Opiniones

Cuba: ¿Cuál democracia? ¿Cuál socialismo?

A propósito de audaces propuestas programáticas:



Cuba: ¿Cuál democracia? ¿Cuál socialismo?

Por: Narciso Isa Conde

Un conjunto de revolucionarios cubanos, personas de incuestionable trayectoria en favor de la revolución y del socialismo y con no pocos méritos acumulados, se decidieron a elaborar y presentarle a la sociedad cubana, al pueblo y al Partido Comunista (PCC), un documento titulado “Cuba necesita un socialismo participativo y democrático. Propuestas Programáticas”, que ha circulado profusamente por las redes del Internet y ha sido incluido en numerosos periódicos, portales y blogs digitales.

En ese esfuerzo ha jugado un papel promotor, articulador y generador de ideas un camarada a quien conocí en Venezuela, compartí en Bolivia un debate sobre este tema y traté posteriormente en Quito. Se trata de una relación relativamente reciente, pero muy intensa y fructífera.

Me refiero a Pedro Campos Santos, militante comunista de muchos años, designado en múltiples responsabilidades dentro y en el servicio exterior de Cuba, intelectual comprometido y valiente, internacionalista consumado, y ser humano honesto apasionando, vehemente y afectuoso.

Con él y mucho otros como él, ahora y antes, mantenido un intercambio fluido, he forjado amistad, he cultivado relaciones de solidaridad y compartido reflexiones y debates interesantes, los cuales datan desde mis primeros encuentros directos con el proceso revolucionario cubano, a mediado de la década de los 60.

Recuerdo ahora el periodo de “Pensamiento Crítico”, la época de oro del Centro de Estudio de América (CEA), los contactos con el comandante Piñeiro (Barbarroja), con su entorno político-intelectual y su “equipo de análisis”.

Recuerdo a todos los que desde la cubanidad del proceso, desde el marxismo creador, desde la rebeldía intelectual y los aportes teóricos-prácticos del Che, se resistían –en diferentes momentos y periodos- a la potente corriente sovietizante, burocratizante y dogmatizante; siempre en pugna con la actitud innovadora y la criticidad revolucionaria.

CONCIDENCIA ESENCIAL

Por eso, por todo lo que han sido mis esfuerzos teóricos-políticos por “ajustar cuenta” con las causas del colapso del “socialismo real”, por mi ya larga militancia en la idea de un socialismo participativo y democrático, de algo muy diferente al estatismo burocrático y superador del reemplazo del poder de los(as) trabajadores y el pueblo por el poder anti-democrático de un estado-partido todopoderoso; por mi posición en favor de un tránsito revolucionario hacia el predominio de la propiedad social, del patrimonio publico socialmente gestionado y controlado, del tránsito hacia una democracia participativa e integral (social, económica, política, ecológica, cultural, de genero y generaciones…)…NO me resulta difícil sintonizarme con lo esencial de su contenido y alegrarme inmensamente cuando leí “las propuestas programáticas” mencionadas.

EL VALOR DE LA NUEVA PROPUESTA PROGRAMÁTICA

Antes había tenido acceso a muchas ideas parecidas y a otras a tener bien en cuenta; pero todas ellas expresadas individualmente y en forma aislada o dispersa.

El tema del cambio profundo, del nuevo socialismo, del socialismo en el siglo XXI, del socialismo participativo, democrático, autogestionado; de la superación del binomio Estado omnipresente y explotación del trabajo asalariado, de la fusión Estado-partido, del anquilosamiento del poder popular… ha estado presente en Cuba en no pocas reflexiones, catapultadas en mayor dimensión a raíz de el estímulo que se le dio comandante Raúl Castro al debate y después de la conquista de espacios informáticos y de limitadísima, pero importantes, expresiones criticas en algunos medios oficiales.

Incluso en estos días leí a Silvio Rodríguez decir: “Basta mirar tres días seguidos el noticiero nacional de televisión para darse cuenta de que Cuba es un país sumergido en una especie de sopor y que necesita mejorar al menos la imagen que tiene de sí mismo. Según los cubanos con quienes converso a diario -porque obviamente no tengo contacto con todo el mundo-, nuestra gente siente una enorme necesidad de cambios, no de principios pero sí profundos.”

Lo nuevo en la nueva iniciativa que comentamos es la audacia de elaborar, desde las entrañas de una revolución estancada y amenazada por una crisis estructural, propuestas  programáticos colectivas y situándola en  el centro de un  debate trascendente todavía limitado a la franja más conciente de la sociedad cubana.

No hay que estar totalmente de acuerdo con el contenido de ese documento para valorarle como algo muy positivo y alentador, como un atrevido planteamiento alternativo desde sectores de la izquierda marxista cubana, no adocenada por los privilegios burocráticos y el dogmatismo.

Eso hacía, a mi entender, mucha falta.

LLENAR UN VACÍO Y SUPERAR UN DÉFICIT

Ya antes había leído reflexiones que indudablemente apuntaban a destacar un déficit realmente peligroso.

Por eso me parecieron muy pertinentes las valoraciones e interrogantes contenidas en un artículo titulado “Pensando en voz alta”, firmado por Nacho Palenque y publicado en www.kaosenlared.net

“Raúl al parecer se inclina por una fórmula híbrida que combine la centralización estatal y el sistema de partido único (fundido con el Estado) con  “reformas económicas” y  algunas medidas políticas y sociales liberalizantes y modernizantes, apuntando hacia el modelo chino y hacia  distensión con los polos de poder imperialistas (europeo y estadounidense).”

“Fidel opta más bien por la moralización, la eficiencia y el combate a las “deformaciones”, siempre dentro de la defensa del modelo estatista (intenciones reiteradas veces frustradas por causas estructurales). Le disgustan las reformas y concesiones de corte liberal-mercantil y sostiene una postura firmemente antiimperialista y anticapitalista.”

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“A eso parece reducirse en el más alto nivel la relación inmovilismo vs. movilismo, expresadas desde estas dos figuras relevantes del liderazgo histórico de la revolución: cruzadas posiblemente ambas posiciones por  valoraciones diferentes respecto a la oportunidad que ofrecería el triunfo de OBAMA y un eventual “cambio” en la política exterior de EEUU, como la reciente flexibilización de las posiciones de la Unión Europea frente a Cuba. Lo que no quiere decir que no exista un inmovilismo mucho más duro, nutrido de los típicos intereses burocráticos, del sistema de privilegios, de los intereses y dogmatismos generados al margen de la ética y la moral de Fidel y del propio Raúl; fruto de una realidad estructural, de la dinámica propia de la burocracia estatal, del ser social conformado en décadas de estatismo.”

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“Pero ni de una ni de la otra parte surgen planteamientos destinados a enfrentar las causas estructurales del agotamiento del modelo vigente y a socializar a fondo lo estatal, evidenciándose la existencias de trabas mayores capaces de gravitar para reducir la cuestión: o la vigencia del modelo en crisis (con remiendos  pocos consistentes), o a la adopción del “camino chino a la cubana”.”

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“¿Cuál es el peso real, la influencia concreta y la posibilidad de expansión de esa corriente que ustedes y muchos(as) otros(as) expresan y representan en otros niveles de la sociedad y del partido? ¿Es posible avanzar desde ella hasta  lograr disputar hegemonía?”.

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“¿Cómo proceder para lograr una clara la diferenciación y romper una cierta marginalidad en la creación de opinión, dada la carencia de medios fuera del Internet?”



Pienso que las “propuestas programáticas” apuntan en al dirección a romper esa bipolaridad en el debate y sitúan de mejor manera a los partidarios de la superación del estatismo burocrático y del paso  a un “socialismo participativo y democrático”; con las limitaciones presentes en el diseño de la alternativa, en el déficit de consenso mas allá de sus gestores y adherentes actuales y la carencia de espacios en medios que posibiliten  convertir estas ideas en tema de debate en amplios sectores de la sociedad.

Ella e todavía una propuesta en construcción, que precisa de muchos aportes más, y que a su vez es un posicionamiento tanto frente al inmovilismo como el reformismo desde el estatismo. Se trata de un esfuerzo en do direcciones, lo que complejiza el fenómeno.

Lo trascendente es que ella recoge un eje común en el pensamiento de muchos cuadros y militantes capaces y que al formularse con espíritu colectivo y cara al partido y la sociedad, no se puede ignorar. Entro en escena y porque esta llamada a llenar en forma ascendente un vació, será muy difícil de silencia o ignorar.

De entrada comparto el punto de partida de este esfuerzo resumido en los siguientes párrafos introductorios de las referidas “Propuestas Programáticas”

“Preservar la Revolución demanda progresar de la estatización a la socialización. De lo contrario, se ahondará la creciente contradicción entre los esquemas estatales de propiedad, trabajo asalariado mal pagado y centralización de las decisiones y la distribución del plustrabajo (aspectos de las relaciones de producción) y el nivel científico, cultural y técnico alcanzado por los trabajadores cubanos y los medios de trabajo (elementos fundamentales de las fuerzas productivas); aumentará la lucha por controlar el plustrabajo entre el pueblo trabajador y el estado burocrático todo poseedor y decisor, que se lo apropia para usarlo a su buen entender y limita su control real por los auténticos dueños; y se profundizarán las dificultades económicas, el desinterés y el rechazo a ese «no-socialismo», con peligro de una plena restauración capitalista que para Cuba sería la anexión, la absorción de su cultura y un desastre incalculable para la nación y para el movimiento revolucionario internacional.”



“Para salvar al pueblo, la Patria y la Revolución urge un nuevo programa socialista, participativo y democrático, capaz de ofrecer soluciones constructivas a esas contradicciones, poner al ser humano –no al estado- al centro de la vida nacional, reanimar el espíritu revolucionario de los trabajadores manuales e intelectuales, reactivar la alianza obrero-campesina, retomar la confianza del pueblo, ganarnos a la juventud, desarrollar la economía, mejorar la vida, destruir los fundamentos del bloqueo enemigo y hacer una contribución más efectiva al renacimiento socialista que tiene lugar en América Latina.“



“El desastre en Europa de ese «socialismo de estado» neocapitalista estancado, sustentado en la centralización de la propiedad, de la acumulación, de las decisiones y en el trabajo asalariado; su evolución en China hacia el capitalismo y la incapacidad del mismo para hacer avanzar la sociedad cubana, han llevado a muchos revolucionarios a trabajar en la reformulación del socialismo nunca alcanzado, siempre partiendo de las ideas centrales de los clásicos y de la universalidad y la ética martianas. Ya cuando el IV Congreso del PCC en 1991, las bases presentaron ideas para un nuevo

Programa Socialista; pero cuando más difícil fue la situación internacional por la caída de la URSS y el Campo Socialista y más necesario se hacía avanzar hacia un socialismo más participativo y democrático, la dirección decidió postergar aquellas demandas, fortaleció su tradicional centralismo y sólo después de la profunda crisis del 94 decidió emprender algunas reformas -sin cambios sustanciales- básicamente en el plano económico.”

Vista como se presenta: una propuesta para ser revisada, enriquecida, corregida, complementada…me parece justo profundizar la reflexión, a tender opiniones criticas, precisar conceptos, incorporar ausencias, desarrollar y elevar la calidad de su contenido.

Opiniones como las vertidas por Camila Piñeiro y otras peonas que comparten la esencia del cambio necesario como deben tener en cuenta.

La relación entre propiedad y gestión es una cuestión compleja.

Ciertamente la autogestión sin alterar el carácter estatal de la propiedad, en ramas que precisan de ella, tiende a superar el carácter no socialista de la empresa.

Ciertamente la propiedad social cuando se traspasa a lo estatal a grupos de trabajadores y no a toda la sociedad, pude generar problemas en ciertas vertientes de la economía de escala y siempre necesitara precisar bien claro el control desde la sociedad y los compromisos con ella.

No solo debe haber cooperativizacion sino de otras formas asociativas, colectivas validos sobre todo no tanto para socializar lo estatal-burocrático sino sobre todo la micro, la pequeña y la mediana propiedad y el trabajo por cuenta propia.

En todos los casos conservando la propiedad estatal, convirtiendo esta en propiedad de toda la sociedad, creando áreas de propiedad de conglomerados obreros, formando cooperativas y otras formas asociativas en las tierras entregadas en usufructo en el plano de la propiedad municipal, en las áreas de propiedad individual agraria y artesanal, en el campo del cuenta-propismo, las claves de socialismo en la superación de la explotación del trabajo asalariado, en la autogestión, en la participación y el control social, en la democracia dentro del sistema de producción y destrucción.

Claro esta, socialismo, transición hacia el no es solo económico: es poder popular real, es socialización progresiva del poder político, es sistema político, sistema electoral, sistema de medios de comunicación, es relación de género, es relación generacional, plenamente democrática.

Es democracia racial y de género.

Ese proceso hacia la extinción progresiva del Estado. Y hacia la superación progresista de la economía de mercado.

Y aunque la propuesta comentada contiene notables avances al incursionar en temas institucionales y electorales, todavía tiene desequilibrios en cuanto a la relación entre lo puramente económica y lo político –cultural- institucional

Esa es la razón por la cual, a raíz de recibir de parte de Pedro Campos (Perucho) el referido documento, le escribí esta nota:

“Perucho: lo leí con atención. No tengo que decirte la sintonía que tenemos, comparto el nervio del asunto.”

“Creo sí que lo del sistema político, instituciones del estado, extinción paulatina de éste, partido- estado-organizaciones sociales (separación, roles diferentes..), medios de comunicación y libertad, política de género, adulto-centrismo (relevo generacional), internacionalismo, patria grande y estado nacional, integración continental, seres humanos nuevos, valores y conciencia solidaria, lo individual y lo colectivo… necesitan más taller, más cráneo y más propuestas específicas.”

“Prefiero que no se hable de «Estado socialista» porque lo socialista es el avance sistemático hacia el «no Estado»”.

“La alianza hoy y allá pienso que es más que obrero-campesina…”

“Creo lo de la negociación con EEUU precisa de cambios  allá (en la sede del imperio) y como está planteado se presta a confusión; pienso también que debe tenerse en cuenta que la burocracia es camaleónica y que como pasa en china puede gerenciar un «comunismo», un «socialismo» pro-capitalista, híbrido, con capitalismo de estado y con capitalismo privado nacional y transnacionalizado, sin democracia. La anexión puede ser sutil y no tiene porque devorarla, sino hacerla funcional.”

“De todas maneras me parece audaz y trascendente el paso, es la forma de  crear un nuevo referente programático revolucionario. Espera si una reacción más agresiva, aunque posiblemente no burda.”

“Pienso seguir desarrollando estas ideas, tómalas solo como un punteo inicial y procura allá una concurrencia multi-disciplinaria de los que creen en el nuevo socialismo y conocen bien esa sociedad, un socialismo participativo, integral, democrático, auto-gestionario y un tránsito en esa dirección. Felicitaciones  y p´alante. Abrazote, Narso.”



Asumo ese compromiso. Paso a paso iré repasando, reflexionando sobre estos temas, en el sentido general de la alternativa al nuevo socialismo en nuestra América; siempre entendiendo que Cuba parte de un gran acumulado estatal, de un gran nivel educativo, de una gran preparación revolucionaria muy superior al resto de nuestros países.

Asumo ese compromiso en la continuidad de tan trascendente debate con la conciencia de mis límites en el conocimiento de la realidad cubana, sin incursionar en detalles que no domino y en las propuestas especificas que deben tenerlas en cuenta.

Las expresiones de la economía de escala en Cuba, los detalles de su sistema institucional, lo rescatable de lo establecido, las virtudes y defectos de su sistema electoral, las expresiones de la centralización y la burocratización, la pertinencia o no de las contratas con las corporaciones extranjeras, los cambios constitucionales necesarios, las transformaciones en el partido comunista y en su relación con la sociedad, para ser abordado con propiedad en función del nuevo socialismo son temas del debate propiamente cubano, de los actos políticos y sociales en esa sociedad, de los que han vivido y conocen a fondo esa sociedad.

Se que esa es una tarea difícil y compleja, con no pocos obstáculos y resistencia, que precisa reanimar y recrear las fuerzas transformadoras alrededor de esa conciencia de cambio y de ese nuevo proyecto en gestión.

No basta, claro esta, hacer propuestas programáticas. Es preciso contar con todos las contradicciones que están en el escenario y con los que ellas genera.

No es fácil, pero cuba tiene grandes reservas morales e intelectuales revolucionarias.

En mi caso, que siempre me h sentido parte de ese proceso por lo que representa para Nuestra América y la humanidad toda, me circunscribo a todo lo que no es común en cuanto a las experiencias fallidas, a los logros obtenidos, a la neceada de la transición revolucionaria y las esencias y características del socialismo.

2008-08-30 02:56:55