Opiniones

El Líder y los Fondos Públicos

El Líder y los Fondos Públicos

Hay líderes en los diferentes sectores sociales que conforman la sociedad .Podemos hablar de líderes en el aspecto político, profesional, gremial, empresarial, religioso, entre otros. El que va a la cabeza de un sector social o de un grupo que procura conquistas económicas, reivindicativas o derechos sociales, en la medida que se gana un espacio por medio de su esfuerzo, trabajo y capacidad va, poco a poco, convirtiéndose en líder del sector al que representa.

El liderazgo, como se observa, lo va dando el esfuerzo de una persona, encaminado a defender y a representar a un sector social o económico determinado. El liderazgo en cualquier conglomerado social lo da la dedicación al trabajo y las cualidades propias  y positivas que adornan a una persona. La vocación de servicio de la persona que aspira a convertirse en líderes es una condición necesaria para recorrer el camino del liderazgo autentico. Otro aspecto que hay que tomar en consideración al hablar de liderazgos es que muchos dirigentes han fracasado en su intento por convertirse en lideres porque antes de alcanzar la categoría de líder han incumplido tanto con su grupo como con la sociedad que lo ha apoyado, haciendo lo contrario de lo que predicaban antes de alcanzar un puesto de mando.



En los partidos políticos, que son los instrumentos que utiliza la sociedad para elegir a sus representantes ante el Congreso, los municipios y el Poder Ejecutivo, hay lideres que han comenzado con altos índices de legitimidad, sin embargo en la medida en que han ejercido sus mandatos han terminado incumpliendo con sus promesas y por tanto irrespetando el mandato puesto en sus manos por los electores.

Por eso, se advierte que quienes se han apartado de su compromiso con la gente que los elige y optan por convertirse en representantes de sectores sociales y económicos que no lo han elegido, para sus puestos en el Estado, terminan pagando la consecuencia de sus actuaciones incorrectas.  Aquellos dirigentes que, actúan en política, sólo motivados por la razón del beneficio propio, única y exclusivamente, sin tomar en cuenta al conglomerado social que representan corren el riesgo de ser victimas de sus propias actuaciones.



Los líderes cuando manejan fondos públicos deben de actuar apegado a la correcta actuación, la correcta actuación es aquella que esta apegada a la honestidad y la responsabilidad en sus actuaciones y éstas actuaciones deben estar lo más acorde con el marco legal que le sirve de soporte, tanto a  la institución partidaria como al Estado o a la institución pública a la que se le esta sirviendo. Siempre que un servidor público ajuste sus actuaciones dentro del marco legal de la sociedad o de la institución en la cual presta sus servicios, éste, rara vez, tendrá actuaciones que sean reñidas con la ética.

En una sociedad donde las reglas del capitalismo, como sistema económico  y político, están bien definidas, cuando una persona que ocupa un espacio social y político actúa de forma inadecuada y da de lado a todo comportamiento ético, y actúa en detrimento de los fondos públicos puestos en sus manos, ese líder va, poco a poco, perdiendo la autoridad moral ante sus seguidores y de la sociedad en la cual ejerce su liderazgo.

Hay muchos “lideres” que entienden que no importa perder autoridad moral cuando se gana  la autoridad que representa el dinero. El error de esos líderes radica en que muchas veces no tienen miramientos para establecer las fuentes de dónde provienen esos dineros. En otras palabras, no se tiene el cuidado debido para actuar apegado a la ética y de esa forma, como es natural,  se va perdiendo la buena imagen ante los ojos de la sociedad.

Los principios que deben prevalecer para que un líder dirija su nación son los de libertad y democracia y ninguna persona que haya sido señalada como deshonesta ha prevalecido por mucho tiempo en el mando de una nación. Por eso, aunque muchas veces hay “dirigentes” que se garantizan buenas fortunas provenientes de posiciones publicas detentadas, en la mayoría de esos casos se recibe el rechazo colectivo por la intuición que tiene la gente cuando ve que hay personas que no pueden justificar los dineros que exhiben ante  la sociedad.



La tendencia de la sociedad dominicana es aceptar ciertos límites de tolerancia en su liderazgo político, siempre que se perciba una actuación moderada, honesta y tolerante hacia los fondos y riquezas de la nación por parte de éste. Una actuación alejada de los objetivos y tendencias de la sociedad, en cuanto a tener líderes que le representen de forma autentica se traduce en imposibilidad para que aquellos lideres que no están en sintonía con lo que persigue la gente.



Los cambios políticos, por medio de elecciones, que viene registrando toda América Latina no son ajenos a ese deseo que tienen muchas naciones de tener líderes que sintonicen con las mayorías y sus aspiraciones de redención social.



El liderazgo que esta prevaleciendo en el mundo y ha prevalecido en el pasado es aquel que tiene condiciones naturales y características especiales e indispensables que le permiten una visión de conjunto, no sólo de las tendencias de su nación en el orden social, político y económico  sino también de las tendencias del mundo. El líder del presente, llamado a prevalecer sobre el común de la gente, es aquel que en el tráfago de la actuación en la lucha cotidiana va reflejando esas condiciones de servicio a los demás que lo diferencian de aquellos que por sus actuaciones comunes, poco diferenciadas, se convierten en lo que la gente ha dado en llamar “uno más del montón”.



Todo liderazgo llamado a prevalecer en el tiempo debe tomar en cuenta que la sociedad, a la larga, premia el comportamiento ético de sus conductores público y castiga la inmoralidad de aquellos conductores deshonestos. Todo líder  que ha sido acrisolado en su comportamiento moral ha tenido el aprecio de sus  pueblos a todo lo largo del ejercicio de su liderazgo.

Las prácticas permisivas y alegres de los dineros públicos, con la anuencia de un líder pueden hacer de su liderazgo algo pasajero  porque todo líder debe diferenciarse de todos aquellos  que ejercen una función pública  con un objetivo propio y particular.

En el caso de la Republica Dominicana encontramos tres líderes que son los ejemplos más elocuentes de la diferenciación de sus liderazgos, ellos son Joaquín Balaguer, Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez. Cada uno de ellos con virtudes y defectos en los matices de su personalidad, coinciden en lo relativo a que la población vio siempre en ellos el ejemplo de la honestidad personal. EL juicio de la población y de la historia esta a favor de que fueron, en lo personal, honestos y no fueron abanderados del lujo y la riqueza que reporta el Estado a través de la disposición de los fondos públicos para uso y disfrute personal.

En cuanto al líder y el gasto de los dineros del Estado es más conveniente que tanto sus seguidores como sus aliados  lo consideren como tacaño a que se le considere prodigo con los recursos públicos, al mismo tiempo se sugiere al líder político  que cuando las arcas del Estado dispongan de los recursos suficientes se debe ser prodigo con sus gentes, Se pone como ejemplo a los Estados antiguos en donde cuando los lideres guerreros derrotaban otros ejércitos y los Estados vencedores se hacían ricos, en esos caso convenía la prodigalidad y la liberalidad del líder  hacia sus seguidores, repartiendo bienes entre ellos.

Evelio Arroyo es Sociólogo, Abogado y Escritor. Estos temas se publican del libro “Lideres y Liderazgos” de su autoría.

2008-01-29 18:11:49