Opiniones

Eclipse en el Palacio y los Nuevos Decretos del Presidente Leonel Fernández

Eclipse en el Palacio y los Nuevos Decretos del Presidente Leonel Fernández

Por: Víctor Cruz

Carlos Marx, hablaba de la no existencia de Dios; Jaspers, del ocultamiento de Dios; Buber, del eclipse de Dios; Sastre, del silencio de Dios; y David, de la ausencia de Dios.

David mencionaba en diversas ocasiones las angustias de un corazón afligido por el pensamiento de que Dios lo ha abandonado.

“¿Hasta cuándo, Jehová?” ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? (Sal.13:1).

“Porque tú, Jehová, con tu favor me afirmaste como monte fuerte. Escondiste tu rostro, fui turbado” (Sal. 30:7).

Esta idea de que Dios se ausenta o se esconde se evidencia en forma más intensa y dramática en el Salmo 51, llamado Salmo Penitencial donde David, aplastado por el peso de la culpa, suplica el alivio. “No me eches delante de ti”, ruega él en perplejidad y contrición.

¡Qué terrible es el tributo cobrado por la transgresión! De un lado la presencia torturadora del pecado (v.3); y del otro, la inquietante ausencia de Dios (v.11). Pero, ¿acaso lo habría abandonado el Señor? En las palabras del profeta Isaías encontramos una consoladora repuesta: “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti” (Isa. 49:15). ¡Qué preciosa promesa! Pero, en medio de la neblina de su angustia espiritual, David no podía ver a Dios. ¿Por qué?

Moody, el elocuente envagelista del siglo XIX, contaba con frecuencia la siguiente fábula que ilustra bien el drama vivido por el salmista: “Cierta vez la Luna se sintió envueltas en tinieblas. Irritada, dirigiéndose al Sol, le preguntó exasperada:

― ¿Por qué no me envías más brillo de tu luz?

Sorprendido, el Sol respondió:

― Debe haber algo inusitado, pues continuo enviando como siempre mis rayos fulgurantes.

“La Luna se esforzó por encontrar dónde estaba el problema y descubrió que había un eclipse. Entre ella y el Sol estaba la Tierra, la cual obstaculizaba el paso de la luz”.

Dios no había abandonado a David. Pero entre él y el Señor estaba el pecado que le impedía recibir la bendición de la presencia divina.

Hoy llevamos esta reflexión a la relación existente entre el Señor Presidente Leonel Fernández, y su leal e incondicional amigo Don Luís Inchausti, y pregunto: ¿Y dónde esta el problema de estos dos colosos de la política? ¿Cuál es el eclipse que obstaculiza que el No. 1 de la nación dominicana, otorgue un decreto a favor de un hombre que lo único que hace y a hecho es servirle al PLD, al presidente y a su pueblo, llevándole solidaridad a los grupos de ínfima clase y defendiendo día y noche las obras del presidente?

¿Será que en el Palacio Nacional el Señor del Pecado impide que a Don Luís Inchausti, reciba las bendiciones del presidente? Si es así, la cosa anda muy mal.

2008-08-28 16:52:50