Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de



Mario Rivadulla

Mientras en la capital y el resto del paìs, aunque en lògica menor medida en aquellos sitios que fueron golpeados duramente por las tormentas Noel y Olga, la gente se entregaba a los jolgorios propios de la època, hay quienes no se dieron al reposo ni mucho menos a practicar la confraternidad tradicional que acompaña la Navidad.  Fueron los delincuentes y dentro de la variada gama que presenta la criminalidad,  los màs peligrosos y dañinos de todos: los narcotraficantes.

Por suerte, se encontraron del lado de la ley, en vigilia y alerta,  con quienes cargan sobre sus hombros la responsabilidad de combatirlos.  Asì, mientras los demàs disfrutàbamos de la cena de Nochebuena y esperàbamos la llegada de la Natividad, la gente de la Direcciòn Nacional de Control de Drogas procedìa a realizar importantes decomisos.

En total 109 kilos de cocaìna en Navidad: la mayor parte en 65 paquetes ocupados en el Aeropuerto Internacional de Las Amèricas,  que iban a ser embarcados subrepticiamente en un vuelo de la aerolìnea española Iberia con destino a Roma, camufladas en artesanìas, y el resto en otros 40 dejados en una playa de Higuey. En el primer caso, fue importante la ayuda prestada por el Cuerpo Especializado de Seguridad Aeroportuaria (CESA), y en el segundo, la intervenciòn  de la Marina de Guerra.  En adiciòn fueron detenidos dos mulas que pretendìan viajar hacia la ciudad de Boston, en los Estados Unidos, con sus estòmagos llenos de bolsitas de cocaìna y de heroìna.

Ya de dìas previos, pero dentro del perìodo festivo, el organismo que preside el general Ramìrez Ferreiras ocupò un alijo de 105 kilos de cocaìna, que fueron introducidos por Miches.  Otra acciòn exitosa que propina un fuerte golpe al narcotràfico, que en la actual Direcciòn Nacional de Control de Drogas parece haber encontrado un adversario infatigable.

El problema del narcotràfico en gran escala que utiliza nuestro territorio como trampolìn para enviar la droga a los mercados norteamericano y europeo, asì como el del microtràfico que se ha enquistado en los barrios de la capital, Santiago y otras comunidades del paìs es mucho màs serio y complejo de lo que la mayorìa de la gente se lo imagina.  Enfrentarlo y batirlo en retirada no es tarea fàcil, ni aùn para las fuerzas antidrogas de paìses altamente desarrollados que cuentan con una buena disponibilidad de recursos de alta tecnologìa que aquì, por desgracia, no poseemos.

En la columna Plana Dos que produce Gustavo Olivo en el matutino Hoy, se señala que el alto nivel de corrupciòn que prima en policìa haitiana ha provocado que desde Colombia y Venezuela se hayan duplicado los envìos de drogas al otro lado de la frontera. Esos embarques contarìan con el visto bueno y la protecciòn de esas autoridades. Buena parte de ellos pasan a este lado de la isla, de la cual se nos va quedando una cantidad cada vez màs creciente como pago de peaje,  mientras el resto cursa hacia su destino final.

Uno de los gigantes del periodismo norteamericano y mundial, el Los Angeles Times que ya en otra ocasiòn se ha referido al tema relacionado sobre todo con la vulnerabilidad de Haitì y corre a lo largo de este otro lado de la isla, divulga que la droga trasegada a travès de la isla Hispaniola representa màs del diez porciento de la que entra al pròdigo mercado norteamericano. Este se estima que cuenta con entre 20 y 30 millones de usuarios adictos, es decir que consumen estupefacientes de manera habitual.

Absorbidos por los problemas de siempre que afectan al paìs y su vida diaria cuya cronicidad no ha sido resuelta e impactados por el paso destructivo y el balance desgarrador en pèrdida de vidas y daños materiales de las tormentas Noel y Olga, muchos dominicanos todavìa no han cobrado conciencia de los perjuicios mucho mayores y constantes asì como  los nocivos efectos de multiplicaciòn que representan el narcotràfico y microtràfico.  Es un hecho probado que al submundo de la droga se encuentra estrechamente asociado el incremento significativo del ìndice de la criminalidad en todos los paìses.  En algunos de los casos, como ocurre en los Estados Unidos, ese incremento se hace remontar en estimados publicados hasta un 70 por ciento.

Nosotros no somos la excepciòn.  Lo hemos dicho muchas veces y seguiremos hacièndolo hasta que todos o la inmensa mayorìa despierten del letargo en que parecen sumidos, de la actitud pasiva que mantienen frente al problema gravìsimo del comercio y consumo de sustancias ilegales.

El narco no descansa ni en Navidad.  Por suerte, la Direcciòn Nacional de Control de Drogas, tampoco.  Pero `èsta no puede hacer el trabajo por sì sola.  Con limitados recursos, requiere de la activa participaciòn y colaboraciòn de la ciudadanìa.  Hay muchas maneras de hacerlo en forma inclusive discreta y confidencial, de tal modo que quienes cooperan no corran riesgo de represalias.  No prestar esa ayuda es no solo conspirar contra el futuro del paìs sino tambièn de las generaciones de relevo, incluìdos nuestros propios hijos.  La lucha por tanto, es sin cuartel y sin descanso.

2007-12-27 15:21:39