Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



De



Mario Rivadulla

Con los apagones se da el caso singular de que siendo uno de los males más antiguos que arrastra el país, continúa manteniendo su prioridad.  Esta persistencia en el tiempo se explica en razón de la falta de previsión y disposición para afrontar el posible costo político de encarar la problemática eléctrica con la necesaria energía que, a lo largo de cuarenta o más años,  han mostrado los distintos gobiernos que se han sucedido en el poder en los que el país ha debido padecer un sistema de electricidad costoso, deficiente e inestable. Al final,  ese costo se ha incrementado, convirtiendo la bola de nieve inicial en una verdadera y casi inaccesible montaña  integrada por factores cada vez más complejos y negativos, que constituyen el más serio obstáculo para impulsar el progreso del país y mejorar la condición de vida de la población. 

El mundo moderno se mueve a base de energía.  El país que no dispone de un sistema energético confiable y eficiente, sustentable y económico seguirá obstinadamente encallado en la pobreza y el subdesarrollo. Tal nuestro caso y sus consecuencias funestas,  que estamos pagando en estos momentos con una prolongada crisis de apagones que han trastornado todas las actividades nacionales y mantienen a todos los sectores de la población al grito, desde los empresarios hasta los moradores de los barrios màs humildes.

No hay que ser expertos en el tema, y lìbrenos Dios de pretender tal cosa, para comprender que el elemento primordial que incide negativamente en el sector elèctrico es la falta de sostenibilidad financiera.  Ningún servicio público en el mundo,  de cualquier naturaleza que sea, puede mantenerse y operando de manera eficiente si no es capaz de autofinanciarse.  Cierto que en algunos casos no ocurre asì, y en tales coyunturas corresponde al Estado cubrir el faltante.  Es lo que ha venido ocurriendo en nuestro caso, con el inconveniente de que somos un paìs pobre y que el subsidio aportado por el gobierno ha llegado a tales niveles,  debido al alto costo de la energìa y   la magnitud del fraude y el hurto de la electricidad,  que se le torna insostenible en el tiempo.

Seguimos insistiendo en que mientras no pongamos a todos los consumidores a pagar por el servicio y a sancionar fuertemente a los evasores y ladrones de la luz comenzando por los màs poderosos, seguiremos sufriendo de apagones y de un servicio tan deficiente como perjudicial, inaceptable e insostenible. De cierto,  no es el ùnico paso para corregir los entuertos de una situación que presenta muchas complejidades y retos.  Pero el cobro y la autosostenibilidad del mismo es  piedra angular y requisito obligado de toda acciòn encaminada a  corregir sus diversas fallas y debilidades.

Obvio que para poder acometer este proceso de profunda reforma hay que comenzar por despolitizar el tema energètico.  En este sentido, es de destacar la enfàtica declaraciòn hecha en dìas recientes en esta saludable y necesaria direcciòn por el ex Presidente Hipòlito Mejìa, cuya postura de crìtica y oposición al gobierno va màs allà de toda duda.  Otras figuras y fuerzas polìticas, en cambio, no parecen estar en igual disposición de renunciar a tratar de sacar provecho de esta situación que, si bien grave en extremo al presente, no puede atribuirse exclusivamente a la presente Administración.  Ningún gobierno ni partido que haya detentado el poder en los ùltimos cuarenta años  puede considerarse libre de pecado para arrojar la primera piedra.

Ahora bien, dentro de este contexto tampoco se le encuentra asidero a la reacción que ha provocado en el àrea energètica oficial la propuesta hecha por el Consejo Nacional de la Empresa Privada para de conjunto con el gobierno, afrontar la soluciòn de la crisis actual y promover en el mediano plazo que podamos disponer de electricidad suficiente, estable y màs econòmica.No quiere decir con esto que los planteamientos del empresariado constituyan artìculo de fe ni sean varita màgica para solucionar una compleja problemàtica de màs de cuatro dècadas.  Pero el que pueda contener aspectos y recomendaciones que no se consideren ni fiables en lo primero ni adecuadas en lo último, no  debe provocar un rechazo tajante y automático de la propuesta empresarial.   Màs bien, lo recomendable es partir de la base positiva de que el sector productivo estè en disposición de contribuir de manera efectiva con el gobierno en la soluciòn del problema, lo que no necesariamente implica que estè sujeto a coincidir con su visiòn.  Sentarse a la misma mesa a intercambiar informaciones y experiencias, ideas y sugerencias parece ser lo màs conveniente, sobre todo al momento presente, comenzando por las coincidencias para luego discutir las discrepancias.

Ojalà se entienda asì y se proceda en consecuencia, porque la situación ha llegado a un punto insostenible y porque el paìs no puede dependiendo indefinidamente de un sistema energètico en periòdica situación de crisis, resuelta en cada ocasión a base de parches y remiendos que no solucionan sino dilatan y agravan la misma cada vez màs peligrosamente en el tiempo,  afectando no solo todas las actividades econòmicas y sociales del paìs sino la paz pùblica y la propia gobernabilidad.

2008-11-13 18:43:15