EL TIRO RÁPIDO
De
Mario Rivadulla
El tema del narcotráfico continúa candente a partir de la matanza registrada semanas atrás en Ojo de Agua, cerca de Paya, donde media docena de extranjeros y un dominicano aparentemente vinculados a esa actividad criminal, fueron secuestrados y ejecutados por un grupo de hombres armados con la alegada finalidad de darles lo que se conoce en ese submundo como un “tumbe”. De hecho, se estima que como ejes de este múltiple asesinato que estremeció al país, figura un cargamento de mil 250 kilos de cocaína y una fuerte suma indeterminada en dólares que no han sido ubicados. Desde entonces éste ha sido tema constante y dominante de la actualidad noticiosa en el país.
La ciudadanía ha seguido con creciente interés las denuncias del senador por Peravia, Wilton Guerrero, perteneciente precisamente a la bancada oficialista en la Cámara Alta, en especial sobre las alegadas involucraciones de autoridades civiles, militares y fiscales en Baní con los narcotraficantes que desde hace tiempo estarían operando impunemente en la zona, y recibiendo y trasegando cantidades significativas de drogas enviadas por los carteles internacionales. A su vez, las réplicas de los imputados y las acciones legales emprendidas contra el acusador por presuntos delitos de difamación e injuria llevadas a la Suprema Corte de Justicia, que es la jurisdicción correspondiente donde debe tramitarse la querella por la condición de legislador del imputado.
Pero con el mismo detenimiento la opinión pública va quedando impuesta, a través de los medios de comunicación, del resultado de las investigaciones llevadas a cabo por la Policía Nacional y la Dirección Nacional de Control de Drogas en torno a los detalles de este caso, las detenciones que se han practicado y las medidas de coerción que se han impuesto sobre varios de los apresados contra quienes se considera existirían indicios de posible culpa. Al mismo tiempo, van quedando al descubierto los oscuros hilos de una posible trama criminal de mayor alcance, que sumaría la complicidad de miembros de los cuerpos uniformados tanto como de civiles, en algunos casos pertenecientes al mundo de los negocios en apariencia lícitos bajo cuya sombrilla estarían arropando sus acciones delictivas.
Más aún. El caso ha servido de detonante para reiterar los llamados de alerta de voces de gran incidencia, como son las del Cardenal López Rodríguez y el Presidente de la Suprema Corte de Justicia y sumar otras nuevas también de mucho peso, demandando concertación de las diferentes fuerzas sociales y politicas del país para conjuntamente con el gobierno y sus mecanismos de prevención y represión, plantear cara al narcotráfico con acciones más drásticas.
Por lo pronto, ya el Poder Ejecutivo nombró una comisión que tendrá a su cargo estudiar y proponer modificaciones a la actual legislación sobre tráfico, venta, posesión y uso de estupefacientes con la finalidad de actualizarla e imponer sanciones mucho más drásticas a los violadores. De esperar que a diferencia de lo que con frecuencia ocurre con estas comisiones que ni se reúnen ni hacen el trabajo para el cual fueron designadas, ésta se empeñe en realizar su labor con el cuidado al tiempo que la premura que demandan las circunstancias.
En el Senado despertó de su prolongado letargo y se aprobó el contrato de financiamiento y fabricación de los Super Tucanos que se asegura podrán llevar vigilancia y seguridad a nuestro indefenso espacio aéreo, violado de continuo y de manera impune por los aviones de los narcotraficantes que nos hacen caer grandes alijos de drogas en todo el país, y en ocasiones llegan a extremar su arrogante desafío a las autoridades aterrizando en las principales autopistas. De esperar que la eficiencia que se les atribuye a los aparatos de fabricación brasileña justifique la cuantiosa inversión que representa su compra, muy cercana a los cien millones de dólares.
Obvio aclarar que la adquisición de dichos aviones no constituirá ninguna panacea que nos vaya a librar del flagelo del narcotráfico, la intensidad del trasiego de la droga por nuestro territorio con destino a los atractivos mercados norteamericano y europeo y su creciente penetración en el país en términos de microtráfico, aumento de la adicción principalmente entre jóvenes y menores de la más corta edad, contaminación de nuestro cada vez más vulnerable tejido social, incidencia del lavado de recursos provenientes de su operación e incremento de todas las actividades delictivas en general.
En el supuesto que antes señalamos de que cumplan con las expectativas que originan sus publicitadas virtudes, la compra de los Super Tucanos será solo una pieza dentro de un engranaje de mucha mayor amplitud para tratar de mantener a cubierto nuestras fronteras de la invasión del narcotráfico internacional. Harán falta radares, lanchas patrulleras, equipamiento móvil, personal especializado e inmune al soborno, fiscales calificados y jueces incorruptibles en el marco de una política defensiva que deberá incluir y poner énfasis sobre todo en la prevención, calibrando y atacando las causas sociales, económicas y morales que condicionan el marco propicio para el desarrollo del comercio y consumo de drogas en el país.
Bien es cierto que como hemos señalado en otras oportunidades y siguiendo lo que parece ser una inveterada actitud frente a graves problemas nacionales como lo es el que enfocamos, que hemos perdido mucho tiempo. Así, la bola de nieve que fue al principio ha ido creciendo hasta convertirse en una amenazadora montaña que pudiera sepultarnos. Los polvos que no barrimos ayer, es el lodo en que nos estamos hundiendo al presente. Pero admitir la realidad de nuestra indiferencia e irresponsabilidad anteriores no justifica caer en plano de lamentaciones estériles. Lo importante es que el país, tanto el gobierno como la sociedad, hayan despertado y muestren disposición a ponerse en pie con toda la energía requerida para hacer frente a la avasallante amenaza del narcotráfico. Con ello se reaviva la esperanza de que podamos si no erradicarlo en su totalidad, al menos mantenerlo a raya y bajo control para evitar que el país se nos convierta en un narco-estado.
2008-09-18 14:30:56