Opiniones

Orlando Dice

Orlando dice

Orlando Gil



DOS POR TRES.-




El presidente Leonel Fernández dedicó más de una hora para leerse más de treinta páginas que sus oponentes descalificaron con dos o tres frases de esas que se llaman cohetes y que se habían oído y leído respecto a otros jefes de Estado, aunque el trance no fuera la reelección. No hay, por lo visto, manera de que se produzca debate: ni de cerca, pero tampoco de lejos. La pereza de los políticos es inmensa, a pesar de que están en campaña y su función debiera ser discutir sobre los asuntos de mayor interés. Igual ocurrió con Miguel Vargas Maldonado y sus propuestas de la semana pasada, que, excepto el gobierno, ningún sector reaccionó con fundamento. ¿Qué decir, pues, de los candidatos emergentes que ni siquiera llegan a entrar en la liza, pues sus pronunciamientos se pierden como boomerangs lanzados sin puntería? Sin embargo, el discurso del jefe del Estado debiera ser estudiado a cabalidad, ya que cualquier descuido de los grupos de oposición puede ser mortal. Hizo promesas, es verdad, pero si se atiende bien su registro podría advertirse que no son un ejercicio ocioso, sino un acopio de las obras que permanentemente demandan las comunidades. Dijo que iba a hacer esto aquí y lo otro allá, y habría que ver cómo toma la población del lugar cuando se le refiera que su petición recibió acogida y que serán complacidos para el próximo período. Tal vez no sean tan bocabiertas, pero ¿y si se equivocan en la apreciación?…



LOS AUSENTES.

En el acto de proclamación del presidente Leonel Fernández bastó la sola mención de Luis Acosta Moreta ñ El Gallo ñ para que el auditorio le dedicara un largo aplauso, como sucedió con otros aliados como Vincho Castillo. Lo interesante es que el presidente de la UDC estaba ausente, y nadie se dio cuenta: ni los locutores que lo interpelaron, ni la prensa. Acosta Moreta tuvo un desacuerdo con el protocolo de la actividad, y resabioso como es, abandonó el lugar, dejando al cuidado de otro dirigente a los seguidores que les acompañaban. Danilo Medina no fue, y aunque también se le aplaudió cuando su nombre salió a colación al dar los resultados de las votaciones, todos los periódicos resaltaron su ausencia como si él o los suyos hubieran dado como un hecho que asistiría. Medina no se puede quejar, pues los periodistas nunca lo olvidan y mantienen la expectativa de que en algún momento se sumará a la campaña de su partido.



Incluso se rumoró que la posibilidad de que se apareciera fue la razón de que el coordinador de campaña, Francisco Javier García, no figurara entre los oradores del día. El afán con Medina es el mismo que existe en relación a Hernani Salazar, de quien se quisiera que compareciera ante los medios y dijera porqué no respalda la candidatura de Miguel Vargas Maldonado, a la manera de Johnny Ventura, a quien a lo calladito llaman El Renegado, como Jerónimo, el último jefe apache…



FUERA.-


  
 

La decisión de Danilo Medina de quedarse fuera del escenario de la campaña, estratégicamente le conviene al presidente Leonel Fernández y al PLD, pues aunque la oposición resalta el hecho como una prueba de que la candidatura oficial no tiene la pujanza de la contienda del 2004, tampoco han podido usar sus pronunciamientos de la lucha interna como ariete contra la reelección. Medina se congeló para lo bueno, y por vía de consecuencia, también para lo malo. Si como dicen, todos sus partidarios se incorporaron y nadie, excepto él, se mantiene ajeno a los trabajos de campaña, su ausencia no afecta en lo esencial. Incluso, tal vez convenga que se preserve. Ese no sería el caso si anduviera en romería, compartiendo espacio con sus antiguos detractores, pues daría oportunidad al PRD de usarlo para descalificar al sector que lo enfrentó en el PLD, y que es el mismo que ahora acciona hacia fuera. Esa pieza le falta a la publicidad del PRD: hacer acopio de figuras que puedan invalidar desde dentro al candidato oficial, de la misma manera que la propaganda del PLD toma a Hipólito MejÏa y a Salvador Jorge Blanco para sacar de contexto a Vargas Maldonado y estigmatizar sus posibilidades de asumir las riendas del Estado. Lo peor que le puede pasar a un aspirante presidencial es que le encuentren soga que pisarle…

2008-01-30 02:45:49