Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de



Mario Rivadulla

Ayer el Cardenal Nicolàs de Jesùs Lòpez Rodrìguez, antes de abandonar la sede del Poder Ejecutivo donde sostuvo un intercambio con el Presidente de la Repùblica, hablò con los periodistas que cubren esa importante fuente noticiosa.

En sus declaraciones a los medios de prensa, el prelado catòlico abogò porque tengamos una campaña electoral constructiva, despojada de insultos y denuestos. Lòpez Rodriguez tambièn llamò a los partidos polìticos y sus respectivos candidatos a presentar al paìs propuestas concretas de soluciones a los problemas que nos agobian, con ènfasis especìfico en la salud y la educaciòn.

Ciertamente son èstas àreas prioritarias, aunque no las ùnicas.  Hay otros problemas a los que tambièn precisa buscarle soluciones o por lo menos, una mejorìa significativa. En una agenda que se ha ido haciendo muy abultada figuran entre otros de urgente atenciòn el combate a la pobreza y la elevaciòn de la calidad de vida de un gran contingente de dominicanos  que subsisten en las condiciones màs precarias y vergonzosas, la creaciòn acelerada de empleos,la recuperaciòn de la agropecuaria y la recomposiciòn de las zonas francas.

Otros no menos importantes son los obstàculos que sigue confrontando el Plan Familiar de Salud de la Seguridad Social, el dar pasos de avance màs efectivos y apremiantes en la superaciòn de la crisis elèctrica poniendo en pràctica la penalizaciòn del fraude,  la prevenciòn en el consumo particularmente entre la juventud y la lucha contra el tràfico de  drogas asì como el mejoramiento de los niveles de seguridad frente a los embates de la criminalidad, sin olvidar  los pronosticados riesgos que comportan los cambios climàticos debido al calentamiento global cuyos efectos ya estamos sintiendo.

Como se aprecia es una agenda muy pròdiga y no limitativa de problemas y retos que requeriràn de un gran esfuerzo por parte de todos.  De una firme voluntad polìtica tanto como de un fuerte compromiso social.

Ya a comienzos de año dijimos que este 2008 iba a ser particularmente difìcil, si bien en modo alguno insuperable.  A los problemas que confrontamos parte de los cuales dejamos señalados, hay que sumar el incremento desmedido del precio del petròleo con  su negativa incidencia en todas las actividades econòmicas y sociales del paìs, los reflejos adversos que nos proyectarà las dificultades por las que atraviesa la economìa norteamericana y la sobrecarga que representa todo el proceso de recuperaciòn por los daños que nos dejaran las tormentas Noel y Olga.

Un cuadro nada halagueño, lo cual insistimos no representa en modo alguno que nos dejemos arrastrar por el pesimismo.  Antes al contrario, es en la  coyuntura de los grandes retos que salen a flote las capacidades latentes de los humanos y de los pueblos.  Su coraje, creatividad y capacidad de lucha.  Tal es como debemos asumirlo.

Dentro de este marco, cobra mayor importancia el reclamo del Cardenal Lòpez Rodrìguez, que sirve de caja de resonancia a los que se han venido externando desde diferentes àngulos de nuestra sociedad, de los medios de comunicaciòn y de esta propia tribuna.

Necesitamos que la campàña electoral que ahora mismo parece arrastrarse a ras de suelo,cobre vuelo, gane altura y ofrezca al electorado algo màs alentador y positivo que este reiterativo e infructìfero intercambio de diatribas y descalificaciones personales que muchas veces caen en el plano màs soez y vergonzoso.

El paìs necesita propuestas concretas y viables, no promesas huecas y a menudo fantasiosas como si se dispusiese de inexistentes varitas màgicas.  No basta con decir que se và a hacer, hay que decir por lo claro còmo se proyecta hacerlo.  De què planes especìficos se dispone para enfrentar los problemas nacionales.   Con cuàles herramientas es que se piensa construir el mejor destino del paìs del que todos hablamos y al que todos aspiramos.

Nuestros problemas no son insolubles.  Nuestras anhelos no son irrealizables.  Todos y cada uno de los obstàculos que enfrentamos son superables.  Y es responsabilidad de los lìderes polìticos que aspiran a dirigir los destinos nacionales y sus respectivos partidos dar respuestas razonables, lògicas, creìbles y realizables para llevar adelante la tarea que el paìs requiere.  Una responsabilidad que deberà ser compartida por gobierno y oposiciòn, por el Estado y la sociedad.

Aùn quedan por delante cuatro meses de campaña.  De ellos en particular y un poco de todos en general depende que la irracional violencia verbal, el discurso sobrado de insultos y vacìo de razones sea sustituìdo, tal como se ha venido reclamando y demanda el Cardenal, por verdaderas y sensatas propuestas de naciòn.

Porque lo que està en debate, no lo olvidemos, màs que el interès de candidatos y partidos por llegar al poder es el derecho de la naciòn y sus hijos a un mejor futuro.  Y con èste no resulta vàlido jugar.

2008-01-16 13:22:35