El Maestro y la Sociedad
La educación, partiendo desde el Nivel Inicial, es una “maternidad espiritual” y todo maestro o maestra joven o los más adultos deben procurar ser amados y apreciados por los niños que le han sido confiados para que los eduquen.
El maestro debe tener una visión integral de la educación, ya que aparte de los contenidos que los niños aprenden, en las aulas, éstos deben ir siendo capacitados para su responsabilidad en el seno de la familia, la escuela y la sociedad. Por eso a las especialidades técnicas deben sumársele los valores de solidaridad y amor a la gente que debe tener todo ser humano.
El proceso enseñanza- aprendizaje en que el maestro está involucrado debe ser realizado con amor, ya que cuando el maestro trabaja sólo motivado por los beneficios, no se consiguen los objetivos deseados, en otras palabras no se puede enseñar si no hay amor y vocación para hacerlo por parte del maestro.
Los niños que van a la escuela y colegios, por primera vez, son semillas que la sociedad pone en manos del maestro para que éste la ayude a germinar. El autor José ingeniero resume esta afirmación de la manera siguiente: “El magisterio debe ser una profesión vocacional, no hay peor maestro que el animado por simples fines de lucro, ni peor pedagogía que la practicada sin amor. La sociedad entrega al maestro los niños, como al jardinero las semillas, para que en aquellos germinen sentimientos como de éstas broten flores. Hay que saber formar los almácigos humanos, regarlos, protegerlos, apuntalarlos, clasificarlos, separar las malezas, para que de la escuela salga bella y lozana la mas admirable flor del universo: el hombre “
El maestro debe ser un motivador permanente para despertar en el niño el deseo de potenciar su vocación. Este debe predicar con el buen ejemplo y actuar con responsabilidad, solidaridad y amor en sus actuaciones frente al niño, así éste en sus primeros años de estudios, puede observar y apreciar las buenas cualidades del maestro; eso le ayudará a crecer en un ambiente escolar edificante.
En el desarrollo de sus actividades escolares al niño se le despertarán sus capacidades en el aspecto práctico. Por ejemplo, el niño aprenderá a hacer; haciendo, aprenderá a pensar; pensando, aprenderá a amar; amando. El maestro formara caracteres igual que el escultor cuando plasma una figura; Éste hará reflejar en su escultura lo que quiere que la gente vea en esa estatua.
Todo maestro debe tratar que lo que aprendan sus alumnos les sirva de sostén y vocación para poder enseñar a otras personas, ya que si las personas crecen en sus estudios y se convierten en maestros y alumnos, al mismo tiempo, la educación, tanto en los niveles básicos, medios y superiores tiene un efecto multiplicador en la población.
El Estado debe educar a todo ciudadano, sin pedir retribución a cambio, sin embargo si los ciudadanos que se van formando en las aulas escolares y las universidades contribuyen con la enseñanza, por que se han convertidos en maestros de las asignaturas que ya han aprobado, esa es una gran ayuda y avance para la educación; sobre todo si el Estado incentiva económicamente a quienes están dispuestos a realizar un trabajo magisterial al servicio de la sociedad. Lo mismo debe hacerse con los profesionales que terminan la universidad y que se inclinan por la enseñanza, ello ayuda a multiplicar la capacidad para educar que debe tener toda sociedad. Con un tipo de organización educativa semejante se aprende y se enseña más, ya que cuando los intereses de la educación son dirigidos por los principales actores del proceso educativo los resultados son más tangibles.
Los mejores métodos y los mejores rendimientos se consiguen cuando se utilizan a las personas más idóneas y eficaces para las tareas educativas. Si bien es cierto que el Estado debe controlar la educación en toda la sociedad, también es cierto que los padres, las madres y luego los estudiantes, cuando avancen en su educación, debieran intervenir, teniendo participación en la administración y docencia, tanto en los niveles básicos como en los niveles superiores de educación.
Debe hacerse un esfuerzo para que todas las influencias políticas partidarias o dogmáticas estén fuera del sistema educativo, ya que ambas son perjudiciales y disminuyen el nivel del proceso de enseñanza- aprendizaje. En el caso del dogmatismo disminuye la capacidad de pensar de las personas. La política llevada a las aulas escolares corrompe la moral de los maestros e invade sus conductas y pensamientos para hacerlo participes de intereses ajenos al proceso educativo.
Cuando el magisterio se libere de las influencias políticas y la entorpecedora labor burocrática que esta patrocina, para obstaculizar el trabajo de las instituciones educativas publicas y privadas, la educación crecerá en su calidad y su desarrollo será más significativo.
Cuando la política no ejerza influencias negativas en los colegios y escuelas estos no se sentirán abrumados con los reglamentos, disposiciones y formularios que entorpecen la labor educativa, en aras de que los centros privados de enseñanzas estén supeditados a los caprichos e intereses de los incumbentes de turno en los diferentes departamentos y Distritos Escolares. Liberar al sistema educativo de la burocracia y los intereses partidarios seria un gran paso de avance para el crecimiento del sistema educativo dominicano.
Cuando la misión del Estado sea la de facilitar la labor educativa, de coordinar sus ideas y métodos y recoger las experiencias emanadas de ese proceso , para aplicarlas en áreas e instituciones esenciales de la sociedad, que necesitan de esas experiencias provenientes de la educación y las universidades, tendremos resultados excelentes para el desarrollo del Estado y la sociedad.
La única preferencia legítima del maestro es aquella que tiene que ver con su preparación y su capacidad. La capacidad de un buen maestro la perciben sus alumnos y sus compañeros de profesión. En el caso del maestro y la política partidaria, este nunca deberá subordinarse a un funcionario que sea incompetente, tanto en su capacidad como en sus atribuciones. La educación del ciudadano, en su proceso de desarrollo y cambio, debe ser dirigida por representantes de las diferentes instituciones educativas que deben cooperar con el Estado y el sistema educativo para ese fin.
En este aspecto el Estado y el sector privado deben interesarse en que las personas que ingresan al sistema educativo desarrollen el mayor numero de aptitudes y vocaciones; además el Estado debe velar para que los profesionales y técnicos tengan la capacidad necesaria en sus diferentes áreas, una vez hayan terminado sus estudios.
Cuando la sociedad valora la labor del maestro, la dignidad de éste se eleva. El maestro, a través de la historia, ha venido elevando su incidencia en el aprecio de la gente. Si observamos la historia de la humanidad podemos ver que en el sistema esclavista el maestro era un esclavo, luego vimos que en el feudalismo el maestro era un siervo y en el sistema capitalista actual el maestro es un asalariado. Esto quiere decir que en la medida que las sociedades han ido evolucionando y cambiando, en ese mismo orden el maestro ha ido avanzando, y todavía, aunque con muchas limitaciones económicas e insuficiencias de preparación y conocimientos de muchos maestros, no por ello debemos perder de vista que su situación tiende a ir a mejores estadios de crecimientos.
En la medida que el maestro continúe elevando sus conocimientos su nivel de aprecio y espacio social se irá ensanchando y eso le dará mayor autoridad moral en el seno de la sociedad. El maestro autentico nunca deberá perder de vista que la educación es la tarea más honrosa de las profesiones que ejerce el ser humano.
En cuanto al maestro éste enseñara al alumno a pensar ante que a pronunciar y a repetir palabras carentes de sentido y de significados. Deberá enseñar a sus alumnos a crear antes que a copiar. Cuando eso ocurra el maestro no se sentirá obligado a enseñar a sus alumnos aquellas cosas en la que no cree. Cuando el maestro no tiene temor y enseña por vocación y convicción forma a un estudiante capaz de enfrentarse a la vida y al trabajo con el sólo norte de que está comprometido con su familia y con una actitud social de justicia y solidaridad con las personas.
Evelio Arroyo es Sociólogo, Abogado y Escritor. Estos temas son publicados de su libro: “Estado y Sociedad”
2008-03-13 15:20:46