Dominicaneando
Fuera de Juego
José Miguel Soto Jiménez
El doctor José Francisco Peña Gómez, quizá el líder dominicano de masas más importante del siglo XX, conformó para el PRD el frente de intelectuales más trascendente de nuestras crónicas, logrando agrupar en un solo litoral político a las figuras más importantes del pensamiento liberal dominicano.
El juicioso esfuerzo habla mucho del carisma del fenecido líder, destaca su condición de visionario y estratega, pero denuncia también su madera de “condotiero” al lograr este acopio de altísima calidad, logrando este almacén de talentos tan disímiles y temperamentales. La idea de este frente no dista mucho de la idea fundamentalmente política del presidente Leonel Fernández de crear en su fundación global un “almacén de talentos”, que canalizados en la dirección estratégica correcta, fluyan en la sinergia requerida, no sólo para alcanzar los objetivos propuestos, sino para la solución de aquellos problemas planteados por una circunstancia voluble, inestable y constante.
La guerra y la lucha política se pueden resumir en esa disputa descarnada por la iniciativa, en la que la articulación de ideas, más allá de lo que se ha pensado sobre el viejo dilema de la práctica, juega un papel crucial. Aprendiendo del último proceso electoral hay que colegir que gran parte de la victoria del PLD está basada, entre otras cosas, en el hecho de que le arrebató la iniciativa al PRD en asuntos realmente críticos, que fueron creación en el pasado de Peña Gómez y constituían la clave recurrente de los éxitos tácticos del partido blanco.
La globalización de la política dominicana, por ejemplo, fue obra de un PRD internacionalista que abandonó esa política en esta ocasión, dejándola languidecer, tan sólo para que Fernández la asumiera como política de Estado, teniendo justo en los prolegómenos del proceso, un éxito como la Cumbre en Santo Domingo del Grupo de Río.
La política de acuerdos con las demás fuerzas que produjeron los fenómenos de los acuerdos de Santiago y de Santo Domingo, entre otros, fue desechada en la estrategia del PRD, y el presidente Fernández la asumió temprano para cimentar la victoria electoral en primera vuelta. Finalmente, el PRD no sólo relegó en su campaña a los valiosos intelectuales que tiene, sino que no replicó aquella convocatoria de talentos indispensable en la lucha electoral, subestimando un recurso que el PLD, con su candidato presidente a la cabeza, aprovechó al máximo y, más aun, utilizó en la práctica de forma equilibrada, tal y como lo hiciera en la campaña del 2000 el ingeniero Hipólito Mejía.
En esta ocasión, salvo escasas excepciones en el campo económico y la del poeta aquel siempre de vehemente palabra, no hubo articulación del pensamiento potencialmente disponible. Ello me trae a la memoria la imagen del gran poeta cubano Padilla y su magnífico poema “Fuera de juego”, con versos cargados de una aterciopelada ironía: “Al poeta despídanlo; ése no tiene aquí nada que hacer”.
2008-05-30 04:04:00