Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



De



Mario Rivadulla

A diferencia de ocasiones anteriores en que reaccionamos por lo general con enojo frente a la reiterada práctica de las autoridades norteamericanas de certificar a los países donde prolifera el narcotráfico, en esta oportunidad tanto la Cancillería como la Jefatura de las Fuerzas Armadas y la Dirección Nacional de Control de Drogas aceptaron como bueno y válido el informe que nos ubica como uno de los principales corredores por donde transita los embarques de estupefacientes de los grandes carteles internacionales con destino a los Estados Unidos.

Al hacerlo así, nuestras autoridades han actuado de manera inteligente, ya que a partir de esa aceptación y en base a dicho informe reiteran el hasta ahora infructuoso reclamo al gobierno estadounidense de brindarnos la ayuda que requerimos para poder enfrentar con éxito esa situación.  O sea, que le están devolviendo la pelota a quienes nos certifican y colocándola en su propia cancha.

Lo cierto es que si analizamos el problema de las drogas en nuestro país con un criterio desapasionado, en vez de ser República Dominicana responsable de que los Estados Unidos reciban una buena cantidad a través de nuestro territorio, es todo lo contrario.  Nos explicamos.

República Dominicana como país pobre siempre fue un mercado poco atractivo para el comercio de estupefacientes.  De hecho, el consumo se limitaba en el pasado a las clases más pudientes con recursos suficientes para alimentar una adicción costosa.

Ha sido precisamente la circunstancia de ser los Estados Unidos el mercado de mayor cantidad de consumidores, entre treinta y cuarenta millones habituales, y una cantidad mucho mayor de ocasionales, de nuestra proximidad a sus costas, la vulnerabilidad de Haití y nuestra propia carencia de elementos defensivos para poder enfrentar el formidable reto que representan los poderosos carteles, que al convertirnos en corredor propagó la drogadicción en el plano local.  Hoy el llamado microtráfico constituye el puntal de apoyo para el narcotráfico a nivel macro. 

Es obvio que si no mediaran los factores que antes señalamos, en nuestro país no hubiese proliferado el uso de estupefacientes que hoy cuenta con miles de puntos de distribución en todo el territorio nacional y que involucra sobre todo a jóvenes, adolescentes y hasta niños de corta edad, no solo como usuarios sino también como activos participantes en la distribución. 

Es muy probable que el reclamo de la Cancillería, la Jefatura de las Fuerzas Armadas y la Dirección Nacional de Control de Drogas caiga en el mismo vacío que hasta el presente y el gobierno norteamericano que, en cambio, facilita cuantiosos recursos a Colombia, Centroamérica y México para enfrentar el narcotráfico, nos siga prestando oídos sordos.

De ahí que, pese al sacrificio presupuestario que representa para nuestros limitados recursos y a las grandes urgencias que tenemos en combatir la pobreza y mejorar la salud, la educación y los servicios públicos en general, no nos quede más remedio que hacer sacrificios y distraer fondos para librar un combate en que está en juego la estabilidad política, económica y social del país.

Esto así, no por hacerle ningún favor al poderoso vecino, por más que pueda salir beneficiado de nuestro esfuerzo, sino por nuestro propio interés.  Porque no nos cansaremos de insistir que combatir el narcotráfico y tratar de llevarlo a su mínima expresión se ha convertido en un reto que no podemos ignorar y en una de las principales prioridades de nuestra sobrecargada agenda nacional. 

2008-09-22 16:33:30