Opiniones

– El Liderazgo del Siglo XXI

– El Liderazgo del Siglo XXI

El liderazgo que prevaleció, en el pasado, en muchas naciones latinoamericanas tuvo un matiz centralizador, en el que muchos lideres ejercieron sus mandatos amparados en posiciones de fuerzas, verbigracia los gobiernos militares. Las dictaduras que tuvieron vigencia en América Latina son un ejemplo de que las condiciones socioeconómicas  de muchos países permitieron el ejercicio de liderazgos políticos que se sustentaban en la personalidad del líder para someter a los diferentes sectores sociales y económicos a su control.

Tienen esos tipos de liderazgos posibilidad  de prevalecer en el presente? Producto de los cambios económicos  y sociales que registran la mayoría de las naciones latinoamericana, en sus economías y en sus estructuras legal y productivas, el tipo de liderazgo que se ha ido imponiendo es el liderazgo colectivo, ya que tanto los grupos sociales como económicos, producto de la apertura y la libertad reinante en todos los grupos que interactúan al interior de las sociedades latinoamericanas, tienen, por necesidad, que tomar  decisiones  que tomen en cuenta a  los grupos sociales, que de forma mancomunada, desarrollan una actividad social o productiva.

El desconocimiento del trabajo del individuo o del grupo, por parte del líder político, trae consigo la disminución de la influencia de ese liderazgo sobre el conglomerado social que esta presidiendo e influyendo, ya que ese desconocimiento genera una ruptura del compromiso de ese líder con sus gentes y viceversa.

El desconocimiento del trabajo colectivo, por parte del líder político, tiene  vigencia en el presente,  sin embargo fue en el pasado cuando esa vigencia tuvo mayor incidencia en América Latina, ya que las sociedades latinoamericanas eran más cerradas que en el presente, producto del crecimiento poblacional y del desarrollo de los medios de comunicación, así como el crecimiento del Internet ningún acontecimiento, de cierta relevancia social o política, puede ocultarse en el interior de las fronteras nacionales  y el mundo se entera, casi al instante, de lo que pasa en cualquier parte del mundo al instante, eso impide que situaciones nacionales que ocurren al interior de las sociedades latinoamericanas puedan ser ocultadas, como ocurría en el pasado. 

El desarrollo de una cultura democrática, apoyada en el derecho que tienen las personas de decir y hacer lo que entienden les perjudica o les beneficia, no permite reciclar regimenes de fuerzas, como ocurrió en el pasado.

El líder político del presente debe tomar en cuenta, que producto del cambio de actitud y de mentalidad que ha experimentado el ciudadano, ya el miedo y el temor que éste sentía en el pasado se han ido perdiendo, producto de la apertura económica, cultural y política que registran las naciones latinoamericanas, por eso lo que más conviene a cualquier liderazgo que desea ganar y mantener el aprecio de la gente, es asimilar ésta realidad, que rechaza  todo tipo de liderazgo que trate de imponer sus designios a los  miembros del grupo o a   la sociedad donde está ejerciendo su liderazgo.

El nuevo liderazgo político, producto del cambio de actitud de la gente, debe sustentar sus designios, apoyándose en el consenso de la mayoría de ciudadanos que conforman la nación, ya que tomar cualquier decisión de manera individual o unilateral, está condenada a ser rechazada por esa mayoría poblacional.

La sustitución de las instituciones económicas y sociales por parte del líder para imponer un sello personal a sus decisiones, ya no es  posible hacerlo en el presente, ya que la sociedad actual esta vigilante,  y esta  sirviendo de muro de contención y de contrapeso a esas aspiraciones de fuerzas, que de tiempos en tiempos, aspiran a ejercer algunos liderazgos matizados  por el dominio personal y la influencia de un liderazgo centralizador y avasallante, que aunque en el presente no tiene vigencia, ni posibilidad de instaurarse de nuevo, en el corto plazo, no por ello debemos perder de vista que la historia de la Humanidad es cíclica y por ello hay quienes piensan que siempre hay una oportunidad para volver al pasado y repetirlo.   El proceso político que ha vivido Latinoamérica no es la excepción. 

Todo líder político debe tener presente que repetir el pasado sólo es positivo y provechoso cuando esa vuelta al pasado beneficia a la gente. Cualquier cambio  que busque volver a prácticas políticas pasadas, desconociendo la tendencia democrática y la libertad económica e individual que hoy persigue la Humanidad está llamado al fracaso.

Un ejemplo evidente que retrata  las aspiraciones  que persiguen  los países latinoamericanos lo constituye el caso venezolano y el presidente de ese país Hugo Chavez. Venezuela y su sistema de partidos cayeron en la falta de credibilidad de su dirigencia política, producto de los incumplimientos y la corrupción  de gobiernos sucesivos.

En la actualidad parece que hay una parte importante de ciudadanos de ese país que no comulgan con el giro socialista  que ese líder le ha dado al proceso político venezolano, sin embargo el hecho de que éste ha legitimado su paso al poder por medio de elecciones le ha permitido, no sólo retener el poder, sino también reciclarse en éste y abogar por la reelección presidencial para mantenerse frente a los destinos de ese país sudamericano. Por eso, los líderes democráticos deben asimilar ese proceso, porque muchas veces los giros que toman los sistemas políticos pueden generar situaciones no deseadas, con el agravante de que muchas veces son cambios políticos irreversibles. 

Como se observa  el incumplimiento de la clase política muchas veces trae consigo gobiernos no deseados. Sin embargo cuando el sistema de la democracia representativa no es capaz de reformar y dar soluciones a problemas básicos de la gente se corre el riesgo de que hasta con sus propios métodos los adversarios compitan y logren sus objetivos de desplazar al sistema político que representa a la democracia representativa.    

En el siglo XXI más que gobiernos o lideres de fuerzas lo que se impone es que todo líder político reconozca que lo que está prevaleciendo en el mundo son los liderazgos colectivos, que toman en cuenta al individuo y a la sociedad, tanto para beneficiarlos desde el Estado, una vez se llega al gobierno, como para darles participación y espacio en la organización política que ha servido y esta sirviendo de apoyo  al líder y a sus gentes para acceder al poder del Estado.

2008-01-11 21:55:08