Opiniones

EL TIRO RÁPIDO

EL TIRO RÁPIDO



por Mario Rivadulla

“Los delincuentes no duermen”.  La certera expresiòn saliò de labios del Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Subero Isa, en ocasiòn de suscribir un acuerdo que compromete al alto tribunal, la Procuradurìa General de la Repùblica, la Policìa Nacional y la Direcciòn Nacional de Control de Drogas de aunar y desplegar los mayores esfuerzos para combatir la criminalidad.

A Subero Isa le asiste toda razòn.  La delincuencia opera “full time”, a tiempo completo.  Y asì estàn obligados por consiguiente,  los organismos relacionados con la prevenciòn, combate y sanciòn de la criminalidad a mantenerse insomnes, sin pegar el ojo, y a trabajar con la misma intensidad para ponerle freno.

En el acuerdo se reconoce que el auge de la delincuencia tanto como las actividades crecientes del narcotràfico en nuestro paìs, impulsado por los grandes carteles internacionales de la droga y el consiguiente incremento del llamado microtràfico barrial, estàn afectando de manera muy sensible el indispensable clima de normal coexistencia social. Por extensiòn,  lo hace tambièn con todas las actividades generales de la ciudadanìa.

No obstante la informaciòn de que se ha aumentando la inversiòn de recursos para enfrentar esta situaciòn y que el presente año se destinan 500 millones de pesos para el Plan de Seguridad Ciudadana, existe la percepciòn de que el nùmero y gravedad de delitos ha ido en aumento.  Tambièn en igual medida,  el sentimiento de inseguridad de la poblaciòn.

Las estadìsticas sobre hechos criminales del pasado año, ofrecidos por las autoridades tienden a confirmar lo anterior.   Los datos reportados por el cuerpo policial revelan que en el 2007 se registraron 3 mil 744 asaltos y robos de diversa naturaleza; fueron sustraìdos 3 mil 892 vehìculos de motor, aunque las empresas aseguradoras reconocen que con un indice bastante aceptable de recuperacion; y ocurrieron mil 468 homicidios.  Los apresados por drogas sumaron varios miles.

Un hecho establecido estadìsticamente en otros paìses sobre la influencia del narcotràfico en el aumento de la criminalidad. cobra confirmaciòn igualmente aquì. Es la estrecha asociaciòn de guardan el narcotràfico y el consumo de narcòticos con al aumento de la delincuencia.  Bien es cierto que la Direcciòn Nacional de Control de Drogas en los ùltimos tiempos, ha dado muestras de gran efectividad demantelando miles de “puntos de venta” y ocupando toneladas de narcòticos,  en muchos casos con riesgo y consecuencias fatales para algunos de sus agentes.  Pero la instituciòn requiere  de recursos de que ahora no dispone = radares tridimensionales para detectar vuelos a baja altura, aviones interceptores con capacidad para derribar las aeronaves que transportan los alijos,  màs potentes lanchas patrulleras = para poder ampliar su capacidad operativa  frente al extraordinario poder que despliegan los carteles de la droga

Mejorar de manera significativa y palpable los niveles de seguridad, constituye uno de de las obligaciones prioritarias del Estado y de los màs apremiantes reclamos de la ciudadanìa.  Lo confirman de manera creciente la voz de la calle y las encuestas que se han venido efectuando con motivo de la campaña polìtica, que a màs de las intenciones de voto a favor de tal o cual candidato, coinciden en identificar el tema de la inseguridad y la criminalidad entre los principales motivos de preocupaciòn y queja de la poblaciòn.

La delincuencia en el paìs ha ido adquiriendo perfiles cada vez màs peligrosos.  Hoy padecemos una criminalidad que exhibe gran agresividad, capaz de las màs malvadas fechorìas, de los delitos màs crueles y abominables. 



Prevenirla y combatirla, no es tarea fàcil, pero absolutamente necesaria para garantizar la coexistencia pacìfica. 



La seguridad, la vida y los bienes de la poblaciòn son de los primeros y màs exigentes requerimientos que debe garantizar la agenda estatal. Una misiòn apremiante en la que serà preciso tambièn motivar la confianza y lograr la màs estrecha colaboraciòn de la propia ciudadanìa. 

De ahì la importancia de este acuerdo que deberà aunar voluntades y esfuerzos de los organismos que tienen a su cargo la prevenciòn y la represiòn del delito con los que,  a travès de los mecanismos de justicia,  cargaràn sobre sus hombros la responsabilidad respectiva de someter  los criminales a la justicia con expedientes debidamente instrumentados y de aplicarles en cada caso,  las sanciones que disponga la ley con el màximo de pena en los casos de reincidencia y probada peligrosidad.

2008-03-31 14:44:12