Opiniones

LÍDERES Y LIDEREZAS EN LA UASD

LÍDERES Y LIDEREZAS EN LA UASD

Por Alejandro Alonso Padua

Hace ya siete años se inauguró un nuevo siglo y a la vez un nuevo milenio. Era de esperarse que un acontecimiento que sólo ocurre cada mil años trajera cambios positivos para la humanidad. Las bienaventuranzas deseadas, sin embargo, no se cumplieron. Por el contrario, vimos recrudecidas las guerras en el Medio Oriente, las pugnas por el desarrollo de la tecnología de guerra, el recalentamiento global, las luchas religiosas en muchos países, el incremento en el costo de los alimentos y el aumento en el precio de los combustibles, mientras la brecha tecnológica que separa a los que están incorporados a la sociedad del conocimiento y la información de los que no lo están se mantiene intacta. Estos factores no auguran un porvenir halagüeño.

Todas estas variables negativas tienen en el fondo un conjunto de elementos que las motivan, las impulsan y las sostienen. Entre esos elementos, uno de vital influencia es el liderazgo que manejó los destinos del planeta en las últimas dos décadas del siglo veinte. Estos siguieron teniendo un peso bastante fuerte después del año 2000, y aún hoy es notoria esa influencia.



Sin embargo, poco a poco ese liderazgo del pasado ha ido cediendo por la presión de una población mundial cada vez más consciente de su rol en las sociedades democráticas. En los últimos siete años, América Latina y el resto del mundo han visto nacer liderazgos más comprometidos con los intereses nacionales, con el desarrollo interno, con el avance educativo y con la solución de los problemas sociales.

Este cambio en la dirección de las sociedades está marcado por la comprensión de que el desarrollo industrial y tecnológico mal manejado nos conduce a unas guerras irracionales por el control de las fuentes de energía.  La destrucción de los bosques y la emisión indetenible de gases contaminantes provoca al calentamiento global, y el irrespeto a los intereses nacionales genera reacciones violentas del los pueblos que no están dispuestos a dejarse usurpar sus bienes. La sociedad de hoy exige unos líderes y liderazgos nuevos que sintonicen con sus necesidades y conduzcan  a los pueblos modernos por mejores caminos. Los nuevos dirigentes deben surgir de la población misma que los necesita y deben  responder a las necesidades del entorno donde anidan, pero sin desconectarse de un “mundo ancho, ajeno” e interconectado.

Uno de los cambios más interesantes que se ha producido en las características de la población del siglo veintiuno es el incremento de la participación de la mujer en la vida productiva. En las empresas, en las escuelas, en las universidades, y en prácticamente toda la órbita productiva moderna, la balanza de la composición por género se ha ido equilibrando cada vez más. Junto a este fenómeno, se viene dando otro aún más interesante: las mujeres están reclamando puestos de dirección cada vez con mayor activismo, y están ocupando cargos altos, llegando hasta la presidencia  de algunas naciones, como puede comprobarse en el rol jugado por damas relevantes de Chile, Argentina, Brasil y Estados, entre otros.

Este fenómeno se viene manifestando también en la República Dominicana donde numerosas damas están desempeñando un papel relevante en la administración pública. Un ejemplo de esto se puede ver en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, institución educativa estatal. Ahí tenemos el caso de la Vicerrectora de Investigación y Postgrado, Dra. Clara Benedicto Guzmán quien en  los últimos seis años ha ocupado esa posición. Ella, prácticamente, ha construido esa vicerrectoría que a su llegada sólo tenía una pequeña oficina, reglamentos a medio hacer y documentos académicos inconclusos. Gracias a un trabajo tesonero y contando con la colaboración de su equipo, hoy es una unidad organizada,  que maneja cientos de programas de postgrado a través de las unidades encargadas de las facultades. Ha conseguido  incorporar los títulos de postgrado al sistema de registro de la UASD, en su oficina se ofrece atención rápida y eficiente al público que requiere sus servicios.

Materia pendiente es desarrollar programas de investigación que respondan a las necesidades nacionales. Sin embargo, la Dra. Clara Benedicto ha logrado crear el reglamento que orienta esa unidad, cosa que no existía a su llegada. Es evidente que hasta que la investigación no cuente con una asignación del presupuesto general de la usad, será imposible avanzar en esa área. Pero para que la ciencia avance en la UASD tiene que dirigirla una persona que surja de la más nueva vicerrectoría, que haya trabajado por su desarrollo y que esté dispuesta a proponer partidas adecuadas en el presupuesto de la institución.

La Doctora Clara Benedicto encarna las características exigidas para ese nuevo liderazgo que le toca conducir estos albores del siglo XXI: genera optimismo y confianza en la posibilidad de mejorar su Alma Máter, va siempre un paso  delante de su equipo para prever las oportunidades, pero no lo deja solo; sabe negociar y manejar conflictos. Escucha con atención y responde con justeza. Tiene firmeza de carácter, pero no le falta ternura. Su inteligencia es práctica, pero estimula la teorización y la investigación. Sobre todo, tiene el don de la inteligencia emocional que resulta una condición imprescindible para dirigir con equilibro una academia tan compleja como la UASD.

El mundo necesita nuevos líderes. Estos se van creando al fragor de la vida cotidiana. Lo llamativo hoy es el surgimiento de liderezas que saben acompañarse de gente de ambos géneros y de diferentes tendencias ideológicas pero con actitudes positivas en la búsqueda de la excelencia y en el servicio a los demás. La UASD se aproxima a la elección de las autoridades que iniciarán la segunda década del siglo XXI. Su líderes más connotados se han ido forjando en los afanes del trabajo académico,  administrativo y científico durante las últimas tres décadas. En este proceso no improvisado, Clara Benedicto se ha venido definiendo como la más experta, la de mayor visión futurista, la de mejores relaciones con todos los sectores que inciden en la Universidad, y a la vez, como el punto convergente de las nuevas ideas y las nuevas tendencias del milenio aplicables a la educación superior. Las uasdianas y los uasdianos tenemos que escoger y sabremos escoger entre los buenos a la mejor.

AAP/aap

2007-12-19 05:13:07