Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de



Mario Rivadulla

El Cardenal Nicolàs de Jesùs Lòpez Rodrìguez ha vuelto a insistir en la necesidad de mantenernos ojo alerta para evitar que los dineros sucios del narcotràfico penetren las instancias polìticas.

La responsabilidad primaria en este sentido corresponde a los propios partidos y candidatos que pueden verse fàcilmente sorprendidos por contribuciones de origen espurio para sus campañas, no necesariamente cuantiosas para no despertar sospechas pero sì numerosas,  que resulten fruto del extendido y pròdigo comercio de narcòticos o de otras actividades ilegales.

Ya la Junta Central Electoral reconociò semanas atràs que no dispone de los indispensables mecanismos de supervisiòn para controlar los aportes que reciben los aspirantes y sus respectivas agrupaciones provenientes del sector privado.  Mucho menos,  para verificar el destino que se dà a tales recursos.

El tema del narcotràfico ha sido una constante en esta tribuna.  Es nuestra firme decisiòn que continùe sièndolo de manera permanente. 

Una y otra vez hemos alertado sobre el riesgo que entraña el hecho de que nuestro paìs venga siendo utilizado desde hace años, como corredor de las drogas que despachan los carteles sudamericanos.  Màs aùn, en la medida en que una parte creciente de las mismas va quedando entre nosotros incrementando su uso, principalmente entre jòvenes y menores de cada vez màs corta edad.

Dentro de este contexto,  hemos extendido nuestro reconocimiento y apoyo a la Direcciòn Nacional de Control de Drogas que bajo la actual regencia del general Rafael Radhamès Ramìrez Ferreiras ha venido desplegando una encomiable labor en el combate entablado contra el narcotràfico, pese a contar con recursos limitados.

Hay que destacar que el organismo ha aplicado fuertes golpes a los carteles internacionales, a los que despojò el pasado año de siete u ocho toneladas de distintos tipos de estupefacientes con un valor de muchos millones de dòlares. 



La reacciòn agresiva de esos carteles, declarando una contienda armada contra nuestro cuerpo antidrogas, es una evidente demostraciòn de que han recibido serias lastimaduras en sus intereses.

Hay que imaginar sin embargo, cuànto màs efectiva serìa el accionar de la DNCD y sus colaboradores si dispusieran de los mayores y necesarios medios para enfrentar el poder de los narcotraficantes.

El propio Ramìrez Ferreiras lo acaba de declarar al señalar que la falta de equipamiento aèreo deja pràcticamente nuestros cielos en estado de indefensiòn frente a la incursiòn de las avionetas del narco, indetectables por la falta de radares especiales para dar seguimiento a vuelos a baja altura e indetenibles porque no disponemos de una flotilla de aviones capaces de interceptarlos.

Hace un par de años el semanario Primicias desplegò un titular de portada denunciando la incursiòn de vuelos piratas que arrojaban drogas sobre nuestro territorio, en unos casos, y en otros llegaban al extremo temerario de hacer ràpidos aterrizajes para entregar sus embarques en tierra. 



La denuncia fue acogida y ratificada por el entonces Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, mayor general Sigfrido Pared Pèrez.  Este calculò en màs de doscientos el nùmero de vuelos efectuados con ese fin en apenas un año.

Es precisamente ahora la misma cantidad que estima Ramìrez Ferreiras bombardearon el paìs con su nociva carga durante el pasado 2007.  Una situaciòn que, reiteramos, hubiera podido ser enfrentada y reducida a mìnima expresiòn de haber contado con los medios necesarios para ello. 



Es tal la percepciòn y el aliento de esperanza que personifica el propio Ramìrez Ferreira, una vez que dispongamos de los interceptores brasileños Tucanos, especializados para este tipo de misiòn.

Cuando se anunciò la adquisiciòn de èstos, hubo voces sosteniendo que habìa otras prioridades de mayor apremio.  No compartimos ese criterio entonces, ni tampoco ahora.



La prevenciòn y lucha contra el tràfico de estupefacientes debe ser considerada entre las prioridades fundamentales que debemos encarar, tanto por la extensiòn que ha adquirido y sus nocivas consecuencias como por su influencia negativa en el incremento de todas las actividades criminales y su perversa intromisiòn e incidencia en la vida econòmica, social y polìtica del paìs.

Hora de que cobremos conciencia plena de ello y apoyemos sin reservas ni complacencias el combate contra las drogas en todos los frentes, so pena de que terminemos por pagar el màs alto precio si no lo hacemos.

2008-01-09 13:39:24