó concomitantemente un proceso transformador en busca de un orden social más justo y equitativo, con una reforma agraria, otra de la educación, planes audaces de salud y previsión social, explotación del cobre en función de los intereses nacionales y la reivindicación de precios más justos para el banano (“Guerra del Banano”) frente a la United Fruit Company.

Estos párrafos que a continuación transcribimos, extraídos del discurso que el general Torrijos pronunció el 15 de marzo del 1973 ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, revelan que lo acontecido en Panamá en ese periodo se inscribía dentro de una renovada corriente continental de corte latinoamericanista, la cual había ganado la mente y el corazón de este importante líder político-militar:

“Panamá confiesa en esa alta tribuna que nosotros no podemos aceptar el sometimiento económico de un país sobre otro, ni la penetración política, cultural y económica, porque esto no es más que neocolonialismo; es decir, un colonialismo depurado, un colonialismo disimulado que se hace presente en nuestro pueblo a través de la ayuda económica condicionada que no busca el desarrollo de nuestros país, sino el control de su pueblo. De todos estos flagelos hemos sido víctimas. Todas estas condiciones que han impedido nuestro desarrollo. Panamá las siente como siente la lucha que están librando otros pueblos para erradicar estos mismos males.”

“Nuestros cementerios de lucha rebelde están llenos de panameños, convertidos en una cruz porque pelearon por el derecho de que la patria decidiera por sí misma su propia norma de conducta sin injerencias extrañas; por mantener el derecho de los pueblos a escoger libremente sus amigos o sus enemigos; porque nadie le regatee a ningún pueblo del mundo el derecho a la explotación y aprovechamiento de sus propios recursos, porque no se nos niegue el derecho a elegir nuestra propia forma de vida; porque no se nos presione a cuando queremos trazar nuestra propia política internacional y el derecho inherente que tiene cada pueblo a poder comunicarse libremente con el pueblo que quiera. Que se respete el sagrado principio de que cada país debe estar en condiciones de elegir los esquemas que quiera, el método de gobierno que quiera, en búsqueda de su propio desarrollo. Que se no deje, por favor, buscar la receta que cure nuestros propios males.” (Omar Torrijos, Papeles del General, Pág. 21, Centro de Estudios Torrijista 1984)

Palabras ciertamente de un precursor de nuevo pensamiento que décadas después ha inspirado la Revolución Bolivariana de Venezuela y despierta inquietudes y expectativas promisorias en las partes más honestas y patrióticas de los cuerpos castrenses latino-caribeños.

EL GENERAL VELASCO ALVARADO

Juan Velasco Alvarado (1909-1977) fue tambien un militar que se decidió por jugar un rol político muy original que lo llevó a liderar un movimiento político-militar transformador y a conspirar a favor de un nuevo proyecto político-social capaz de superar la podrida y neo-colonizada “democracia” representativa peruana.

Velasco Alvarado asumió la responsabilidad de desplazar el desgastado y entreguista gobierno de Fernando Belaunde Terry a través de un singular Golpe de Estado con características progresistas, patrióticas y democráticas.

Ocupó la presidencia del Perú entre 1968 y 1975 al frente del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas. Para entonces ya tenía el grado de General de Brigada, Comandante General del Ejército y presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú.

Su carrera militar se inicio como soldado raso y a través del estudio fue creciendo como ser humano y escalando posiciones en la estructura militar peruana.

Velasco nacionalizo el petróleo, puso en marcha la reforma agraria apuntando en dirección a la erradicaron del latifundio, nacionalizó otros sectores de la economía, y con el fin de movilizar organizadamente a la población creó el original Sistema de Movilización Social (SINAMOS)

Impulsó el desarrollo industrial mediante la limitación de las importaciones de manufacturas y alentó las tecnologías propias y los procedimientos aplicables a la realidad peruana.

Auspició una política exterior independiente y estableció relaciones de cooperación, incluso en el plano militar, con la Unión Soviética, República Popular China, Cuba y los países de Europa Oriental.

El escritor peruano Antonio Valiente Ramón nos recrea así este interesante proceso: su arranque, su auge y su temporal declinación:



“Es importante analizar cuales fueron los motivos por los cuales la Fuerza Armada se convirtió en sujeto político del proceso de cambios. Para algunos se debió a que la Fuerza Armada dentro de las instituciones de la sociedad oligárquica, fue la única cuya función específica la obligaba a percibir un país dependiente, multiétnico, heterogéneo y a convertir su forma estatal unitaria; siendo la única institución implantada en todo el territorio nacional, le permitió conocer y experimentar la diversidad de escenarios y situaciones y sobre todo a conocer los problemas del país; a diferencia de otras fuerzas armadas del continente, reclutaba a sus miembros de los sectores populares y las clases medias; la represión del movimiento guerrillero en los años 64 y 65 incrementó la importancia atribuida por la institución a los problemas sociales y a la necesidad del desarrollo. Y así podemos señalar muchas otras causas, considerando las anteriormente citadas como las más importantes. Pero lo importante y de lo que se trata de explicar en el presente trabajo es como una institución del estado, articulada subordinadamente al bloque de poder oligárquico, se separa de éste e inicia desde arriba la revolución nacional.”



“La orientación ideológica y política del gobierno militar se elaboró a partir del encuentro entre la corriente nacionalista de un grupo de oficiales de la Fuerza armada y la corriente participativa y auto-gestora de grupos de intelectuales independientes. En un principio la convergencia de estas orientaciones se basó en el rechazo del capitalismo y del comunismo; para posteriormente orientarse hacia una democracia social de participación plena.”



“La estrategia política del gobierno militar se caracterizó por la concentración de las decisiones estratégicas de la cúpula del estado, la conservación de la unidad de la fuerza armada y la apertura de la participación de los trabajadores en las unidades económicas y en organizaciones representativas sectoriales. Empero uno de los principales problemas que afrontó el gobierno radicaba en la fragilidad de su base política real: un minoritario grupo de militares dentro de la fuerza armada y un minoritario grupo de civiles dentro del estado. El poder de los primeros dependía de la ocupación de los puestos de mando de su institución y en el empleo del principio castrense de jerarquía y el de los segundos, tanto en su capacidad persuasiva para lograr que el estado hiciera suyos sus propios planteamientos como en su capacidad para promover organizaciones populares autónomas.”



“Para los analistas, uno de los principales problemas que atravesó este gobierno de las Fuerzas armadas, estuvo constituido por la falta de capacidad para conservar la institucionalidad en el mismo, es decir, de que quien gobernaba realmente eran las Fuerzas armadas y no una persona en particular, empero, el general Velasco se convirtió en el garante de la viabilidad de la estrategia política y en el árbitro de los conflictos de intereses; instaurándose un liderazgo personal carismático.



De este modo, al ir decayendo la figura del general, ya sea por los constantes ataques de los que se consideraban su oposición como por su enfermedad; el grupo cercano de oficiales que inicia con Velasco la revolución nacional interviene en su cancelación. Con ello contribuyeron a fundar la intelectualmente estremecedora conclusión popular de que la Revolución era Velasco.”



“Aunque aún en nuestros días nos preguntamos si es que la revolución del general Velasco triunfó o fue derrotad. Para algunos, la revolución peruana fue interrumpida, es por eso, que solo cuando una vasta coalición de fuerzas sociales reinicie desde abajo el interrumpido proceso de transformación nacional iniciado por ella desde arriba, la revolución peruana habrá, definitivamente concluido.”



(Antonio Valiente Ramón.- Consecuencia del Gobierno de Juan Velazco Alvarado)

Mas allá de la reencarnación en espiral fuera de las fronteras peruanas –específicamente en el proceso hacia al revolución y el nuevo socialismo que actualmente tiene lugar en Venezuela y en la traicionada revolución del arcoiris en el Ecuador- la tesis de la “revolución interrumpida” con “posibilidades de ser reiniciada y continuada”, recobra fuerza a raíz de los acontecimientos peruanos.

Las expresiones militares progresistas, especialmente la rebelión encabezada recientemente por Ollanta Humala, junto a su acelerada conversión en un líder popular-nacionalista alternativo, a la reivindicación de la figura histórica de Juan Velasco Alvarado y a la revaloración de la creatividad mariateguista, son señales que refuerzan la certeza de ese vaticinio.

FAMILIARIDAD DE LAS REBELDÍAS Y PROYECTOS MILITARES TRANSFORMADORES

Caamaño, Fernández Domínguez y los valientes militares constitucionalitas dominicanos organizaron un contragolpe democrático (1963-63-65) para restablecer en 1965 un gobierno y una constitución no grata a la oligarquía y al imperialismo.

El contragolpe, necesitado de derrotar la resistencia de la derecha militar pro-oligárquica, tuvo que convertirse en insurrección popular cívico-militar. Pueblo uniformado y pueblo no uniformado se convirtieron en una gran fuerza transformadora victoriosa.

El triunfo inminente de esa avalancha democrática, que tenía por bandera una constitución que prohibía el latifundio, el monopolio, la venta de tierra a los extranjeros; que garantizaba derecho populares y soberanía nacional e iba a ser restablecida por un Estado de nuevo tipo, basado en los comandos armados de civiles y militares…. fue radicalmente enfrentado por los Estados Unidos de América con un desembarco de 42 mil marines, acción brutal que posibilito la interrupción de la revolución y la imposición de cuatro décadas de contrarrevolución.

Se trata tambien, pesamos, de una revolución inconclusa, pendiente de ser retomada.

En estas características hay algo muy peculiar, pero tambien no pocas cosas parecidas con lo acontecido en el proceso panameño liderado por Omar Torrijos y en la revolución peruana comandada por Juan Velasco Alvarado.

Y en todos estos procesos hay muchas cosas en común con lo que acontece ahora, en otra dimensión y con mayor profundidad, en la Venezuela de Chávez.

El componente militar revolucionario es común a todas, como tambien el contenido anti-oligárquico, anti-latifundista, nacionalista, antiimperialista, democrático-participativo, transformador-social…

Cada uno innova, crea, renueva a su manera, cuestiones similares.

En el mismo año(1968), las rebeldías militares transformadoras de Panamá y de Perú se desarrollaron contra una especie de seudo-democracia representativa de corte liberal y en ambos casos desde el nuevo poder militar se crearon nuevos sistemas político e instituciones participativas.

Treinta años después el levantamiento militar ligereado por Chávez, catalizador de toda la ola transformadora que estremeció a Venezuela, fue contra un régimen político similar, todavía más podrido y degradado, y ha creado una nueva democracia, una democracia participativa camino a un nuevo socialismo.

En República Dominicana la dinámica fue inversa, dado que después de una larga y oprobiosa tiranía, la oligarquía y el imperialismo estadounidense se confabularon para golpear y derrocar una democracia avanzada. De ahí lo del contragolpe democrático.

Pero tanto en dominicana como en Panamá y Perú, hubo ensayos de nuevo sistemas político y de revoluciones democráticas lideradas por militares patriotas.

Y Venezuela en sus ocho años de proceso hacia la revolución, de cambios en el sistema político y en las estructuras tradicionales, parece ser una síntesis superadora y en ascenso de aquellas hermosas experiencias protagonizadas por militares y pueblos.

  1. Hermandad entre el poder militar y los procesos de creación de poderes populares.
  2. Nuevos sistemas políticos, nuevas instituciones.


  3. Autodeterminación.


  4. Innovadores sistemas de organización social.


  5. Nacionalizaciones y nuevas formas de propiedad.


  6. Justicia, solidaridad, comunitarismo.

Todo y mucho más esta en crecimiento dentro de la revolución bolivariana, que ahora, a partir de las reformas constitucionales, entrará en franca etapa de transición al “socialismo bolivariano”.

Y esta síntesis superadora se esta catapultando paso a paso hacia toda nuestra América.

Y allí donde hay Fuerzas Armadas con membresía de origen popular y capas medias, con poco grado de ideologización facistoide; secuestrados gran parte de sus componentes y sus presupuestos por cancerberos inescrupulosos asociados a partidocracias corrompidas, despreciadas por sus pueblos, tuteladas institucionalmente por las misiones militares gringas…allí habrán de producirse nuevos fenómenos transformadores protagonizados por militares honestos y de mentalidad avanzada, ávidos de cariño popular y de dignificación.

Allí donde el empobrecimiento material y espiritual golpea por igual a la masa civil y a la masa militar, allí habrá reacciones e identificaciones promisorias.

Porque no se ha tratado- ni se trata- de hechos aislados, sino de fenómenos sociales, de corrientes históricas, ahora más que nunca estimuladas por un proceso transformador de punta y un liderazgo continental de origen militar que resume y potencia la alianza cívico-militar transformadora: la Revolución Bolivariana de Venezuela encabezada por el comandante Hugo Chávez.

De ahí que no sea nada accidental que cada vez que Chávez se “topa” con un dominicano(a) exclame: ¡Viva Caamaño!

(28-11-07, Santo Domingo, RD)

2007-11-28 19:37:07