Opiniones

Leonel Fernández Reyna Tempestades de mi Gobierno

Leonel Fernández Reyna Tempestades de mi Gobierno

 ¿Por qué teméis, hombres de poca fe?



Por Víctor Cruz

Contemplar el Puerto de Santo Domingo, y observar el vaivén constante de los coloridos barcos que cruzan el puerto en todas las direcciones, constituye una experiencia inolvidable. Se mueven los grandes barcos a vela impulsados por la acción de los vientos; barcos a vapor surcan las aguas del Ozama en sus graciosos movimientos: embarcaciones ornamentales con banderas multicolores entran y salen en un flujo constante; y se ven también innumerables chalupas que se mueven en torno a las necesidades de quien gobierna. Todos, aunque diferentes en forma y tamaño, están sujetos a la intemperie, a los azotes del viento, como el barco de los apóstoles en el Mar de Galilea. Y cuando son sacudidos por la furia de los elementos naturales, hasta los más intrépidos marineros se dejan asaltar por el miedo.

Esta fue la dramática experiencia de los discípulos en el tormentoso mar. La noche era oscura y aterradora. Los vientos impetuosos soplando sobre las aguas producían grandes ondas. Reinaba soberano el temporal en el mar. Y los discípulos, amedrentados, exclamaron: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!

Aquellos galileos temían la muerte. El miedo a morir es natural en el hombre. Contribuyen a eso, a veces el pensamiento relacionado con los sufrimientos físicos que preceden a la muerte, y la incertidumbre del desconocido más allá.

Sin embargo, para el creyente la presencia de Cristo en el barco de su vida constituye la prenda más alta de la caverna tenebrosa de la muerte fulgura radiante la promesa  de la resurrección.

Pero, paralelamente al miedo a morir, el hombre sufre la tiranía que le impone otro temor: el miedo a vivir.



Este miedo es más común de lo que imaginamos. Tenemos que enfrentar las batallas de la vida; tenemos que asumir las responsabilidades y tomar iniciativas. El futuro nos atemoriza. Las preocupaciones del mañana nos oprimen. Las incertidumbres de la vida nos inundan de aprensiones el corazón. Aunque el mar esté calmo, no osamos levantar el ancla. El temor a la tempestad paraliza nuestros movimientos.



¡Este viernes si es pesado! Así decía Víctor Cruz por la amenaza de la Tormenta Fay, el vehículo de Zabala, se nos quedó tres veces, pensamos que era el “focú” de Marco Medina,  pero, no, luego nos dimos cuenta que era un simple Viernes 15 de Agosto, sacudido por la amenaza de cambios y nuevos nombramientos del doctor Leonel Fernández Reyna, y doy tres veces como símbolo del coraje de la impotencia frente a la lluvia, se me ocurrió llamar un taxista para que nos llompeara la batería del vehículo que andábamos y proclamé: ¡Dios mío tu nos has creado para que disfrutemos de la vida en plenitud! Hoy desafío el miedo, los clavos del miedo me permitirán salir del puerto. Cruzar la rivera del Ozama avanzar contra el viento seguro de que no estamos solos.

Sea para vida o para muerte, el Señor nos acompaña en ésta embarcación, perdón, fue el sueño que me contó ese gran compañero, comentarista de televisión Ramón Zabala, él me hablaba de muchas aguas, me hablaba de las muertes de Higuey – La Romana, me hablaba del compañero Norge  Botello y su partida al encuentro con el Padre Creador, me hablaba de la inconformidad de la Ex-Secretaria de Educación Alejandrina Germán también del comportamiento de Jaime David, que se cansó de sembrar y ahora no quiere a Medio Ambiente, también me habló de la ida y venida del serrucho  de muchos peledeístas para no darle paso a otros compañeros tanto del partido como aliados. ¡Oye, que noche ¡ Se me pareció esa noche al Séptimo Alcano  de las sagradas escrituras.

Pero, algo se nos ocurrirá después del 16, ¿será escuchar del trueno de voz de quien administra el IDECOOP? O ¿será el artista de la palabra hablada que tiene el nombre de piedra que esta dando señales de una nueva vida? Esperemos…

2008-08-20 16:56:09