El uso del poder no gana elecciones
Por: Mayobanex De Jesús Laurens
El lodo de la política lo está ensuciando todo. Eres honorable y buen compañero si estás con ellos. Asumes la decisión pensada de escalar nuevas montañas y no eres alpinista sino rancio tránsfuga. La historia nos deja de legado los acontecimientos. Hechos imborrables que guardan los documentos, videos y películas, que ante la amnesia y miopía, nos retractan y ponen al descubierto las infamias, calumnias y falacias.
Hay 22 años de recorrido en las mentes dominicanas que recuerdan las botas de “La Banda” haciendo estragos.
Llevándose para su récord cientos de valiosos jóvenes luchadores por un mejor porvenir, cuyo único pretexto para su extermino era ligarlos al régimen del vecino país caribeño.
Militares metidos de lleno en la política, imponiendo el miedo y el terror para provocar las abstenciones del de los años 70 y 74. Uso despiadado de todas las formas de abuso del poder para mantenerse gobernando. Nóminas, nominillas, dádivas, propaganda profusa, entrega de raciones alimenticias y repartos de dinero caracterizaban siempre los procesos eleccionarios en los que participaba el “anciano caudillo”
La alternancia forzada para dejar el poder en el 1978 llevó a los blancos a gobernar. La larga espera para disfrutar del festín fue agotada en demasía. Echaron por la borda todos los postulados y principios revolucionarios que enarbolaban. Las instituciones públicas fueron abarrotadas de dirigentes del partido del “jacho prendío”.
Cientos de nóminas, nominillas y entrega de dinero en efectivo se pusieron de manifiesto. La propaganda no cesaba. Estaba en la radio, en la televisión y en la prensa escrita. El derroche fue tal que complicaron las finanzas del Estado y comenzó el inicio de la crisis que degeneró en el trágico abril del 1984.
Los blancos estuvieron fuera del gobierno del 1986 al 2000, pero conservaron altas cuotas de poder ejercidas en los ayuntamientos y en el Congreso de la República. Desde esas dependencias siguieron creando nóminas, nominillas y el uso abusivo de los recursos asignados. Todo para complacer a su militancia que les apoya.
Catorce años de larga espera volvieron a abrir la llave de las arcas del Estado. Controlaban todo el poder a su favor. Gobierno, ayuntamientos y Congreso. Sí, desde el 2000 hasta el 2004, los blancos se dieron banquete creando nóminas, nominillas, dando dinero en efectivo a sus parciales y entregando cubetas de raciones alimenticias.
Hicieron de todo lo que hoy critican: modificaron la Constitución para establecer la reelección presidencial contra viento y marea. No valieron las voces de la llamada sociedad civil. Querían reelegirse a como de lugar. Para ello se utilizaron todas las formas manifiestas de uso de los recursos del Estado de forma implacable.
Del otro lado quedaban los rojos con el control de algunos ayuntamientos y la Liga Municipal Dominicana. “El Cacique” deja la senaduría ganada en varias ocasiones para ir a disfrutar de las mieles que da esa posición.
Helicóptero, nóminas, nominillas, entrega de dinero a sus parciales, de todo se hace en la LMD para comprar una candidatura presidencial.
Lo mismo hacen los edíles municipales del partido blanco con los recursos asignados. Hoy levantan el discurso dual de la moral vestida de hipocresía. Son idealistas. Fabrican utopías de soluciones económicas desde las gradas, pero cuando están jugando en la cancha siempre pierden la pelota y nunca llegan al aro.
“La reelección es una maldición”, proclaman. “El gobierno utiliza los militares para hacer campaña”, denuncian.
“Los morados crean nominillas para ganar las elecciones”, vociferan. Hablan de violaciones a la Carta Magna con el caso Sun Land. Acusan al presidente de actuar de forma deshonesta con el uso de los recursos.
Atacan la publicidad gubernamental. Quieren que el PLD no juramente a gente que se les acerca para formar fila en ese partido o como aliado, pero cuando ellos logran juramentar a un ex peledeísta lo venden por todos los medios como una gran hazaña.
Es la hipocresía vestida de demagogia de dos organizaciones cuyos dirigentes permanecen atrapados en sus propias enseñanzas. Gobiernos dilapidadores, faltos de principios, de ética y de moral. De nada valió el uso de los recursos del Estado en el 1978. Balaguer perdió porque el pueblo quería cambio. No bastaron las nóminas, nominillas y la publicidad gubernamental, Jorge Blanco fue tan mal gobierno que sus acciones provocaron el retorno del anciano caudillo en el 1986.
Miles fueron las actividades políticas desplegadas; profusa propaganda, distribución de raciones alimenticias y otras formas de ayudas sociales, pero el PLD perdió las elecciones del año 2000. No fueron suficientes los recursos de los “bonos soberanos” y el incremento de la deuda externa e interna; a pesar de tanto recursos puestos a circular, el PRD desde el gobierno es nuevamente derrotado en el 2004.
Esa es la historia. El poder gubernamental no gana elecciones por si solo. Se requiere de un buen candidato, buena gestión presidencial a favor del pueblo y el consenso de varias fuerzas políticas como base de apoyo.
2008-04-02 16:10:01