Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de



Mario Rivadulla

El año 2007 nos dejò ya casi en sus finales, el tràgico balance de muerte y destrucciòn originado a su paso  por   las  casi sucesivas tormentas Noel y Olga y la difìcil encomienda de tratar de reparar,  en lo posible,  los daños materiales y las heridas emocionales que han afectado tanto al paìs como a miles de familias en particular.

Muchos se preguntan ahora ¿còmo serà el 2008 que recièn comienza? 

Pecarìamos de ilusos y hasta farsantes si para halagar los oìdos de quienes nos  ven y escuchan o leen y calmar sus lògicas inquietudes incurrièramos en el ejercicio engañoso de pretender que serà un año fàcil.   No lo serà en lo absoluto. 

Hay retos que no se pueden ignorar y a los que es preciso hacer frente.

La campaña electoral sin dudas serà uno de ellos.  La misma se presenta intensa, agresiva, disputada.  Sin dudas correrà el dinero que los candidatos haràn circular para tratar de inclinar la contienda a su favor,  al tiempo que paradòjicamente se afectan las actividades econòmicas normales en la medida en que incrementen los decibeles de un discurso polìtico màs caracterizado por las denuncias y descalificaciones que por propuestas sensatas y razonables.  Obligaciòn de los partidos e interès de todos en que la sangre no llegue al rìo y el torneo electoral en definitiva,  contribuya a fortalecer el sistema polìtico en el que, mal que bien, nos hemos desenvuelto todos estos años sin los traumas que han afectado la vida de otros paìses del entorno.

Otro, a todas luces, el màs presionante por su obvio reflejo negativo en todas las manifestaciones de la vida nacional, es el precio del petròleo.  Ya comenzando el año se reportò haber llegado al nivel rècord de 99 dòlares con 53 centavos el barril, a solo unos cheles de los 100 dòlares que el Presidente venezolano Hugo Chàvez declarò meses atràs, era al que aspiraba y el que a su juicio le corresponde. 

Para la economìa mundial, pero en particular para nosotros y los paìses de nuestro nivel y condiciòn que no producimos hidrocarburos y disponemos, al menos al presente, de escasas fuentes desarrolladas de energìa alternativa, es una especie de dogal que cada dìa nos aprieta màs y produce mayor asfixia.

Cierto que contamos el alivio de Petrocaribe. Pero es un remedio momentàneo, de urgencia.



Un crèdito. Un fiao que se irà acumulando y creciendo de año en año y que tendremos que pagar en definitiva, aùn cuando sea con bienes y servicios.  Una opciòn a la que es peligroso recostarse en vez de adoptar polìticas de austeridad y ahorro,  al tiempo que de fomentar aceleradamente todas las posibles alternativas energèticas de que dispongamos.

No podemos olvidar por otra parte la situaciòn recesiva de la economìa norteamericana. Se ha dicho muchas veces que cuando los Estados Unidos estornudan por acà nos dà gripe, cuando no neumonìa. Ahora mismo,  por allà estàn tosiendo fuerte, sobre todo por la crisis del importantìsimo mercado inmobiliario que a su vez afecta el sistema bancario y la vida de muchas familias norteamericanas.  Por necesidad, sus reflejos se sentiràn aquì. 

Otro desafìo a enfrentar es la situaciòn del sector textil de las zonas francas industriales. El gobierno no podrà mantener indefinidamente el subsidio que està otorgando al presente.  Ni se visualiza que las empresas que laboran con textiles y que se asegura constituyen casi la mitad de las establecidas en esos parques, puedan enfrentar la ruinosa competencia asiàtica que tambièn ha causado estragos en Centroamèrica, Norteamèrica y ahora Europa, por lo que serà preciso propiciar la recomposiciòn de las mismas a base de atraer empresas dedicadas a otras actividades.

Por lo demàs, los problemas tradicionales: mantener la estabilidad macroeconòmica y el control de la inflaciòn,  la prima del dòlar en su mismo rango, seguir reduciendo el dèficit cuasifiscal, elevar los niveles de salud, educaciòn y transporte, seguir aparejando la carga del Plan de Salud Familiar,  combatir el fraude elèctrico con energìa y propiciar un servicio estable y màs econòmico, mejorar la eficiencia del sector productivo para hacerlo competitivo y poder incrementar las exportaciones, crear empleos que es la ùnica forma efectiva de combatir la pobreza, elevar el nivel de la seguridad ciudadana y prevenir y combatir el narcotràfico son, entre otras, tareas en las que tendremos que poner mayor empeño.

2008: año difìcil, sì.  No nos engañemos.  Pero en modo alguno, batalla perdida.  Por el contrario, si trabajamos de firme el desafìo puede y deber ser oportunidad de crecimiento. Es en la adversidad donde el ser humano y los pueblos tienen ocasiòn de desarrollar todo su potencial, de poner en juego la plenitud de sus habilidades y capacidad de superaciòn y progreso. 

El pueblo dominicano lo ha demostrado en otras coyunturas.  No hay ninguna razòn vàlida, para que no lo haga una vez màs.  Màs que con pesimismo por la magnitud de la misiòn que nos espera, debemos contemplarla con optimismo y espìritu levantado de victoria.  Si lo hacemos, èsta serà nuestra de manera inexorable.

De nosotros depende.

2008-01-04 04:33:44