EL TIRO RAPIDO
De
Mario Rivadulla
La alegada posible vinculación del senador oficialista por San Pedro de Macorís, Alejandro Williams, por parte de las autoridades norteamericanas a una supuesta estafa en perjuicio del Seguro Social de los Estados Unidos conocido como Medicare, fue noticia destacada en la prensa matutina. Esto asì, sobre todo, despuès que el Presidente del cuerpo congresional al que pertenece, Reinaldo Pared Pérez, expresa que podria dar lugar a una investigación sobre esta situación.
El Medicare estadounidense ha sido objeto de frecuentes estafas por parte de mafias de mèdicos y dueños de clìnicas inescrupulosos. Al menos, en un caso, un galeno dominicano Rafael González Pantaleón, debió cumplir varios años de encarcelamiento por haber cometido fraude contra el mismo por varios millones de dólares. Màs recientemente, el paìs sirviò de refugio y escenario de inversiones calculadas en más de tres mil millones de pesos de los hermanos Benìtez, de nacionalidad cubano-norteamericana, sobre los que pesa la acusaciòn de haber estafado al Medicare en más de 110 millones de dólares.
Lejos de nuestro ánimo inculpar por anticipado al senador Williams en el aparente delito por el que se le estarìa investigando. Allà como aquì, prevalece el principio jurìdico de la presunciòn de inocencia. Corresponderá en su momento procesal al tribunal apoderado determinar su inocencia o culpabilidad.
Pero este caso en cambio, destapa por nueva vez una pràctica muy extendida y condenable y es el ausentimo reiterado a sesiones de que hacen gala muchos legisladores. Williams es uno de ellos, al que se le atribuye ser un faltante crònico. En su defensa, el senador por San Pedro que ejerce su profesiòn muy lucrativamente en los Estados Unidos y reside buena parte del tiempo en ese paìs, apela al injustificable argumento de que hay por lo menos otros cuatro de sus colegas que suman mayor cantidad de ausencias que él. Hay que señalar que no obstante estas faltas reiteradas, ello no impide que cobren el total de sus emolumentos religiosamente.
La situación, que tambièn afecta a la Càmara de Diputados, no es de ahora. Se trata de una pràctica repetida de legislatura en legislatura, a lo largo del tiempo y de los distintos gobiernos. En alguna que otra ocasión, cuando la situación se ha vuelto tan generalizada que impide de manera reiterada la integración del quórum, se ha llegado a publicar los nombres de los ausentes como una especie de sanciòn moral. Pero ésta, en la mayorìa de los casos ha resbalado sobre la dura coraza de que estàn revestidos los responsables a quienes parece tenerles sin cuidado el juicio pùblico.
La obligación primaria de todo legislador es asistir a sesiones. Hacer al menos acto de presencia e integrar el quórum, aunque por falta de conocimientos, vocación de servicio o interès no se participe en los debates, ni mucho menos en la redacciòn de leyes. Algunos, sin embargo, ni siquiera eso.
Evidente que se trata de una de las tantas inconductas que en nuestro paìs transcurren sin sanciòn, como tambièn ocurre al evadir la declaraciòn jurada de bienes, o peor aùn falsearla bajo juramento, cuando lo cierto es que tanto en un caso como en el otro, procederìa al menos la retenciòn de sus sueldos. Penosamente son otras de las tantas formas de corrupción y demostraciones de la impunidad de quienes van a las posiciones pùblicas sin el menor ànimo de cumplir con las obligaciones que conllevan su desempeño.
2009-01-15 16:51:58