Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de



Mario Rivadulla

El drama de las inclemencias de la Naturaleza y los damnificados no concluyò con el paso de la tormenta Olga, casi a seguidas de haber sufrido los efectos de Noel.  Los primeros dìas de enero han estado caracterizados por aguaceros en diferentes partes del paìs, cuyos efectos se han sentido con mayor crudeza, debido a la saturaciòn de los suelos afectados por los dos meteoros. 



De paso, tambièn se nos ha pegado un infrecuente frente frìo que ha desatado una ola de gripe, agudizado los casos de asma y alergia y en general, ocasionado problemas respiratorios a muchas personas, principalmente menores de edad.

Pero posiblemente de todos los lugares del paìs, el màs vulnerable para este tipo de eventos sea la provincia Marìa Trinidad Sànchez.  Batida con frecuencia por los vientos, las lluvias y las olas son numerosas las ocasiones en que sus habitantes tienen que ser evacuados para proteger sus vidas, aunque no siempre sus bienes, por lo general escasos.

Ayer mismo el fuerte oleaje, las lluvias y las ràfagas de aire hicieron que el mar penetrase hasta veinte metros en varios lugares de la provincia, obligando al traslado de casi un millar de habitantes y elevando a casi 900 el nùmero de viviendas afectadas por el casi encadenamiento de estos excesos de la Naturaleza.

Frente a esta situaciòn,  conveniente recordar e insistir en la necesidad de mover lo màs pronto posible todas las personas que residen en sitios de alto riesgo, principalmente a orillas del mar, rìos y cañadas asì como en las laderas de las lomas hacia lugares que no ofrezcan peligro tanto para las vidas de las personas como para la preservaciòn de sus ajuares, por lo general reiteramos bastante escasos por tratarse en su gran mayorìa de muy modesta condiciòn social.

Obviamente la prevenciòn para hacer frente a posibles desastres naturales debe ser de carácter general, y no solo en los sitios que puedan resultar màs afectados.  Cuando se rebela, la Naturaleza no discrimina.  Los ejemplos son tan sobrados, que no es preciso apelar a ellos por nueva vez.  Pero es evidente que quienes estàn màs expuestos son aquellos que han levantado sus moradas en lugares vulnerables y que brindan poca o ninguna seguridad.

Tanto por la tràgica experiencia de Noel y Olga como por las reiteradas alertas ante los cambios dictados por el calentamiento global y sus advertidos efectos desastrosos, en particular para territorio insulares como el nuestro, el gobierno decidiò incrementar para este año la disposiciòn de fondos para los organismos de prevenciòn y socorro frente a la posibilidad de desastres naturales. Buena parte de esos fondos deben ser destinados a financiar campañas de orientaciòn a la ciudadanìa sin esperar a que la Naturaleza, quizàs en justo desquite por las muchas agresiones recibidas de la mano del hombre, nos castigue con alguna iracunda y desastrosa expresiòn de descontento.

Siempre serà màs rentable y seguro prevenir, que tener que remediar.  Y para ello se precisa que los ciudadanos estèn bien edificados sobre las medidas que deben adoptar para enfrentar situaciones de riesgo y minimizar sus posibles consecuencias desagradables.

En este punto es conveniente recordar que si bien nuestro adversario màs visible, frecuente y destructivo son los huracanes, no resulta el ùnico.  Tambièn vivimos en un territorio sìsmico.  Y aunque los terremotos se producen en nuestro caso muy de tarde en tarde y rara vez son de excesiva intensidad, tienen como contrapartida negativa el hecho de que, a diferencia de las tormentas tropicales a cuyo desplazamiento es posible seguirle el curso en el espacio de varios dìas, los sismos se producen de manera intempestiva.

Ahora mismo se reporta que el sismògrafo de la Universidad Autònoma de Santo Domingo, registrò durante el pasado año unos 411temblores con intensidad de o superior a 3.5 en la Escala de Richter.  Un nùmero mucho mayor tuvo lugar por debajo de dicha mediciòn, por lo que ni siquiera fueron analizados. 

Si bien es cierto que ninguno de ellos representò riesgo alguno para la vida humana, no dejan de recordarnos que vivimos en una zona sìsmica y que por consiguiente, no estamos exentos de que sucedan en un momento determinado, como ya ha ocurrido, particularmente en Puerto Plata y Santiago en el pasado reciente, con consecuencias que fueron divulgadas de manera amplia asì como en otros sitios, incluyendo la capital.

Con esto no queremos alarmar en demasìa.  Pero sì solicitar de las autoridades,  que se supone desplegaràn una intensa campaña pùblica de prevenciòn frente a desastres naturales,  que en la misma no debe olvidarse las normas prudenciales a adoptar frente al riesgo posible de un inesperado terremoto.  Esto asì, para que cada quien estè en conocimiento de la actitud que debe adoptar ante este tipo de eventos, reduciendo al mìnimo la posibilidad de que se produzcan muertes y lesionados por ignorancia.

Porque a fin de cuentas para los daños materiales siempre hay remedio y reposiciòn.  Pero en cambio la vida humana no retoña, al menos en el mundo terrenal en que vivimos.

2008-01-10 13:17:37