EL TIRO RAPIDO
De
Mario Rivadulla
Por norma siempre hemos sido particularmente cuidadosos al momento de acoger cualquier denuncia. Sòlo damos cabida a aquellas que vienen debidamente sustentadas y avaladas en forma y por personas responsables, sin dar curso ni calor a rumores ni acusaciones alegres, mucho menos si pueden atentar contra el prestigio de instituciones o personas.
El preámbulo es obligado para dar paso a una denuncia que sí cumple con los requisitos que exigimos. La misma procede de un prestigioso profesional odontòlogo, el doctor Arnaldo Gonzàlez, pasado Presidente de la Sociedad Dominicana de Implantologìa Oral. Su texto va sin alteraciones ni comentarios, para que cada quien, sobre todo la clase odontològica, la juzgue a su criterio. Dice asì:
La implantologìa oral permite restaurar la pèrdida de las piezas dentarias por un proceso quirùrgico. Para realizarlo, necesitamos penetrar la encía y el hueso.Decimos esto porque es un procedimiento invasivo. Por tanto, el paciente està sujeto a todos los riesgos que implican las cirugías en general.
Las universidades europeas y de Norteamérica tienen estàndares bien establecidos que deben ser respetados. El entrenamiento de estudiantes, graduados o no, deberà hacerse en maniquíes, cadáveres, hueso de animales, imàgenes virtuales, etc. Las universidades son muy cuidadosas en la realización de sus programas regulares y de educación continua, y tratan de evitar por todos los medios, situaciones escandalosas que pongan en entredicho la observaciòn de las normas èticas y legales. Por estas realidades, la Repùblica Dominicana es de las zonas màs apetecibles para la pràctica ilegal de la odontología, ya que cuenta con la complicidad de algunas universidades y particulares.
En la Repùblica Dominicana se hacen al año decenas de “festivales quirùrgicos” a cargo de dentistas que proceden de España, Italia, Francia, Alemania, etc.Estos odontòlogos, previo arreglo con colegas nacionales, nos visitan periódicamente en grupos de quince a veinte con la promesa de colocar veinte o màs implantes per càpita. Lo que màs importa es la cantidad y rapidez conque se realizan estas intervenciones, obviando en muchas ocasiones evaluaciones odontològicas indicadas y análisis bioquìmicos pertinentes que evitan al paciente complicaciones posteriores.
Para estos operativos son reclutados pacientes dominicanos que serviràn para que nuestros colegas extranjeros practiquen con ellos lo que no se puede hacer en sus respectivos paìses. Para estas pobres personas, la recompensa de esta pràctica ilegal es no cobrarles honorarios por el procedimiento de la colocaciòn de los implantes, aunque un porcentaje avasallante se queda sin el resultado final que consiste en la colocaciòn de las prótesis que, al fin y al cabo, es el motivo principal de someterse a esta clase de tratamiento.
Pero el aspecto màs penoso es que no solo se trata de particulares, con o sin vìnculos de docencia acadèmica, involucrados en este tipo de cosas sino que universidades nacionales que deberìan, por respeto a su propia imagen y al paìs,abstenerse de participar en este tipo de corruptela tambièn hacen su aporte bochornoso sirviendo de soporte a la ilegalidad, dado que esas personas, sin tìtulos ni exaquàtur y sin ningún sonrojo vienen aquì porque en nuestro paìs sencillamente no hay consecuencias. ¡Què pobre aporte hacen a nuestra sociedad estos anfitriones!
Hasta aquì la denuncia textual del doctor Arnaldo Gonzàlez, Pasado Presidente de la Sociedad Dominicana de Implantologìa Oral que, comoantes señalamos, por su importancia y el sentido de responsabilidad con que es asumida por su autor, llevamos a conocimiento pùblico con absoluto respeto a su forma original.
2008-11-14 20:29:50